El ecosistema de tecnologías 4K UHD tiene un recorrido muy largo por delante. No cabe la menor duda. Los televisores con esta resolución se han democratizado y ya no tenemos por qué invertir una fortuna para hacernos con un modelo con una calidad de imagen notable. El acceso a los contenidos, sin embargo, no es tan amplio como nos gustaría a los usuarios, pero cada vez más plataformas de vídeo por streaming nos ofrecen películas con resolución 4K UHD y HDR.
Barajar la posibilidad de comprar un televisor 8K cuando no hay contenido con esta resolución y ni siquiera podemos acceder a emisiones de televisión en 4K UHD regulares a través de TDT parece poco atractivo. De hecho, incluso la calidad de algunos canales que emiten en 1080i deja mucho que desear. Pero la tecnología 8K se impondrá. No a corto plazo. Y posiblemente tampoco a medio plazo. Pero acabará desplazando a 4K UHD porque hay compañías muy fuertes empujando en esta dirección, como Sony, Samsung o LG. Además, las emisiones regulares de contenidos televisivos en 8K ya están en marcha en Japón, y en 2020 llegarán a Italia, dos países que se postulan como la avanzadilla de otros que se irán sumando a esta tendencia poco a poco.
El televisor al que dedicamos este análisis, el primer modelo 8K que lanza Sony, nos pone «la miel en los labios» para demostrarnos qué calidad de imagen nos ofrece esta tecnología. Hay muchas preguntas en el aire acerca de 8K, y este televisor, que es el más avanzado que tiene la marca japonesa actualmente, puede ayudarnos a encontrar la respuesta de algunas de ellas. Además, hemos podido probarlo con contenido 8K nativo, por lo que realmente podemos valorar cómo será ese futuro que ya podemos empezar a vislumbrar en el horizonte.
Sony MASTER Series ZG9: especificaciones técnicas
El componente más llamativo de este televisor es su panel, por lo que creo que es una buena idea que comencemos hablando de él. El último eslabón de la cadena que se encarga de reproducir las imágenes es un panel LCD 8K de tipo VA (Vertical Alignment) con una profundidad de color de 10 bits y asistido por una matriz de retroiluminación de tipo LED Directo. La tecnología VA, como cualquier otra de las utilizadas en la fabricación de paneles, tiene bazas y debilidades. Destaca sobre todo, si la comparamos con la tecnología IPS, por su alto contraste nativo. Y flaquea principalmente por su menor ángulo de visión e inferior capacidad de reproducción del color.
Esto es lo que tenemos si nos ceñimos estrictamente a las características del panel, pero este componente no trabaja aislado; forma parte de un equipo en el que la retroiluminación y el procesador de imagen colaboran con él para ayudarle a entregarnos lo mejor de sí mismo. De hecho, Sony, al igual que los demás fabricantes de televisores, ha puesto a punto un conjunto de algoritmos que tienen como objetivo primordial potenciar las cualidades del panel, corregir sus carencias y afinar la imagen tanto como sea posible. Os hablamos de ellos con bastante profundidad en el artículo que enlazo aquí mismo.
De ejecutar esos algoritmos se encarga el procesador de imagen (el de este televisor es un chip X1 Ultimate, el más potente que tiene Sony), pero algunos de los elementos que actúan sobre el panel para corregir sus deficiencias en realidad son componentes de hardware. Los nanocristales, cuando están bien implementados, permiten a los paneles VA reproducir casi el 100% del espacio de color DCI-P3. Y el filtro óptico instalado sobre el panel, al que Sony llama X-Wide Angle, sacrifica una porción de ese contraste nativo tan alto que tienen los paneles VA con el propósito de mejorar su ángulo de visión, consiguiendo que los colores apenas se degraden cuando miramos el panel desde una posición alejada del eje central del televisor.
Este televisor incorpora la retroiluminación de tipo LED Directo más avanzada que tiene Sony, con 720 diodos de baja dispersión atenuables de forma independiente
Aunque profundizaremos en estas características más adelante, en la sección en la que indagaremos en la calidad de imagen de este televisor, puedo adelantaros que Sony ha conseguido que el panel VA de este modelo se mida de tú a tú con los mejores paneles IPS en aquellos frentes en los que estos últimos son en teoría superiores. Y el mérito, como acabamos de ver, no es solo del panel. El procesado de imagen y las tecnologías que arropan al panel también son esenciales. Y una de las que tienen un impacto más claro en la calidad de imagen es el esquema de retroiluminación LED que se encarga de proporcionar al panel LCD la luz que no puede generar por sí mismo.
Este es un televisor LCD decididamente premium, por lo que Sony ha introducido en él, como cabe esperar, su retroiluminación de tipo LED Directo más avanzada hasta la fecha. Detrás del panel de 85 pulgadas reside una matriz de 720 diodos LED cuya atenuación se ajusta en tiempo real de forma independiente para conseguir recuperar tanto detalle en las zonas más oscuras como sea posible, y, a la par, para intentar que los negros sean los más profundos que un panel LCD es capaz de entregarnos. Además, los diodos LED están calibrados para reducir la dispersión de la luz, minimizando de esta forma ese efecto tan molesto al que los anglosajones llaman blooming, y que se manifiesta bajo la forma de unos halos que rodean las zonas más iluminadas de cada fotograma, sobre todo si la región colindante es sensiblemente más oscura.
En cualquier caso, no es importante únicamente la capacidad de atenuar la luz en una región del panel con la máxima precisión posible; también es muy relevante la capacidad máxima de entrega de brillo de la retroiluminación, sobre todo si vamos a reproducir contenidos HDR. Y en este frente este televisor va «sobrado» porque es capaz de entregar picos de brillo de hasta 4.000 nits, aunque, como es habitual, no en toda la superficie del panel simultáneamente.
Un último apunte importante antes de pasar a la siguiente sección del artículo. El puerto HDMI 3 de este televisor implementa el estándar eARC (enhanced ARC), que nos permite extraer sonido codificado en formatos de audio de alta resolución, como Dolby Atmos o DTS:X, para enviárselo a una barra de sonido o un receptor de A/V. Esta es una prestación asociada a HDMI 2.1. Además, el puerto HDMI 4 está marcado con la etiqueta «8K», pero en las especificaciones de este televisor Sony indica que la señal de vídeo de más calidad que podemos entregarle tiene una resolución de 7.680 x 4.320 puntos y una frecuencia de refresco de 30 Hz.
Por el momento no podemos enviarle señales 8K a 60 Hz porque la implementación de HDMI 2.1 que incorpora es parcial, pero Sony ha confirmado que una futura actualización del firmware habilitará la funcionalidad de HDMI 2.1 al completo. Esta norma tendrá un impacto positivo al reproducir contenido cinematográfico en el televisor gracias a innovaciones como QMS (Quick Media Switching) o el soporte del espacio de color BT.2020 con codificación de 10, 12 y 16 bits. Pero, sobre todo, mejorará mucho nuestra experiencia con videojuegos gracias a la introducción de las tecnologías VRR (Variable Refresh Rate), ALLM (Auto Low Latency Mode) y QFT (Quick Frame Transport). Las explicamos con bastante profundidad en el artículo que enlazo aquí mismo.
SONY KD-85ZG9 | Características |
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PANEL | LCD de tipo VA (10 bits) con retroiluminación LED Directo/FALD (Full Array Local Dimming) y atenuación local en 720 zonas |
TAMAÑO | 85 pulgadas |
RESOLUCIÓN | 7.680 x 4.320 puntos |
HDR | Dolby Vision, HDR10 y HLG |
CAPACIDAD MÁXIMA DE ENTREGA DE BRILLO | 4.000 nits |
PROCESADOR DE IMÁGENES | X1 Ultimate |
MEJORA DEL DETALLE | 8K X-Reality PRO, Dual database processing y Object-based Super Resolution |
MEJORA DEL COLOR | Triluminos, Super Bit Mapping HDR y tecnología Live Colour |
MEJORA DEL CONTRASTE | 8K X-tended Dynamic Range PRO, mejora del contraste dinámico y Object-based HDR Remaster |
SEÑALES DE ENTRADA ADMITIDAS | 7.680 x 4.320p (24, 25, 30 Hz), 4.096 x 2.160p (24, 50, 60 Hz), 3.840 x 2.160p (24, 25, 30, 50, 60, 100, 120 Hz), 1.080p (30, 60, 120 Hz), 1.080/24p, 1.080i (60 Hz), 720p (30, 60 Hz), 720/24p, 480p |
MODOS DE IMAGEN | Vívido, Estándar, Cine, Juegos, Gráficos, Fotografía, Personalizado, Dolby Vision Bright, Dolby Vision Dark y calibración de Netflix |
COMPATIBILIDAD HEVC | Sí (hasta 3.840 x 2.160/60p 10 bits) |
SISTEMA OPERATIVO | Android Oreo 8.0 |
ALMACENAMIENTO INTERNO | 16 GB |
SINTONIZADORES | 2 x DVB-T/T2 / 1 x analógico |
WIFI | 802.11ac |
BLUETOOTH | 4.2 |
CONECTIVIDAD CON SMARTPHONE | Chromecast integrado. Video & TV SideView (iOS/Android) |
CONECTIVIDAD | 4 x HDMI 2.0 (HDCP 2.3), 1 x Ethernet, 1 x RF, 2 x IF (satélite), 1 x vídeo compuesto, 1 x salida audio digital, 1 x minijack para auriculares y 3 x USB |
SONIDO | Tweeter x 4, woofer x 8 y subwoofer x 4 (8 amplificadores de 10 vatios cada uno) |
PROCESADO DE AUDIO | Dolby Digital, Dolby Digital Plus, Dolby AC-4 y DTS Digital Surround |
ETIQUETA ENERGÉTICA | Clase D |
DIMENSIONES CON SOPORTE | 191,3 x 122,6 x 43,2 cm |
PESO CON SOPORTE | 74,5 kg |
PRECIO | 16.999 euros |
Diseñado y acabado para competir en la primera división
Las fotografías que ilustran este artículo no nos permiten apreciarlo con claridad, pero este televisor es imponente. Más incluso que otros modelos de 85 pulgadas. Tiene una anchura de más de 191 cm, un fondo de 12 cm y pesa casi 72 kg sin incluir el soporte. Para dar estabilidad a una estructura con estas dimensiones y peso los ingenieros de Sony han diseñado unas patas de aluminio impecablemente mecanizadas más voluminosas de lo habitual. Están disponibles en dos versiones diferentes que permiten instalar el televisor sobre una mesa o bien directamente sobre el suelo, pero ambas opciones encajan estupendamente con su estética.
Curiosamente, el diseño de este televisor es un soplo de aire fresco en un mercado que está siguiendo los mismos derroteros que el de los smartphones en la medida en que buena parte de los dispositivos tiene un diseño muy similar. Este es un televisor con personalidad y se hace notar cuando entramos en la habitación en la que está instalado. Y no solo por su tamaño. Otros modelos con las mismas pulgadas pretenden pasar desapercibidos, pero los diseñadores de Sony parecen haber preferido que esta tele sea el centro de todas las miradas. ¿Cómo lo han hecho? Introduciendo, como podéis ver en las fotografías del artículo, unos pies y un marco con un diseño muy original que se desmarca claramente de la estética habitual en otros televisores.
Estos dos elementos son de aluminio y están muy bien mecanizados, como corresponde en un producto premium. Pero lo más curioso desde un punto de vista estético es que este televisor es sensiblemente más grueso de lo habitual. Como he mencionado unas líneas más arriba, tiene un fondo de 12 cm, pero lo interesante es que detrás de esta cifra hay una justificación de carácter técnico. Por un lado este grosor, como veremos más adelante, tiene un impacto muy beneficioso en el sonido, pero además está propiciado por el sistema de retroiluminación de LED Directo implementado por Sony para administrar la atenuación de la luz.
La colocación detrás del panel LCD de la matriz de diodos LED que exige la retroiluminación FALD (Full Array Local Dimming) provoca que el grosor del televisor sea mayor que el de los modelos OLED o LCD LED con retroiluminación periférica. Pero lo más interesante es que el considerable fondo de la caja de este modelo ha sido utilizado para diseñar un sistema de refrigeración que permite evacuar con eficacia el calor disipado por el panel y la matriz de diodos LED, que dadas las pulgadas de este televisor tienen un tamaño considerable.
Experiencia de uso: su calibración de fábrica roza la perfección
La calidad de imagen de todos los televisores mejora cuando se calibran meticulosamente. La mejora es aún mayor si utilizamos herramientas de calibración profesionales, pero no todos los modelos tienen el mismo margen de mejora. De hecho, según mi experiencia los que vienen mejor afinados de fábrica son los modelos de gama alta de Sony y Panasonic. También mejoran cuando se ajustan bien, pero la ganancia es casi siempre sutil, por lo que los usuarios que no se atreven a manipular los ajustes avanzados de la calidad de imagen pueden disfrutarlos de una forma plena sin necesidad de tocar nada.
Los televisores de la familia MASTER Series de Sony salen de fábrica realmente bien ajustados, y este modelo no es una excepción. De hecho, el único parámetro que merece la pena afinar si no tenemos herramientas de calibración profesionales es la retroiluminación, y solo con el propósito de adecuar la entrega de brillo del televisor a la luz ambiental de la habitación en la que lo hemos instalado. Una característica muy interesante de este modelo que sin duda agradecerán los usuarios que quieren ir un paso más allá y extraer de él todo su potencial es que incorpora una herramienta de calibración automática compatible con el software CaIMAN.
Un apunte interesante: este televisor, al igual que otros modelos de gama alta de Sony, incorpora un modo de calibración adaptado específicamente al contenido de Netflix. Este modo solo entra en acción cuando utilizamos la app de esta plataforma de vídeo bajo demanda y pretende ofrecernos unas imágenes con un acabado muy cercano al ideado por los creadores de las películas en la fase de postproducción. Es difícil saber si realmente refleja la visión de los creadores de contenido, pero lo cierto es que las películas y las series de Netflix que tienen mejor calidad de imagen, especialmente los que incorporan Dolby Vision, lucen de maravilla.
El sistema operativo en el que se apoya este televisor es Android TV 8.0 (Oreo), una solución que desde un punto de vista estético me gusta menos que las plataformas utilizadas por LG y Samsung en sus soluciones. Eso sí, la experiencia que nos ofrecen los últimos televisores de Sony que he analizado con Android es mucho más satisfactoria que la que nos proponían los modelos de hace varias generaciones. Este televisor mueve la interfaz e inicia las aplicaciones al menos con la misma agilidad que los modelos ZF9 y XG95, por lo que intuyo que debe apoyarse en el mismo SoC de MediaTek que estos para resolver esta función.
Un último apunte antes de concluir esta sección del análisis. El mando a distancia que acompaña a este televisor no es lujoso, pero es sólido. Y, como podéis ver en la fotografía que tenéis debajo de estas líneas, incorpora los botones estrictamente necesarios para facilitar la interacción del usuario. No tiene elementos superfluos, pero, eso sí, echo de menos algunos botones de acceso directo a las apps más utilizadas. Están los botones de Netflix y Google Play, pero, en mi opinión, habría sido una buena idea incorporar algunos más que nos permitan acceder cómodamente a otras apps, como YouTube o Amazon Prime Video, por ejemplo.
Calidad de imagen: se crece con contenido 8K y 4K
Si queremos que este televisor nos entregue el 100% de su potencial es imprescindible alimentarlo con señales de vídeo 8K. Actualmente no podemos acceder a este tipo de contenidos, pero acertadamente Sony nos proporcionó para las pruebas un disco duro multimedia adaptado especialmente para permitirnos transportar vídeo 8K hasta el televisor. De este disco duro salían cuatro cables HDMI que iban a parar a un dispositivo capaz de mezclar las señales de todos ellos para hacer llegar al televisor una única señal con resolución 8K a través del puerto HDMI 4. Este disco duro, como no puede ser de otra manera, estaba repleto de contenido 8K nativo.
El resultado es espectacular. Hasta la fecha no he visto en ningún otro televisor unas imágenes con el nivel de detalle, la profundidad y la precisión a la hora de reproducir el color de este modelo de Sony. En mi opinión ni el QLED Q900R de Samsung con panel 8K que analizamos hace unos meses ni los mejores televisores OLED que hemos probado están a un nivel tan alto. Si tuviese que quedarme con solo dos cualidades de este ZG9 elegiría la profundidad y la tridimensionalidad que alcanza cuando reproduce contenido 8K nativo, pero también destaca por un nivel de detalle fabuloso y una reproducción del color absolutamente fidedigna que brilla especialmente al reproducir la piel humana.
Actualmente este es el televisor más sofisticado que tiene Sony, por lo que es natural que incorpore, como hemos visto al principio del análisis, la retroiluminación de LED Directo más avanzada que han puesto a punto los ingenieros de la marca. El resultado son unos negros que con frecuencia nos hacen creer que estamos delante de un televisor OLED, pero con una capacidad de recuperar detalle en las regiones oscuras mayor que la que suelen ofrecernos los modelos con panel orgánico. La fotografía que tenéis debajo de estas líneas muestra bastante bien la profundidad de los negros de este televisor, y, a la par, una ausencia casi total de blooming.
Como os anticipé al principio del análisis, la matriz LED de este televisor recurre a unos diodos de baja dispersión de la luz que minimizan el que sin duda es uno de los principales hándicaps de los modelos con retroiluminación FALD. El blooming se manifiesta bajo la forma de unos halos que aparecen en las zonas de contacto entre las áreas más luminosas de las imágenes y las más oscuras. Este televisor no es completamente inmune a él, pero su presencia molesta menos que en ningún televisor LCD LED que yo haya probado hasta ahora. Y esta es una noticia muy buena porque demuestra hasta dónde puede llegar la retroiluminación mediante LED Directo cuando se pone «toda la carne en el asador».
Otro reto que tenía por delante este televisor debido a que utiliza un panel LCD de tipo VA es su ángulo de visión horizontal. Estos paneles degradan mucho el color cuando los miramos fuera de su eje central, así que para minimizar este efecto los ingenieros de Sony han implementado la tecnología X-Wide Angle de la que os hablé unos párrafos más arriba. ¿El resultado? Su ángulo de visión no es tan amplio como el de un televisor OLED, pero rivaliza de tú a tú con el que nos ofrecen los modelos con panel LCD IPS, por lo que la degradación del color cuando miramos el panel desde posiciones muy escoradas es leve.
Por otro lado no puedo pasar por alto su rendimiento al reproducir contenido con HDR. La capacidad máxima de entrega de brillo de este televisor en una ventana del 10% de la superficie del panel, según Sony, es de 4.000 nits. Es una cifra muy alta, pero más allá de los números lo realmente importante son nuestras sensaciones cuando reproducimos este tipo de contenidos. Algunas de las fotografías de este análisis nos permiten intuir que el HDR de este televisor es bueno. Pero, en realidad, no es bueno. Es sobresaliente. La fotografía que podéis ver encima de este párrafo refleja con contundencia lo profundos que son sus negros, una ausencia de blooming casi total y una capacidad de entrega de brillo espectacular.
Sí, con contenido 8K este televisor rinde de maravilla, pero los usuarios que decidan hacerse con él aún no pueden acceder a material con esta resolución. Para poner a prueba cómo rinde con contenido 4K UHD recurrí a mis películas de referencia habituales, entre las que se encuentran ‘El renacido’ y ‘La llegada’, ambas en Blu-ray 4K y Blu-ray Disc. Este televisor afronta el escalado desde fuentes 4K UHD con una suficiencia sorprendente. El nivel de detalle, como cabe esperar, no es tan alto como el que nos ofrece con contenido 8K nativo, pero sus negros, su capacidad de recuperar detalle en las regiones en sombra, su colorimetría y su HDR son igualmente espectaculares.
El escalado a 8K desde contenido 1080p, sin embargo, sí se resiente con claridad, pero es comprensible porque el punto de partida es una fuente con cuatro veces menos información que el contenido 4K UHD nativo. El nivel de detalle y la profundidad que nos ofrece este televisor cuando reproducimos un Blu-ray Disc son sensiblemente inferiores a los que es capaz de recuperar con el contenido 8K y 4K UHD. Aun así, cuando lo miramos desde una distancia de dos metros o más, que será lo habitual si tenemos presente que este televisor tiene 85 pulgadas, este contenido es perfectamente disfrutable.
Así rinde con videojuegos
La mayor parte de las bazas que exhibe este televisor cuando lo utilizamos para reproducir contenido cinematográfico está presente también con videojuegos, pero hay dos parámetros adicionales que tienen mucha importancia en este último escenario de uso: la latencia de entrada y el tiempo de respuesta. Para evaluarlos utilicé una consola PlayStation 4 Pro y un juego especialmente sensible a la latencia: ‘Mortal Kombat X’.
Jugar en un televisor de 85 pulgadas con esta calidad de imagen es imponente. Y, afortunadamente, cuando se activa el modo juego la experiencia que nos ofrece está a la altura. No tuve la ocasión de medir la latencia con precisión, pero apostaría que este televisor se mueve en la misma órbita que el XG95 de Sony que analicé hace varias semanas, que tiene una latencia de unos 20 ms tanto a 1080p@60 Hz como a 4K@60 Hz. Y su tiempo de respuesta aproximado debe moverse en la órbita de los 10 ms, por lo que ni este parámetro ni la latencia representan un problema a la hora de utilizar este televisor con videojuegos.
Sony no ha descuidado el sonido
El audio ha demostrado ser «el talón de Aquiles» de muchos de los televisores que podemos encontrar hoy en las tiendas. Incluso de los modelos de gama alta. Pero, como os adelanté en los primeros párrafos de este análisis, el grosor de este televisor, que es mayor de lo habitual, ha sido bien aprovechado por los ingenieros de Sony. Los cuatro altavoces que incorpora en el frontal, dos en la parte superior del panel y otros tantos en la inferior, trabajan en tándem para brindarnos la ilusión de que el sonido realmente procede del centro del panel, ofreciéndonos una experiencia muy cinematográfica.
Además, en el panel trasero residen varios tweeters, woofers y subwoofers adicionales que consiguen ampliar la respuesta en frecuencia de este televisor más allá de lo que esperaba. De excitarlos se encargan ocho amplificadores de 10 vatios cada uno que trabajan en clase D y que consiguen entregar una dinámica sorprendente. Sí, este televisor suena bien. Muy bien, de hecho. Mejor que cualquier otro que haya probado hasta ahora y tan bien como una barra de sonido de alta gama. Su pegada y su capacidad de generar un espacio de sonido envolvente pueden mejorarse, claro, pero para conseguirlo lo ideal es apostar por un equipo de audio multicanal dedicado y no por una barra de sonido que difícilmente mejorará el gran trabajo que hace por sí solo este televisor.
Sony MASTER Series ZG9: la opinión y nota de Xataka
El espíritu de la antigua Sony, aquella compañía que reinó durante años en el mercado de los televisores gracias a sus tubos de rayos catódicos Trinitron, está de vuelta. Es evidente que este televisor no va a ser un súper ventas porque ni su tamaño ni su precio juegan a su favor en este terreno, pero también es evidente que aglutina todo el conocimiento que esta marca ha ido recabando durante años a medida que ha ido poniendo a punto sus televisores con panel LCD.
Si me ciño a su calidad de imagen me parece justo reconocer que desde un punto de vista global este es el televisor con mejor calidad de imagen que he analizado hasta la fecha. Marcas como LG, Panasonic o la propia Sony tienen televisores OLED fantásticos, y también hay modelos LCD LED con un rendimiento sobresaliente, como los de gama más alta de Samsung, LG, Sony o Philips. Pero este ZG9 juega en otra liga. Una a la que solo se puede acceder cuando los compromisos económicos se dejan a un lado con la intención de colocar en el mercado un producto capaz de empujar los límites impuestos por la tecnología un poco más allá.
La única pega razonable que se me ocurre ponerle es la ausencia de compatibilidad con los contenidos HDR10+. También confío en que finalmente se concrete su compatibilidad total con HDMI 2.1. Pero lo que realmente juega en su contra es la ausencia a día de hoy de contenido nativo 8K. Y, sobre todo, su precio, que lo aleja de la capacidad económica de la mayor parte de los consumidores. En cualquier caso, sus imágenes perdurarán en mi retina como lo que realmente es: una ventana a un mundo casi idéntico al real. En adelante esta será mi nueva referencia en televisores. Veremos hasta cuándo.
9,4
A favor
- Su calidad de imagen global en 8K y 4K UHD es excepcional. Lo mejor que hemos visto hasta ahora
- Su gran capacidad de entrega de brillo consigue que el HDR sobresalga
- La profundidad de las imágenes con contenido 8K es apabullante
- Suena como una barra de sonido de alta gama
- Viene impecablemente calibrado de fábrica
- Nos ofrece una gran experiencia con videojuegos gracias a su capaz escalado y su baja latencia de entrada
En contra
- El precio de este televisor lo coloca fuera del alcance de la mayor parte de los aficionados (asumiendo que tengan espacio para colocarlo)
- No es compatible con contenidos HDR10+
- La ausencia de contenido 8K le impide entregarnos el 100% de su potencial
Este televisor ha sido cedido para la prueba por parte de Sony. Puedes consultar nuestra política de relaciones con empresas.
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