Llevamos años metiendo todos los ultraprocesados en el mismo saco alimentario. La realidad es más compleja

  • Los ultraprocesados no son necesariamente nocivos para nuestra salud, depende de sus nutrientes

  • Carnes, lácteos y bebidas azucaradas, entre los más nocivos

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Los ultraprocesados se han convertido en una parte ineludible de nuestra dieta en el mundo desarrollado. Y su presencia también avanza en países en desarrollo. Estos alimentos suelen verse como poco o nada beneficiosos para la salud, pero entender hasta qué punto lo son puede ser más complicado de lo que parece.

Crecimiento modesto. Un nuevo estudio ha analizado la relación entre consumo de alimentos ultraprocesados y mortalidad. Tras analizar una cohorte de más de 100.000 participantes, el equipo responsable del estudio concluyó que el consumo de estos alimentos estaba relacionado con un aumento de la mortalidad, pero se trataba de un crecimiento modesto.

Es más, este crecimiento tendía a desaparecer cuando se consideraba la calidad dietética general de los participantes. El estudio señalaba también que los ultraprocesados cárnicos y de pescado, bebidas azucaradas, postres lácteos y desayunos ultraprocesados eran los alimentos que tendían a elevar las cifras de mortalidad en la población estudiada.

Más de 100.000 participantes. El estudio se realizó a partir de datos compilados a lo largo de 34 años en dos cohortes con 74.563 mujeres y 39.501 hombres en total, todos profesionales del sector médico de los Estados Unidos. Durante el tiempo del estudio (1984-2018 o 1986-2018 según la cohorte) se registraron 48.193 fallecimientos entre estas cohortes.

Una correlación positiva. Los resultados del análisis indicaban una correlación positiva entre consumo de ultraprocesados, pero el panorama que dibujan es algo más complejo. En el caso de carnes, pescados/mariscos, la relación entre consumo y mortalidad era consistente y robusta, con ratios de riesgo que oscilaban entre 1,06 y 1,43.

Los ratios superiores a 1 en ambos extremos del intervalo de confianza indican una relación positiva entre los dos factores. Este era también el caso de las bebidas edulcoradas, postres lácteos y desayunos ultraprocesados.

Sin embargo las asociaciones perdían consistencia cuando se dividía a los participantes en función de la calidad de su alimentación en general. Los detalles del estudio fueron publicados en un artículo en la revista BMJ (British Medical Journal).

Alcohol y tabaco, también en el mix. La dieta general de los participantes era solo uno de los factores que aparecían vinculados a las variables de interés. Algo parecido ocurría con el con alcohol y tabaco.

Al incluir las bebidas destiladas en el grupo de los ultraprocesados la correlación entre este y la mortalidad crecía. Además, tanto el alcohol como el tabaco tenían el efecto de “intesificar” el riesgo entre quienes consumían más ultraprocesados.

¿Qué se puede concluir de todo esto? El equipo responsable del estudio concluye que es necesario ser cuidadosos a la hora de introducir estos alimentos en nuestra dieta o en las recomendaciones dietéticas, ya que pueden causar detrimento en nuestra salud. Su consumo debe ser limitado, pero atendiendo a las características de cada alimento y no de forma categórica.

Harán falta más estudios aún para comprender mejor los efectos de estos alimentos. Estudios que no entiendan esta categoría tan variopinta de alimentos como una sola sino que profundicen en los distintos tipos de ultraprocesados y en los valores nutricionales y riesgos de sus ingredientes y aditivos.

Cautela en las medidas. “Queremos rectificar esta percepción errónea de que todos los productos ultraprocesados deberían ser restringidos universalmente”, señala el equipo. Proponen como ejemplos países en los que se han implementado programas de incentivos de compra de alimentos saludables. Estos programas incluyen restricción de anuncios dirigidos a la infancia, etiquetado informativo y la introducción de impuestos en bebidas edulcoradas.

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Imagen | Moira Nazzari en Pixabay

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