Yo hacía deporte antes de los cuantificadores, pero no tanto

Los cuantificadores llegaron a nuestras vidas y parece que para quedarse. Nunca un gadget tan pequeño nos incitó tanto a movernos. Esa es la verdad, medir nuestro ejercicio físico o actividad diaria nos gusta y motiva a que nos levantemos del sofá.

Lejos de esperar milagros, un cuantificador es un buen recurso para aquel que quiere empezar a ponerse en forma. Un aliado que nos dirá qué hacemos a lo largo del día y nos motivará a superarnos. Además, tenemos donde elegir después del crecimiento de este sector. Incluso para los que hacemos deporte a diario, un cuantificador puede resultarnos útil.

Si lo cuantifico, mi ejercicio físico existe

El ser humano es curioso por naturaleza y que un cuantificador nos diga cuántos pasos o escaleras subimos a lo largo del día, es algo que nos agrada a todos. La mejor forma de hacernos una idea de la magnitud de algo es medirlo y en ejercicio físico es algo muy representativo.

Puedes salir todos los días a andar, pero cuando comienzas a contar los kilómetros que recorres, las calorías que quemas o los pasos que das...ese ejercicio físico es más tangible y digamos que existe o cobra vida. Más, si tenemos la posibilidad de compartir esos datos en redes sociales y que otros vean cómo de activos somos.

Cuantificar motiva a moverse más, superarnos es un reto

Yo siempre digo que el gran mérito de los cuantificadores no son sus características técnicas o su diseño cada vez más pulido. El gran mérito reside en hacer que muchas personas se motiven a hacer ejercicio, algo que no es nada fácil. Digamos que un cuantificador es un elemento motivador en potencia.

Si hay algo que nos gusta desde siempre y que va con nuestra condición humana es la superación. Si hoy he hecho cinco kilómetros andando, seguro que mañana querré superarlo. Si he subido cien escaleras, mañana subiré diez más. Somos así, nos gustan los retos y los cuantificadores nos arrojan uno a diario: ¿serás capaz de hacer más hoy?

Si hacemos ejercicio y no lo cuantificamos, digamos que cae en el olvido. No tenemos una referencia donde fijarnos o comparar. El simple hecho de tener un dato que nos recuerde cómo de activo estamos siendo o hemos sido el día anterior, es suficiente para crear un estímulo a movernos.

El valor de los datos: entre el entrenamiento y el juego

Es muy útil conocer los datos de nuestros entrenamientos o actividad física diaria. En base a ellos podemos organizar una progresión que nos permita mejorar nuestra forma física. También es un modo de llevar un diario de entrenamiento, donde día tras día y semana tras semana podemos tener una idea muy gráfica de cómo vamos.

Pero, además del simple hecho de tener un dato en bruto, el valor añadido de los cuantificadores es tratar esos datos a modo de juego. Es divertido que nos den premios virtuales por kilómetros recorridos, pasos dados o hacer un ranking con nuestros amigos para ver quién se "machaca" más. El ejercicio toma un tinte de juego, no de obligación y eso es un punto muy a favor y que no tenemos en otros dispositivos más profesionales tipo pulsómetro.

En este sentido, los cuantificadores lo han hecho muy bien, aunando datos de entrenamiento con diversión y juego. No solo contar qué hacemos a lo largo del día, sino darle un significado a esos datos y mezclarlos con diversión y un ambiente lúdico.

Las sombras de los cuantificadores

No todo es perfecto en la nueva era de los cuantificadores. Depender de "otro" gadget más para hacer deporte, junto al móvil, mp3 o pulsómetro, quieras o no, es un lastre. A los que entrenamos a diario y conforme nos tomamos el ejercicio más en serio, nos van sobrando aparatos y este, al menos a la hora de entrenar, sería prescindible. El resto del día sí que es más interesante.

Por su sencillez, el cuantificador sobra cuando entrenamos en serio pero nos mantiene motivados el resto del día

Aunque el diseño y el esfuerzo por hacerlo más invisible son cada vez mejores, todavía no creo que sea un gadget que muchos usaríamos a diario durante largos períodos de tiempo. Por ahora se queda en el corto-medio plazo. Podemos estar unas semanas, pero llevar una pulsera o similar con nosotros siempre, eso todavía no lo han logrado.

Para los que estamos acostumbrados a querer más datos del entrenamiento y utilizamos pulsómetros, los cuantificadores se quedan cortos en calidad de la información. Sin contador de pulsaciones (el Pulse lo tiene ya pero hay que colocar el dedo y no es algo directo), el cuantificador se queda cojo y algo impreciso al contar calorías o al saber a qué intensidad hemos hecho el ejercicio en cada tramo del día.

El tener que utilizar un código visual para ver la información en pantallaa o depender directamente de la aplicación móvil, puede ser otro punto en contra para los que nos gusta ver "in situ" la información de la actividad física.

El futuro de los cuantificadores: especulemos

Para mí, el futuro de los cuantificadores pasa por la integración con otros dispositivos. No acabo de verlos crecer como dispositivo en sí. De hecho, ya estamos viendo como el iPhone 5s aprovecha un chip para analizar los movimientos. Si hay algo que siempre llevamos encima es el móvil, perfecto para hacer de espía de nuestros movimientos.

Un reloj también podría ser una buena solución de integración, teniendo así una pantalla donde ver los datos en tiempo real. O incluso podemos especular con tecnología vestible, algo más sutil y discreto que podamos llevar como prenda de vestir y que, en un futuro, pueda cuantificar tambien datos biológicos tipo pulsaciones.

Y, sin duda, y con lo que a mí se me hace la boca agua, es imaginar un futuro de la cuantificación como Airo, un prototipo que puede medir hasta la cantidad de nutrientes que ingerimos con las comidas. Se me antoja harto complicado que podamos tener algo así en un corto plazo, pero sin duda haría las delicias de los amantes de la cuantificación.

Imágenes | Marisa McClellan, Talie-Orfée Després

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