Hasta no hace mucho, en el ámbito de las videocámaras no había mucho donde elegir. La mayoría usaban cintas pero en la actualidad, la oferta es de al menos cuatro formas de almacenamiento de los contenidos. El que escojamos una u otra va a depender de unos factores que ahora veremos, pero debemos tener claro que conseguiremos diferentes prestaciones con unas y con otras, al menos en ciertos campos. Por ejemplo, tener una cámara pequeña, delgada y que pese poco es posible sobre todo usando tarjetas de memoria como almacenamiento.
En esta guía de compras os explicaremos la principales opciones del mercado actual e intentaremos aclararos qué es mejor para según qué usos y consumidor.
Los cuatro tipo de videocámaras que estudiaremos son los siguientes:
- Videocámaras con cinta.
- Videocámaras de disco duro.
- Videocámaras con tarjeta de memoria.
- Videocámaras con disco óptico.
Para elegir uno u otro modelo, os dejamos con una explicación de cada uno de estos tipos de videocámaras:
Videocámaras de cinta:
Si el presupuesto es uno de nuestro principales límites a la hora de comprar una videocámara, la mejor opción es escoger una videocámara de este tipo. A iguales características son las más económicas. Usar cinta no significa que tengamos menos calidad, pues podemos encontrar videocámaras de alta definición que optan por las cintas como medio de almacenamiento.
Pese a que pudiera parecer lo contrario, las cintas miniDV, las más usadas en la actualidad, son un formato digital, y se popularizaron mucho porque permitían hace no mucho tiempo conseguir modelos de videocámara de reducido tamaño. Hoy en día ese aspecto no es su principal fuerte, aunque siguen consiguiéndose modelos de reducidas dimensiones.
La facilidad de edición de su contenido y lo barato del soporte son sus principales ventajas. Eso sí, a la hora de pasar el contenido al ordenador tardaremos lo mismo que dura la cinta.
Videocámaras de discos ópticos:
La lógica evolución de la cinta tenía en los discos ópticos la vista puesta. Pero no ha sido una tecnología con demasiado éxito debido principalmente a que las tarjetas de memoria y los discos duros llegaron de un forma abrumadora al mercado y este tipo de videocámaras se han quedado a medio camino.
La principal ventaja de escoger una videocámara que grabe su contenido en discos DVD, tanto grandes como de 8 cm, es que la reproducción del contenido es inmediata y sencilla con solo sacar el disco de la cámara y colocarlo en el ordenador o en el DVD del salón. No se requiere paso por el ordenador ni cables de conexión.
Los inconvenientes en este caso son bastantes. Por un lado el medio es más caro que las cintas miniDV, a no ser que compremos DVD regrabables no podemos volver a escribir en ellos, y la edición es más compleja que con los otros formatos.
Es por todo esto que se trata de la opción menos recomendable a no ser que no queramos complicarnos la vida y reproducir al instante de grabar sin cables de por medio.
Videocámara con disco duro:
Ya llegamos a las cámaras de vídeo que están emocinando a los fabricantes y por las que los consumidores se han volcado completamente. Hablamos de los modelos que almacenan su contenido en discos duros, de muy diferentes capacidades, pero por norma general se mueven entre los 30 y 100 GB.
Esa brutal capacidad es su principal fuerte: nos asegura que no nos quedaremos sin espacio en disco en un viaje largo. Además, la transferencia del contenido al disco duro es muy cómoda (normalmente por conexión USB) y nos permite disponer de sonido 5.1. Son también más delicadas que otros modelos.
Una vez que hemos pasado el contenido del disco duro al ordenador ya podemos empezar a grabar encima de nuevo.
Videocámaras con tarjetas de memoria:
Una variación actual de las videocámaras con disco duro son las que usan memoria flash o tarjetas de memoria para almacenar el vídeo. Lo hacen en formato AVCHD para obtener una calidad de alta definición, y pese a que hace poco era complicado gestionar este formato en un ordenador, en la actualidad son ya muchos los programas que se están actualizando para poder editarlo directamente.
La gran ventaja de las tarjetas de memoria sobre el resto de formatos es que no nos ponemos limitaciones en la capacidad de almacenamiento. Si queremos en un futuro más cantidad de espacio, compramos una tarjeta de mayor capacidad.
El tamaño de las cámaras y su peso puede también reducirse mucho si optamos por esta solución. Eso sí, son de momento de las opciones más caras, tanto por la cámara como por las tarjetas, que con una capacidad por encima de 8 GB y con velocidades de escritura aceptables, suben mucho de precio.
Para finalizar, si yo tuviera que comprarme ahora mismo una videocámara, seguramente apostaría por una de alta definición, y escogería una de cinta por su relación calidad-precio y una de tarjeta de memoria porque son el futuro.
Pero eso lo veremos otro día.
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