Así se paga con un wearable sin contacto

La tarjeta de crédito ha sido, y sigue siendo, una de las formas principales para pagar. No lo digo yo, sin ir más lejos el otro día Apple dijo que en Estados Unidos se movían al año 16.000 millones en movimientos de este tipo. Sin embargo, todo apunta a que en unos años tenga un nuevo relevo. ¿Cuál? Todo apunta a que será el móvil.

En ese proceso de transformación, ha habido muchos proyectos piloto por parte de bancos, gestoras de tarjetas e incluso operadoras móvil por fomentar el cambio y acabar con el plástico. Una de las propuestas más curiosas la tiene La Caixa con su pulsera NFC para sustituir a la tarjeta de crédito. Parece poco útil pero tiene su sentido, hoy la analizamos.

Pagando con solo pasar la muñeca

Acostumbrado a probar en lo que va de año unas cuantas pulseras cuantificadoras, resulta raro ponerse una correa de goma con la que puedo pagar. No es una tecnología nueva ya que se basa en el estándar Contactless que los bancos poco a poco van integrando para sustituir a la banda magnética y a los lectores de chip.

Con las tarjetas solo hace falta pasarla por el lector y al momento la identifica. Rápido, sin necesidad de tener nuestra tarjeta acoplada un lector y sin tener que estar peleando con la banda magnética para ver si funciona bien o no. Con compras de poco valor (menos de seis euros) no hace falta una verificación pero si la cifra es superior se nos pide un código PIN.

Vamos a un sitio donde tienen un TPV con lector contactless. Le explico que voy a pagar con la pulsera que llevo en la muñeca y, aunque sorprendido, acepta. Lo importante es que a él le llegue el dinero. Llega el momento, un movimiento rápido y listo: transacción hecha con éxito.

Sencillo, sin tener que estar sacando la tarjeta del bolsillo ni tener que poner un código PIN (ya que en este caso la compra fue de algo más de cuatro euros). Se trata solo de un prototipo y la experiencia nos ha parecido cómoda pero eso nos plantea dos preguntas que responderemos a continuación.

¿Es seguro pagar así?

A pesar del factor forma tan singular que tiene, su funcionamiento es idéntico al de una tarjeta de crédito y por tanto con las mismas medidas de seguridad. La conexión entre el TPV y el dispositivo que nosotros llevamos se hace de forma inalámbrica a través de ondas que solo se comunican si ambos dispositivos están muy cerca.

Cada tarjeta lleva un código único. No hay dos tarjetas iguales y el cifrado que utiliza es de 128 bits, el más habitual es un triple DES en las contactless. Una vez se ha realizado la lectura, la red es capaz de hacer un chequeo para comprobar que es seguro y no se ha interceptado la comunicación a través de un dispositivo a terceros.

¿Puede alguien intentar robarnos pasando un dispositivo electrónico? Difícil, el contacto tiene que ser muy cercano (el rango teórico es de 5-10cm) y si su objetivo es sacarnos mucho dinero se va a encontrar con un problema ya que las transacciones con algo de volumen requerirán una validación a través de código PIN.

A esto hay que añadirle la información que se transmite con estos datos. En el caso que hemos probado, no se transmite el nombre del dueño de la tarjeta por lo que si alguien interceptara nuestra tarjeta a distancia le faltarían datos para hacer algún tipo de transacción fraudulenta.

No es un sistema infalible pero el hecho de que el contacto sea tan cercano hará que nos demos cuenta rápido. En caso de que lograran quitarnos, digamos, tres euros, siempre podremos cancelar la transferencia dando la orden al banco por lo que al final las probabilidades de encontrarnos con un problema en este sistema de pago son muy bajas.

Eso sí, hay que reconocer que llevar la tarjeta de crédito en la muñeca no es lugar más seguro. En este prototipo, que no deja de ser eso, hemos visto como la pieza de plástico que se encarga de unir la correa no es una maravilla y podría ser fácil perderla. Recalco su naturaleza de prototipo y seguro que La Caixa se plantea hacer un modelo más fiable si finalmente lo saca adelante.

¿Tiene sentido pagar con una tarjeta que llevamos en la muñeca?

Creo que es una de las primeras preguntas cuando vemos la propuesta de la Caixa. ¿Vamos a llevar la tarjeta de crédito tan a mano? No, pero seguramente no la llevaremos mucho más lejos. Algo más guardada, pero muy accesible aún así. Creo que no hemos de quedarnos con si es una pulsera u otro accesorio que podemos llevar puestos.

Si esta fuera su propuesta final no sería descabellado. ¿Por qué? El ejemplo es claro: Disney. Ellos están fomentando el desarrollo de pulseras para moverse por sus parques temáticos: abrir la puerta de nuestro hotel, hacer pagos, acceder a las atracciones… Dentro de un entorno cerrado, y controlado, tiene sentido llevar el método de pago tan a mano.

En ese tipo de situaciones, y adaptada para funcionar no solo como tarjeta de crédito, puede ser una solución a tener en cuenta. Sin embargo, creo una vez más que lo importante no es tanto el formato sino en crear soluciones que sean así de discretas y que podamos llevar en otros dispositivos.

Hemos visto muchos intentos de potenciar el pago contactless y probablemente Apple, por su repercusión y relevancia, sirva de catalizador para agilizar la desaparición de las tarjetas de créditos. No hay que olvidar que ellos despegan de Estados Unidos, un mercado donde tienen la mitad del pastel.

La experiencia con la pulsera de la Caixa ha sido buena. Un pago sencillo, fácil y que funciona a la primera. ¿Lo malo? El factor forma no apunta a que vaya ser definitivo y probablemente no salga de ser un proyecto piloto. Aún así, hay que seguirle la pista porque cada vez son más quienes apuestan por que nos olvidemos de la tarjeta de crédito.

Más información: La Caixa

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