Si algo le faltaba a la PlayStation 5 y su complicado desembarco comercial, desabastecimiento pandémico mediante, era un encarecimiento como el que acabamos de ver. Su precio oficial en España ha subido 50 euros tanto en la versión sin lector óptico como en la que sí lo incluye. Un movimiento que Sony ha justificado con las altas tasas de inflación global y las tendencias "adversas" en las divisas.
Las Xbox Series X y Series S, por su parte, conservan de momento sus precios originales, de 500 y 300 euros respectivamente; aunque con unas cifras de ventas globales claramente inferiores, una generación más, a las de Sony.
Inflación oficial y no oficial
No es el primer inconveniente financiero al que tienen que hacer frente los usuarios de PlayStation 5. En primer lugar, anunció que los juegos AAA pasarían a costar 80 euros, una cifra que, si bien no es tan distinta a los de generaciones anteriores si descontamos el efecto de la inflación, y además se había mantenido estática en 60 euros durante PS3 y PS4, deja el precio real más caro que en cualquier generación desde la PlayStation original.
No se veían precios así desde la época de Atari Jaguar, Nintendo 64, Super Nintendo y compañía, cuando los videojuegos eran (recordemos, en términos reales) bastante más caros que ahora.
En ese momento, con una inflación casi inexistente en varias regiones, Sony no se acogió a ella para justificar la subida (pese a los precios estáticos en las dos generaciones anteriores), sino que simplemente habló de la gran calidad y realismo que "cautivaría" a los jugadores como argumento.
La subida de precio de la consola ha llegado precedida de una suerte de subida oculta, la que ha ocurrido por dos factores:
- Escasez cronificada que degeneró en plataformas y tiendas de segunda mano vendiéndola por 700 u 800 euros como única vía para quien quería comprarla durante muchos meses.
- Tiendas que no podían venderla nueva a ese precio pero sí aprovecharon para abusar de los bundles, paquetizando la consola con juegos como única opción de compra en muchos casos, dejando nuevamente precios de 700 u 800 euros a quien quería comprarla en un establecimiento oficial.
Mención especial para Best Buy, que decidió reservarla únicamente a los miembros de su programa especial, que cuesta 200 euros al año.
Este movimiento no llega solo: Apple ya no es que subiese un 35% de una generación a otra el precio del MacBook Air, sino que unos meses antes aplicó otra subida, esta vez sigilosa, al MacBook Air M1. 90 euros más de la noche a la mañana sin que existiese mejora de hardware alguna. Una decisión fruto de la inflación y del cambio de divisas (el euro ya está por debajo del dólar) como la que ha tenido que enfrentar Sony con la PS5. Si ya anticipábamos que tendríamos que armarnos de paciencia para una bajada de precio de PS5 o Xbox Series, la inflación puede estar dinamitando esta esperanza.
Solo que en el caso de la consola, esta subida tras casi dos años en el mercado, por un lado es contraintuitiva para quien permanece ajeno a la actualidad económica (lo habitual era encontrar descuentos o variaciones de la consola más baratas) y por otro lado se suma a una lista de penitencias financieras que ha tenido que pasar el jugador de PS5 fruto, paradójicamente, de sucesos ajenos a la voluntad de Sony. Para vosotros, inflacionistas.
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