En la era digital, Japón ha convertido las agendas de papel en un fenómeno de masas gracias a una palabra: Hobonichi

  • Las Hobonichi Techo se han convertido en un fenómeno internacional con millones de ventas

  • La clave: sus agendas se ofrecen como herramientas para algo más que la gestión personal del tiempo

Las doce campanadas de Nochevieja son probablemente el símbolo más claro, identificable y preciso de un cambio de año; pero en realidad la transición es mucho más gradual, se extiende más allá del 31 de diciembre y llega acompañada de sus propios rituales. Año nuevo supone calendario nuevo. propósitos nuevos (o no). Poner el contador a cero en muchos aspectos, como el de las libranzas en la empresa. Y también, por supuesto, un cambio de agenda. Cuando les toca plantearse esto último a cada vez más gente, dentro y fuera de Japón, les viene una palabra la mente:

Hobonichi.

¿Qué son las Hobonichi? Agendas japonesas. Agendas japonesas especiales, eso sí. Tanto, que si echas un vistazo a algunos de los ejemplos que circulan por las redes lo más probable es que te recuerden a cualquier cosa menos a una agenda. Esa identidad propia ha permitido a sus creadores tres cosas.

Primero, destacar en el hiper saturado mercado de las libretas personales. Segundo, vender millones de copias en medio planeta a precios elevados. Y tercero y más sorprendentemente, impulsar un producto cuyas funciones hoy puede cubrir sin problemas cualquier smartphone.

El nombre exacto de las agendas es Hobonichi Techo, las diseña y fabrica una empresa nipona con el mismo nombre (Hobonichi Co.) y hoy presumen de tener usuarios repartidos por un centenar de países y haber vendido más de diez millones de copias. Solo de la edición de 2023 se comercializaron unos 820.000 ejemplares.

¿Y cómo son? En realidad no hay una sola agenda Hobonichi. Cuando se lanzaron, en 2001, la compañía creó un modelo que ha pasado a conocerse como 'Original', con una página reservada para cada día de la semana en A6; pero desde entonces ha ido probando con nuevos formatos. Hoy su catálogo se completa con modelos como 'Cousin', 'HON', 'Weeks' o 'Planner'. Cambian los tamaños de las páginas, el espacio que el fabricante deja para escribir en ellas o la posibilidad de quitar y poner fundas con diferentes diseños.

¿Qué diferencias hay? Además de la decoración o cuestiones puramente estéticas, entre unos modelos y otros pueda variar también una cuestión clave: el enfoque organizativo. Es decir, cómo quiere el usuario organizar sus tareas.

La Hobonichi Techo 'Original' tiene una página para cada día del año, pero eso no es así en todas las versiones. Las 'Weeks' tienen un diseño totalmente distinto: si la abres al azar verás que en la página de la izquierda hay un planning semanal y en la de la derecha un espacio para las anotaciones del día.

Agendas para un lustro. En su catálogo incluso hay un modelo, el '5-Yer Techo', pensado para gente que quiera planificarse a cinco años vista o comprobar cómo evoluciona vida. ¿Cómo? Si la abrimos al azar veremos que en la página de la derecha hay un amplio espacio para notas, pero en la de la izquierda nos encontramos el día de la semana por quintuplicado: un recuadro, pongamos, es para el 3 de enero de 2025, el que tiene inmediatamente debajo para el 3 de enero de 2026 y los tres restantes para el mismo día de 2027, 2028 y 2029.

Bueno, bonito, barato. En su web la compañía presume de usar un papel especial, una encuadernación cosida con hilo y su diseño cuidado, pero comprar una Hobonichi no sale barato. Sobre todo si queremos las más elaboradas. La Hobonichi Techo original en edición inglesa cuesta en la página del fabricante 25 euros y 43 la 'Cousin' en inglés con páginas A5. El abanico es sin embargo muy amplio e incluye también productos con cubiertas personalizadas que pueden hacer que la agenda pase fácilmente de 100 euros.

Aunque pueden encontrarse en portales como Amazon y versiones en AliExpress, quienes quieran echarles un ojo y comprarlas en España no lo tendrán fácil. En la web de Honobichi se identifica un solo punto de venta físico en todo el país, Papelería Entropía, en Barcelona. No es extraño en la marca. En Francia, Países Bajos, Alemania o Italia también señala un único punto de venta. En su web Entropía tiene un catálogo amplio, en variedad y en precios: van de los 33 a los 225 euros que cuesta una 'Cousin A5' de piel. El abanico de precios entre las tapas también es extenso.

¿Qué tienen de especial? Cuestiones estéticas aparte, las Hobonichi Techo tienen mucho en común con las agendas que podemos encontrar en la mayoría de papelerías: hojas cuadriculadas con diferentes formatos de organización, frases a pie de página, calendarios, tapas más o menos decoradas y resistentes… Lo que las ha hecho diferenciarse es en gran medida la comunidad que han generado a su alrededor y la absoluta libertad con la que las usan sus dueños.

Eso y la imagen fomentada por la propia compañía, que presenta sus agendas como algo más que simples herramientas de gestión del tiempo y mejora de la productividad. Sin renunciar a esos usos, Hobonichi desliza otros: presenta sus libretas como espacios íntimos de expresión creativa y recreación personal.

La compañía insiste en que sus agendas están pensadas para que cada usuario "las use como quiera, con total libertad". "Puedes llenar las páginas con planes, notas y borradores, trabajo y diversión, cualquier cosa sobre ti, recopilándolo todo en un solo libro", destaca la empresa. El concepto: una página, un día. A nivel profesional o académico, pero también vital, lúdico.

Una agenda, un diario. Y como siempre se entiende mejor una imagen que una larga explicación por escrito, Hobonichi incluye en su web una "guía de uso" repleta de páginas a medio camino entre la agenda profesional y el diario profesional. Hay notas, pero también fotos, dibujos, esquemas, recuerdos y gráficos. La propia compañía anima a utilizar sus agendas con diferentes usos: un álbum en el que pegar recuerdos, un libro de cuentas, un espacio para la recreación fandom, un diario o un cuaderno de crianza.

El mensaje lo completa con otros dos ganchos. El primero es el de la agenda como complemento estético. Las Hobonichi no se presentan como agendas sin más, una libreta funcional. En cierto modo son accesorios, "adornos". De hecho incluso permitir comprar fundas personalizadas. El segundo es la fascinación que suscita la cultura nipona fuera de Japón. La empresa es consciente y en cierto modo saca partido de sus raíces. Entre los diseños de sus agendas, incluye referencias icónicas a su cultura y el manga.

¿Le funciona? Las cifras son elocuentes. La primera Hobonichi Techo se lanzó en 2001 y desde entonces la empresa ha sacado ediciones en japonés, inglés y chino y ha llevado su producto a decenas de países. En 2023 presumía de que en solo cinco años sus ventas y circulación internacional se habían más que duplicado y calculaba que de la edición de 2023 se habían vendido 820.000 copias. En redes sociales pueden encontrarse también un buen puñado de menciones e imágenes compartidas por los usuarios.

En TikTok el hashtag #hobonichi suma alrededor de 23.100 publicaciones, #hobonichiweeks 9.000 y #hobonichitecho 6.700. La Japan America Society of Houston (JAS) recuerda que tras vender millones de unidades en Japón, en 2012 las agendas estrenaron su primera edición en inglés y han logrado expandirse hasta inspirar páginas de Tumblr, protagonizar hilos en Reddit y ganar terreno en redes. En 2021 la JAS contabilizaba ya más de un millón de publicaciones sobre las peculiares agendas solo en Instagram.

Una agenda con historia. Sus creadores también han sabido diferenciarse como empresa. Hobonichi no se presenta como el producto de una compañía convencional, sino como la creación personal Shigesato Itoi, un ensayista y diseñador que está detrás de Hobo Nikkan Itoi Shinbun. Además presume de que ha llegado a ser lo que es hoy siguiendo los consejos de los usuarios.

En un mundo cada vez más digital y en el que ya no hay smartphone capaz de cubrir con creces las funciones de cualquier agenda de papel, Hobonichi ha logrado hacer algo difícil: poner en valor lo impreso, lo físico, entroncando con la "cultura techo" de Japón, centrada precisamente en el placer de documentar y planificar la vida. Como recuerdan desde JAS, en gran medida su enfoque se apoya en un viejo proverbio budista: "Todos los días son buenos".

Imágenes | Doing (Flickr) 1, 2 y 3 y Hobonichi Techo

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