A mí si un cacharrito no me enamora, no lo uso. Esto es así. Puede ser una relación tórrida de una noche o un amor de esos que no acaban pero si no me apasiona, lo acabo dejando de lado con la colección de bisutería demodé que me regalan mis amigos. Cada uno tiene su historia y hoy os voy a contar lo que me ha pasado con un tablet. ¡Es una historia tan bonita!
Veréis, mi novia (informática, con sus gafitas de nerd) me regaló un tablet para mi cumpleaños. “Así podemos hablar por Telegram y ver contenido por streaming con Plex” me dijo con su vocecita friki, no sabía qué quería decir pero me pareció adorable. Yo la quiero mucho y como el Sony Xperia Z3 Tablet Compact que me había regalado eran tan cuqui y estiloso, decidí darle una oportunidad. Esta es nuestra historia.
Primera etapa: conocer a mi nuevo tablet
Saco el tablet de la caja y lo primero que me pide es que meta una cuenta de correo. Pongo los datos de mi cuenta en iCloud y no funciona. ¿Será posible que este dispositivo no se sincronice con mi iPhone? Yo pensaba que todos lo hacían. Mi novia me explica, con una sonrisa de oreja a oreja, que no es así. Entonces, le meto una cuenta de correo de Google que no utilizo y empiezo a configurarlo.
Durante esta primera fase nos estamos conociendo todavía. La interfaz es rara y no hay tantos iconitos ni cucadas como en el iPhone. Intento que me guste y empiezo a instalar aplicaciones que ya tenía en el el teléfono. “Es como un teléfono pero en grande” rumio mientras busco apps para ponerle marcos a mis fotos. Aprovecho también para descargar un diccionario en inglés porque, caray, uno nunca conoce suficientes palabras para poner hashtags en Instagram.
Según pasan las horas le voy cogiendo cariño. Parece que no es solo bonito por fuera, puedo hacer muchas cosas con él y aunque algunas aplicaciones de Android son feúchas (ya me avisaron mis amigos que esto es de pobres) me va gustando y cada vez lo uso más. Ay ¿me estaré enamorando?
Segunda etapa: comienza el romance
El día que descubrí que podía leer mis revistas de moda y de lifestyle en el tablet fue cuando me enamoré de él. Qué alegría poder leer a mis ego bloggers favoritas. Bueno, leer igual es mucho decir pero ya me entendéis: puedo ver sus fotos sin tener que dejarme los ojos en la mini pantalla de mi teléfono móvil. ¡Qué maravilla!
Además empecé a utilizar Telegram. Es como Whatsapp pero puedo usarlo desde cualquier cacharrito. Ahora no necesito tener que estar sacando el móvil cada dos por tres para ver mis grupos de fashionistas en Whatsapp. Bueno sí, tengo que seguir haciéndolo porque ellos siguen ahí dale que te pego y resulta difícil sacarles de ahí a pesar de decirles que tienen que ser “early adopters” como yo.
Qué maravilla poder sentarme cada mañana a desayunar y leer Twitter o ver a los guapos de Xataka TV intentando explicarle a alguien como yo la tecnología más punteras. Son muy frikis pero son tan monos cuando empiezan a decir palabras que no conozco. Ay. Lo tengo que confesar, me he enamorado localmente de este tablet.
Tercera etapa: sí, estoy enamorado de él
Nuestro amor crece y cada día aprendo una cosa nueva con él. Una aplicación para enviarme notificaciones del tablet al ordenador o el Plex ese que me decía mi novia, mucho más cómodo que YouTube para ver pelis y series. No puedo desprenderme de él y va conmigo a todos los sitios.
Ella me mira mal y dice que desearía ser tablet, al menos un momento. Creo que está un poco celosa pero se le pasará. Somos inseparables (BFF) y nuestro amor crece cada día. ¡Qué cacharrito tan útil! Jamás pensé que un hombre podía sentir esto por un pedacito de tecnología.
Cuarta etapa: la dulce pero segura estabilidad
Somos como uña y carne, aunque debería decir como mano y tablet. Me llevo el tablet a todos los lados y como tengo un modelo 4G cada vez uso menos el iPhone. En esta pantalla tan grande puedo hacer de todo e incluso fotos. La gente me mira mal cuando levanto los brazos y pulso el botón de la cámara. Yo sé que es pura envidia.
Desde que me levanto hasta que me acuesto, cada día aprendo algo con él y nuestra relación está más que afianzada. ¿Qué puede salir mal? Pienso durante un momento. En ese momento no lo sabía pero ya me lo advirtieron: “Una vez pruebas la tecnología, siempre quieres lo más nuevo y trendy.”
Quinta etapa: el amor se pierde de tanto usarlo
Mis amigos tienen razón, el amor se pierde entre los dos. Un día me dio por comprarme un nuevo teléfono de Samsung que con su palito además de chuli me permite hacer garabatos de diseños para luego compartir con mis amigos. El tablet ya no me parece tan bonito y, creo, que lo nuestro se está perdiendo.
Está bien, sí pero la pantalla Full HD no me llena como antes, necesito más píxeles por pulgada. No sé para qué pero he leído que es la próxima tendencia y que ocho núcleos "is the new black". Sigue funcionando bien y es tan bonito pero…ya no es el mejor. ¿Qué pensarán mis amigos cuando me vean con una pieza de tecnología tan anticuada? No puede ser.
Sexta etapa: es hora de vernos con otros
No puedo seguir mirando al tablet a los ojos. En unos meses cuando en la pasarela de los cacharritos de Barcelona presenten los modelos nuevos sé que el mío ya estará anticuado. Necesito renovarme y he oído que los híbridos podrían ser la próxima moda. ¿Un tablet que se puede utilizar como portátil? Mh…Interesante, aunque me pregunto si Apple hará uno.
Me voy preparando y le susurro a mi tablet que es hora de vernos con otras personas. Bueno, él sí. En unos minutos se irá con mi primo de ocho años y será una pantalla más para ver vídeos de Pepa Pig, lo que no sabe este chiquitín es que a mi tablet siempre le ha gustado más Lovely Pepa. Me despido de él con dolor pero con la serenidad de saber que he hecho lo correo. Nuestra relación se ha terminado.
Séptima etapa: adiós al amor
De vez en cuando veo a mi primo con el tablet y cómo juega con él. Sé que ahora son felices pero tengo que aceptar que el amor entre los dos se ha apagado por completo. Mi búsqueda por “the next big thing” continúa y es hora de localizar cuál será la próxima gran bomba. He leído que Apple tiene listo un reloj muy cuqui para el año que viene. Sí, ya tengo un nuevo cacharrito al que amar.
Imagen | Drone-5
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