Parecía que el libro electrónico iba a revolucionar el segmento editorial, pero su impacto se ha visto reducido por diversos motivos tanto económicos (impuestos en el caso de nuestro país) como por el hecho de que muchos simplemente no creen que la experiencia de lectura sea tan válida, enriquecedora o útil como la que ofrece un libro impreso.
Naomi Baron, una profesora de linguística en la American University ha realizado un estudio en el que encuestaron a más de 300 estudiantes universitarios en Estados Unidos, Japón, Alemania y Eslovaquia, y en sus resultados queda claro que el libro en papel de toda la vida sigue siendo el absoluto referente sobre todo cuando se trata de lecturas "serias".
Muchos factores a favor del libro físico
Al darles la opción de elegir su medio favorito de lectura -libros impresos o lectura en smartphones, tablets, lectores de libros electrónicos o portátiles- un aplastante 92% indicó que se concentran mejor cuando esa experiencia de lectura se realiza con un libro impreso.
Según el estudio hay dos factores que ponen en desventaja al e-book. El primero, que los usuarios se distraen más fácilmente de la lectura. El segundo, que a algunos usuarios les provocan cansancio e incomodidad al leer continuamente en la pantalla. Pero no solo es eso: para otros terminar un libro físico ofrece una sensación de haber conseguido algo que nos gusta recordar al ver el libro en la estantería. Por no hablar de los que buscan sensaciones más personales como el hecho de "oler" los libros físicos.
También se hablaba de la capacidad de retener los datos una vez leídos en soporte físico o en digital. Aquí hay estudios que apuntan a que los resultados son similares, pero hay aspectos que mejoran esa experiencia como el hecho de que según el estudio "la gente es más propensa a releer un libro si lo tienen en copia física".
El avance de los libros electrónicos a menudo se asocia al menor coste de esto respecto al libro físico, algo que se asocia también con el respeto al medioambiente, pero Baron se pregunta si los lectores de libros electrónicos acaban reciclándose y de qué manera. De hecho, apunta, un libro físico usado que pasa a otro usuario (en reventa o en préstamo) "no reporta beneficios a la editorial o al autor, pero logran otro lector y no se está cortando otro árbol. El coste es menor, y si se va una tercera generación de lectores el coste es todavía menor".
Vía | NewRepublic
En Xataka | Las editoriales en España y su amor-odio por el libro electrónico
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