Cuando tuvimos la ocasión de pasar varios días en los estudios de Massive Entertainment en Malmö asistiendo a charlas acerca de cómo se había desarrollado 'Star Wars: Outlaws', dos cosas nos quedaron claras: estábamos ante un juego de la franquicia galáctica que no renunciaba a los elementos más distintivos de los sandboxes más accesibles de UbiSoft, y su ambientación y enfoque eran sumamente atractivos. Ahora que hemos podido jugarlo, podemos matizar ambas cuestiones, pero esencialmente todo coincide con las expectativas que nos habíamos creado.
'Star Wars: Outlaws' nos lanza a un mundo semiabierto de 'Star Wars' ("semi" porque un universo a tu disposición es mucha tela, incluso para Ubi) donde encarnamos a Kay Vess, una buscavidas que desea escalar posiciones en el inframundo de delincuentes que pululan por la saga, los mismos que zanganeaban por Mos Eisley (cantina que por sdupuesto podremos visitar). Para ello entablará contacto con distintos grupos y cárteles para los que realizará misiones que mejorarán o empeorarán su relación con todos ellos.
Vertebrando el argumento y los encuentros de Kay con un cártel y otro hay una atractiva historia de atraco a un villano, y en la que nuestra heroína recibirá la ayuda de una somera tripulación de buscavidas que está entre lo más atractivo del juego. Hay mucho por rascar en 'Outlaws' más allá de la comprensible decepción inicial que desató la preview de hace unas semanas y que arrojaba una impresión muy limitada de lo que oculta el juego. La ambientación y el retrato del submundo de delincuentes de 'Star Wars' está entre lo más atractivo, y ahora entraremos en ello, pero antes comentemos qué tiene 'Outlaws' de juego prototípico de Ubi y cómo eso le afecta.
Un juego de UbiSoft
Es cierto que a veces el juego de Massive Entertainment va demasiado sobre raíles y muchos niveles están diseñados con cierta pereza. Son incontables las fases de infiltración en las que nos adentramos en túneles, conductos de ventilación, hangares vacíos y almacenes llenos de cajas, y que podrían pertenecer a cualquier otra aventura de ciencia ficción al uso. Aunque 'Outlaws' limita con muy buen juicio (una de sus grandes virtudes) sus escenarios, permitiéndonos movernos solo por cinco planetas, los niveles de relleno existen, y nos infiltraremos en cuevas llenas de cornisas amarillas, iconos de gancho y laberintos perezosamente lineales.
Pero cuando el juego acierta en su enfoque sandbox, acierta de verdad. Los distintos planetas en los que se desarrolla el juego tienen una ambientación que rivaliza con los mejores videojuegos de la franquicia, y además con un estilo poco visto, ya que aparte de grandes espacios abiertos, acudiremos a las tabernas, los locales de apuestas, los antros donde se reúnen los delincuentes al margen tanto de los rebeldes como del Imperio (de hecho, Vess recibirá ofertas para unirse a los rebeldes, y preferirá moverse por sus propios intereses, aunque está claro de qué lado está su ética).
Estamos ante una historia sencilla y sin complicaciones, lejos de los grises morales de los 'Watch Dogs' (por no salirnos de las franquicias de Ubi), pero con cierta complejidad técnica. Nos ha gustado cómo salta de una mecánica y una ambientación a otra, sin cortes y dando esa continuidad a una aventura de mil caras a la que deberían aspirar todos los sandbox. El sello de Ubi es, sin duda, lo que acarrea sus principales virtudes (músculo visual, escenarios variados, planetas con personalidad, multitud de detalles muy trabajados -del carisma de las animaciones de Nix a las máquinas arcade jugables-) y sus grandes defectos (algunos niveles de diseño perezoso, detalles por pulir en las mecánicas).
Esto último es lo que lleva a que, por ejemplo, tengamos fases a medio cocer, entre las que destacan algunas de sigilo (con enemigos cuya percepción oscila entre la ceguera total y ver a través de las paredes), los puzles para abrir cerrojos y desbloquear ordenadores (unos de tipo rítmico, otros de adivinación de piezas al estilo 'Wordle', y que cansan rápido) o las fases de combate espacial, sin duda lo más flojo del conjunto. Gracias a un apuntado prácticamente automático de los vehículos rara vez presentan desafíos, y cuando lo hacen es de forma arbitraria y artificial.
Y a todo esto se suma algún bug que otro: puzles que se solucionan solos, enemigos que no nos ven de ninguna de las maneras, alguna que otra muerte arbitraria, caída repentina de la calidad visual, problemas al grabar las partidas... Sin duda, son problemas que se irán resolviendo a base de parches, pero que hacen pensar en que el juego habría llegado mejor un mes después y algo más pulido.
Hay multitud de detalles que convierten a 'Outlaws' en un juego muy notable: de los personajes de los que apenas se ha hablado y que desbordan carisma (la asesina a sueldo que persigue a Kay o el androide ND-5, entre otros) a lo divertido que es, como en cualquier buen sandbox, simplemente explorar (especialmente con el speeder) y dejar que la narrativa emergente genere variables inesperadas.
Posiblemente, los jugadores devotos de los sandboxes más roleros no estarán conformes con lo limitado de las opciones de mejora del personaje, y que aquí se sustituye por un sencillo y accesible pero muy bien diseñado sistema de mejoras: los expertos que nos permiten mejorar nuestras características cumpliendo pequeñas misiones, con la consiguiente diversidad y peligro que supone todo el sistema de progreso. Pero quienes quieran una aventura sin complicaciones y, por una vez, con cero jedis a bordo, les espera un buen puñado de horas inolvidables en 'Outlaws'.
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