Si el calor del cuerpo humano es energía en movimiento, ¿por qué no aprovecharla para alimentar dispositivos electrónicos? Es lo que se plantearon unos investigadores de la Universidad de Colorado Boulder. ¿El resultado? Un pequeño dispositivo capaz de aprovechar el calor humano para funcionar sin batería.
El dispositivo que han creado es una especie de wearable capaz de "extraer energía del cuerpo humano". Dado que es flexible y modular, se puede aprovechar para ser colocado en cualquier parte del cuerpo y hacerlo todo lo grande que se desee. Es decir, que lo mismo se puede utilizar para dar energía a un anillo que a un reloj o a un sensor en el pecho. De hecho, ya ha habido algún que otro intento en el pasado.
Esta idea no es para nada descabellada. Un cuerpo humano de adulto por ejemplo libera unos 100 W de energía en forma de calor, un portátil normal y corriente necesita alrededor de 65 W. Por lo tanto, podríamos en cierto modo cargar un portátil sólo con la energía que perdemos normalmente. Eso sí, si supiésemos y tuviésemos la tecnología necesaria para aprovechar toda la energía que desprende el cuerpo humano.
Generadores termoeléctricos en la piel
Lo esencial en este dispositivo es que tenga contacto con la piel. A partir de ahí, aprovecha el calor natural de una persona y mediante generadores termoeléctricos convierte la temperatura interna del cuerpo en electricidad. El resultado es alrededor de un voltio de energía por cada centímetro cuadrado de espacio de la piel. Si bien parece poca energía, es suficiente para alimentar a dispositivos de bajo consumo como una pulsera de actividad.
El dispositivo en sí esta compuesto esencialmente por una base hecha de un material elástico sobre el que han colocado una serie de chips termoeléctricos en perpendicular. Desde luego no es discreto y además de ocupar espacio en la superficie, también tiene un volumen importante. No obstante, puede ser un primer paso para dispositivos más pequeños y eficientes.
Lo interesante de este dispositivo es su capacidad para "curarse". Si se rompe por ejemplo en uno de los extremos, basta con apretarlo un poco para que se selle de nuevo en cuestión de minutos. Los investigadores indican que también se puede reciclar fácilmente. Al acabar de utilizarlo se puede sumergir en un líquido especial que separa los componentes electrónicos y disuelve la base elástica.
Vía | Tom's Guide
Más información | University of Colorado Boulder
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