Uno de los ordenadores más vendidos de toda la historia no es un ordenador convencional. Se trata de la Raspberry Pi, un miniPC que en sus distintas versiones ha logrado vender alrededor de 20 millones de unidades.
Los amantes de este singular dispositivo llevan tiempo esperando por un salto singular y menos evolutivo en su configuración hardware, y aunque no hay apenas detalles de lo que será la Raspberry pi 4, parece claro que se tratará de un modelo muy especial. Esto es lo que sabemos y lo que esperamos de un producto que ha cambiado (un poquito) el mundo y para el que, eso sí, podríamos tener que esperar aún.
Más de un año esperando (y lo que nos queda)
El propio Eben Upton, creador de las Raspberry Pi, nos confesaba a principios de 2018 que aún quedaba más de un año para que pudiéramos ver la Raspberry Pi 4, pero poco después, en abril de 2018, lanzaba la Raspberry Pi 3 Model B+, una versión ligeramente mejorada de su antecesora.
Las mejoras a ese modelo eran ciertamente llamativas tanto en conectividad (WiFi de doble banda, soporte PoE) como en potencia, con una versión algo forzada de su procesador, pero salvo por esos cambios apenas hubo novedades a pesar de que la competencia lleva ya tiempo tratando de aventajar a la RPi allí donde sus propios usuarios demandan más: en sus prestaciones, algo anquilosadas ya.
La cosa no cambió cuando en enero de 2019 la Fundación Raspberry Pi presentó el llamado Raspberry Pi Compute Module 3+ (CM3+), una versión adicional de la Raspberry Pi 3 que adoptaba ese formato "industrial" pero que era especialmente importante por el comentario que acompañaba a su lanzamiento.
En las notas de lanzamiento los creadores de estos dispositivos aseguraban que este sería "el último de una familia de productos basados en litografía de 40 nm", lo que dejaba claro que los cambios que esperaban a la Raspberry Pi 4 empezarían por procesadores bastante más eficientes.
Qué sabemos de las Raspberry Pi 4
Lo cierto es que los responsables de la Fundación Raspberry Pi no han dado demasiadas noticias en el ámbito hardware desde entonces, y apenas sí han ofrecido detalles sobre sus próximos proyectos.
No obstante, sí han confirmado que están trabajando en la próxima versión de la Raspberry Pi. Eben Upton habló con Tom's Hardware y confirmó además que se llamará Raspberry Pi 4. "Sería una locura no llamarla así", explicaba.
Además reveló a esta publicación que aún tendremos que esperar algún tiempo a la aparición de este modelo: "no tengo planes para hacer algún anuncio este año. Creo que entendemos más o menos qué conjunto de características queremos y qué supondría llegar a ese conjunto de características. No creo que tengamos aún un plan definido para convertir eso en un producto por ahora". En cuanto a los cambios confirmados, aunque en muchos casos sin demasiados detalles, esto es lo que sabemos:
- Adiós a los 40 nm: habrá cambio de litografía, como ya indicó en el anuncio del Raspberry Pi Compute Module 3+. En la entrevista con Tom's Hardware explicaba que "básicamente hemos alcanzado el máximo de rendimiento para ese nodo de proceso [litográfico". Aunque no se han decidido por el tipo de procesador que lo gobernará, parece que el próximo paso es algún SoC de 28 nm, muy lejos aún de los 7 nm que se manejan en procesadores ARM para móviles. El problema, asegura, es que "en geometrías de proceso más pequeñas se hace más difícil (o al menos más costoso) fabricar entradas que puedan sobrevivir a voltajes de 3,3 V aplicadas a ellas, o salidas que puedan llegar a 3,3V". Puede no obstante que la escala litográfica sea algo más avanzada que los 28 nm, pero una cosa es segura: la mejora en eficiencia y potencia que eso permitirá será sensible. Algunos hablan de los Cortex-A55 como candidatos claros, algo que permitiría mejorar el rendimiento en un 20% de media respecto a las actuales RPi. Nada se sabe del potencial soporte de juegos de instrucciones de 64 bits, por ejemplo
- Precio: este es otro de los elementos clave de la Raspberry Pi 4: durante años estos dispositivos se han hecho famosos por ese precio de 35 dólares que protagonizaban en tiendas, aunque en realidad el precio final pudiera ser ligeramente superior en según qué regiones. Además, para ponerlas en marcha es necesario contar con algunos periféricos como una tarjeta Micro SD o el adaptador de corriente, por ejemplo, y todos ellos van añadiendo pequeños costes al producto final.
- Formato físico: no veremos probablemente cambios significativos en el diseño físico de estos miniPCs que se venden como pequeñas placas "en crudo" que precisamente por eso tienen un encanto especial. Eso sí: ni aumentarán, ni disminuirán significativamente de tamaño, y por ejemplo Upton explicaba que "no me imagino yendo a formatos más pequeños que el de la Raspberry Pi Zero".
- USB-C (quizás): el conector utilizado hasta ahora para alimentar las Raspberry Pi ha sido el Micro USB, pero parece que están considerando seriamente el USB-C aunque nada es seguro. Con él es posible llegar a los 3 A de potencia, algo importante para alimentar más periféricos aunque eso podría generar más disipación de calor. Aún así Upton no lo tiene claro por no ser un conector especialmente protegido y que además es proclive a que la suciedad y el polvo se introduzcan en él.
- Puertos: parece que Upton estaba contento con la selección de puertos de las RPi 3B/3B+, así que podríamos no ver cambios significativos a esos cuatro puertos USB, HDMI, Ethernet y Micro USB para la carga.
Qué esperamos de la Raspberry Pi 4
Por pedir que no quede, ¿no? Bueno, quizás no tanto. Aunque nos gustaría que la futura Raspberry Pi 4 fuera mucho más ambiciosa en todos los apartados, hay que ser coherentes: un ordenador de 35 dólares tiene que hacer muchas concesiones.
Aún así no está de más tener en cuenta que en estos años la tecnología ha avanzado enormemente y es posible acceder a chips y componentes mucho más avanzados que cuando apareció la primera RPi y hacerlo a costes reducidos. Eso nos hace pensar que nuestra particular "carta a los reyes magos" no es tan difícil de cumplir.
De hecho estamos viendo cómo en el mercado aparecen alternativas que precisamente dan una idea de lo que podríamos esperar en este ámbito. Una de ellas es por ejemplo la Rock Pi 4, basada en una CPI Rockchip RK3399 hexa-core con dos núcleos ARM Cortex-A72 a 1,8 GHz y cuatro núcleos ARM Cortex-A53 a 1,4 GHz. Existen versiones de 1 GB (39 dólares), 2 GB y 4 GB de RAM LPDDR4 (esta última cuesta 75 dólares), y la GPU es una ARM Mali-T860 con soporte DX11, Vulkan 1.0, y Open CL 1.2.
Además tenemos cuatro puertos USB 3.0 (tipo A) e incluso un puerto USB-C, y aunque no hay almacenamiento interno integrado, hay una ranura microSD y, atención, hasta un slot M.2 y otro eMMC que le dan una versatilidad sorprendente a este producto. Desde luego se implementan aquí algunas de las ideas que querríamos ver en una Raspberry Pi 4, pero veamos en resumen qué esperamos de este futuro modelo:
- Más potencia: es algo confirmado que la CPU cambiará, y aunque aquí esos 28 nm que podrían ser el salto evolutivo podrían limitar algo las cosas, sería interesante contar conuna CPU que aprovechara al máximo esa litografía. Los núcleos Cortex-A55 de los que hablábamos antes parecen una buena opción en cuanto al equilibrio de prestaciones/eficiencia. Sería interesante además contar con soporte nativo para decodificación hardware del códec HEVC, sobre todo teniendo en cuenta que muchos usuarios aprovechan sus Raspberry Pi como Media Centers.
- Más memoria: si queremos trabajar con más margen de maniobra, la cantidad de memoria RAM sería un apartado a mejorar, y dado que las memorias RAM han bajado de precio, quizás podamos ver al menos 2 GB LPDDR3 o incluso LPDDR4, dependiendo también del procesador elegido.
- Gigabit Ethernet (de verdad): aunque la última RPi presume de esta conectividad, en realidad está limitada a unos 40 MBps (320 Mbps) de velocidad de transferencia por el uso de un solo canal USB 2.0 que comparten tanto este conector como los cuatro puertos USB de la placa.
- GPU abierta: una crítica habitual de las actuales Raspberry Pi es que la GPU integrada en el SoC (un chip VideoCore IV dual-core a 400 MHz) no es "abierta", algo que de limita a la CPU e impide que vaya más rápido mediante un sistema de throttling, como explicaba este experto.
- USB 3.0: el uso de un estándar USB más reciente permitiría avanzar no solo en las transferencias de archivos con unidades externas, sino también en el comportamiento del puerto de red, que podría alcanzar su potencial y no estar capado por el protocol USB como ocurre en la actualidad.
- Almacenamiento interno: el slot Micro SD es desde luego una opción interesante, pero quizás no sería mala idea integrar un pequeño espacio de almacenamiento, quizás de 8 o 16 GB eMMC, para poder almacenar en ella el sistema operativo sin depender de tarjetas externas. Eso encarecería el precio, así que dudamos que la Raspberry Pi 4 vaya por ese camino. Lo que sí se puede hacer es, como en esa alternativa citada, integrar ranuras M.2 y eMMC para conectar este tipo de soportes y usarlos en lugar de las más lentas tarjetas microSD.
- Soporte Windows 10: en realidad ya existe soporte parcial para Windows 10 en las Raspberry Pi, pero su funcionamiento es muy limitado y deja claro que hoy por hoy este sistema operativo no es buena opción para usar con una RPi. Aún así sería muy interesante poder aprovechar uno de estos dispositivos como PC de escritorio convencional, algo que ya podemos hacer de hecho con las últimas versiones gracias a distribuciones Linux fantásicas como Raspbian.
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