Samsung Gear Sport, primeras impresiones: evolución sin revolución

Un año más, los wearables han sido los protagonistas de la presentación de Samsung en IFA, con el nuevo Gear Sport como el modelo más destacado de todos. Samsung ha renovado su reloj de pantalla redonda con un modelo de línea continuista, aunque con algunas novedades interesantes.

Llama la atención que Samsung ha abandonado la idea de lanzar un modelo clásico y otro más deportivo como hicieron con los Gear S3. Como su propio nombre indica, el Gear Sport se centra en esa vertiente más deportiva, y sus novedades van enfocadas en esta dirección. Tenemos un diseño más estilizado y ligero y, lo más importante: resistencia al agua hasta 50 metros. Durante la presentación en el día de ayer tuvimos ocasión de probar el nuevo Gear Sport, os contamos nuestras primeras impresiones.

Diseño: mejoras sutiles pero necesarias

Como decíamos, el Gear Sport es un modelo continuista y su diseño sigue la misma línea que ya conocíamos, pero con matices que, aunque sutiles, le sientan muy bien. El Gear Sport tiene un diseño más estilizado, su esfera es algo más delgada (11,6 milímetros) y esto contribuye a que el peso se reduzca hasta 50 gramos, siempre sin contar la correa.

Pero el grosor no es lo único que se ha ajustado, la pantalla también se ha reducido ligeramente. Ahora mide 1,2 pulgadas, una diferencia de 0,1 pulgadas con el modelo anterior. De nuevo un cambio muy sutil pero que es bienvenido; la experiencia de uso no se ve afectada y el reloj resulta más cómodo. Además, sienta mejor, sobre todo si tienes la muñeca pequeña.

Otro de los cambios que afecta al diseño es que ahora las correas intercambiables son de 20 milímetros, por lo que se pueden usar correas estándar. Aquí he de destacar que, a pesar de ser un reloj enfocado al deporte, el diseño no es excesivamente deportivo y se puede combinar fácilmente con distintos estilos. Por cierto, la esfera estará disponible en negro o azul.

Resistencia al agua hasta 50 metros: la gran novedad del Gear Sport

Hay más novedades a nivel de diseño, pero la más importante no se ve a simple vista. Hablamos de la resistencia al agua. El Gear S3 tenía el certificado IP68 pero Samsung recomendaba no usarlo para hacer natación. Esto ha cambiado en el nuevo modelo y ahora se puede sumergir hasta 50 metros de profundidad, una novedad que abre la puerta a la monitorización de actividades acuáticas.

Obviamente no pudimos poner a prueba esta mejora, pero sí vimos que hay funciones de software que la acompañan. Ahora, entre las actividades que podemos registrar se encuentra la natación. Destacar también que al empezar la sesión de natación, el reloj bloquea la pantalla para que no se produzcan pulsaciones accidentales al entrar en contacto con el agua. Al terminar, basta con pulsar el botón lateral durante dos segundos para que la pantalla táctil vuelva a activarse.

Hablando de resistencia, el Gear Sport también cuenta con el certificado militar MIL-STD-810G, por lo que también gana resistencia ante golpes y otras agresiones externas, aunque esto tampoco lo pusimos a prueba.

Experiencia Tizen con un perfil técnico que nos suena

Decíamos que el registro de sesiones de natación es una de las novedades que encontramos en el software del Gear Sport, y también la única más destacable. Samsung sigue apostando por el sistema Tizen y la interfaz que ya conocíamos por versiones anteriores. Tenemos el launcher de aplicaciones con ese diseño circular tan característico, el selector de esferas con nuevos diseños y otros elementos característicos como el menú de Ajustes rápidos.

Sobe el manejo, Samsung sigue fiel a la corona giratoria como principal control para movernos por la interfaz, una solución que resulta bastante cómoda ya que nos evita tener que estar pulsando la pantalla constantemente. También cuenta con dos botones físicos en el lateral derecho.

Igual que anteriores modelos Gear Sport monitoriza nuestro ritmo cardíaco, cuenta pasos y permite establecer metas de salud y deporte a través de la app de S Health, también cuando no hay conexión. Además, puede usarse como mando a distancia para controlar otros dispositivos IoT de Samsung o como control para presentaciones.

Si nos fijamos en el perfil técnico, tampoco hay cambios notables con respecto a la generación anterior. Tenemos mismo procesador, misma RAM y 4 GB de memoria. Durante nuestras pruebas hemos notado un funcionamiento muy fluido, aunque hay un detalle que sí cambia y que esperamos poder probar a fondo en nuestro análisis a fondo: la autonomía.

Con muchos móviles sucede que al reducir el grosor, la capacidad de la batería se ve afectada. Lo vimos con el Galaxy Note 8 y con el Gear Sport también sucede al similar. El nuevo modelo cuenta con una batería de 300 mAh, 80 mAh más pequeña que la del Gear S3. Habrá que esperar a probarlo a fondo, pero de momento Samsung asegura que la autonomía sigue siendo la misma.

Samsung Gear Sport: una renovación acertada, aunque demasiado tímida

En la tabla comparativa queda claro que los cambios con respecto al dúo Gear S3 son bastante sutiles y se enfocan principalmente en el diseño. Samsung se ha centrado en perfeccionar y estilizar el diseño que ya venían usando en modelos anteriores en lugar de apostar por un cambio radical y personalmente creo que es la decisión más acertada. También destaca el cambio de estrategia al pasar de dos diseños a un único modelo más enfocado al deporte, pero sin renunciar a un diseño más combinable con correas intercambiables.

La llegada de la resistencia al agua es sin duda la novedad más destacada, un camino que ya han tomado otras como Apple con el Watch Series 2. Sin embargo, no deja de ser una mejora menor sobre el modelo anterior que sólo tiene sentido en el caso de querer usarlo como monitor para entrenamientos de natación. Aquí no podemos evitar ver un reflejo de la situación actual de los wearables, esos dispositivos que llegaron como la gran revolución hace apenas unos años pero ahora parecen haber tocado techo.

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