Sony MDR 1000X, análisis: los auriculares inalámbricos perfectos

Cuando era niño, uno de mis pasatiempos era coleccionar conchas y caracolas que iba encontrando por la playa. Más baratas que las canicas, el hábito común era llevármelas a la oreja. Seguro conocéis ese mito popular que dice que se puede oír el sonido del mar, cuando se trata de una simple amplificación del ruido ambiental, nuestros latidos, respiración, etcétera. La caracola es una caja de resonancia y el resto es pareidolia.

Cuando la semana pasada tuve los nuevos Sony MDR 1000X entre manos, ese recuerdo me vino a la cabeza: el color crema, la cómoda construcción con unos drivers que recogen completamente la oreja (circumaurales) y esa extraña cancelación de ruido selectivo, inteligente.

Qué son estos Sony MDR 1000X

Los MDR 1000X son auriculares de tipo dinámico cerrado, de conexión mixta —inalámbricos pero cuentan con acceso a conector minijack de 3.5mm—, acabados en piel sintética sobre espuma de poliuretano, asombrosamente cómodos, con 272 gramos de peso según la báscula de mi cocina, construcción plegable, diadema acolchada en la franja superior con 10 puntos de ajuste y giro interno de 180° en el punto de conexión del driver, acabado en dos colores (beige y negro mate) y con una serie de particularidades bastante especiales.

Este auricular juega directamente en la más alta competición de inalámbricos

Presentados en el CES de las Vegas de 2015, este auricular juega directamente en la más alta competición de inalámbricos.

Ofrecen compatibilidad total con el ecosistema Sony Xperia Z (Z3 o posterior), los modelos Hi-Res de Walkman, televisores Sony, receptores AV o altavoces inalámbricos, además de SBC, AAC, AIFF, y los códecs aptX, sumando la versión más reciente (4.2) del protocolo Bluetooth.

Aprendiendo a emparejar

Empecemos por el principio, como se diría en estos casos. Caja con textura fieltro de apertura lateral: en el compartimento principal vienen los auriculares en un estuche tipo “bean”. El propio estuche, con cremallera horizontal y color crema a juego, está acomodado en la hendidura del packaging, en la línea de lo visto en Beats Solo 2, por ejemplo.

Al otro lado del estuche se esconde un compartimento con las instrucciones, garantía, un diagrama de uso que detalla los controles táctiles, cable jack-jack OFC (libre de oxígeno, reduciendo el ruido de señal) de 12,50 centímetros y bañado en plata, un cable con conexión mini-USB para cargar y un mini-conector estéreo chapado en oro.

El sistema de emparejamiento con cualquier terminal es rápido y sencillo

El sistema de emparejamiento con cualquier ordenador es rápido y sencillo: mantenemos pulsado el botón de On/Off pulsado durante dos segundos. De esta manera parpadeará y entrará en modo emparejamiento, siempre y cuando el dispositivo de emparejamiento no esté a más de un metro de distancia. Después pulsamos de nuevo el botón ON durante 7 segundos. Lo reconocerá de inmediato y, dependiendo del dispositivo, se configurará automáticamente o no. Una voz femenina nos dirá “Bluetooth pairing”.

En un smartphone, los pasos a seguir son también muy simples: activar el modo Bluetooth, escribir clave si el terminal nos lo pide —4 dígitos—, que por defecto es 0-0-0-0 y ya está. A escuchar música.

Podemos emparejar simultáneamente hasta 8 dispositivos vía Bluetooth

Y así, hasta ocho dispositivos, con una distancia comprobada de 30-32 metros. Ah, también podemos emparejar mediante NFC (comunicación de campo cercano) acercando el terminal al auricular. En dos segundos ya estarán emparejados. Más información aquí.

El elemento cardinal de la tecnología Bluetooth de Sony está en el DAC. El MDR 1000X cuenta con la tecnología LDAC, con soporte para calidades hi-res 96kHz/24bit a CD (44.1kHz/16bit).

Reposicionando canales

Lo primero perceptible por cualquier oído al escuchar música con estos cascos, especialmente en aquella donde conoces la dinámica de la pieza y los cambios de tono, es que algunas líneas se reordenan.

Incluso cuando se da una acusada sobreproducción —en este particular hice la prueba con el 'Desert Rose' de Sting y el 'Hysteria' de Def Leppard— se aprecia una mayor amplitud de panorama, creando una especie de 30°-60°-30°. Con archivos WAV exportados directamente de los CD’s oficiales noté un enriquecimiento en medios, una nueva producción en esos lugares que suelen perderse allende los mares en ciertos tipos de música.

Su software es capaz de escalar los archivos de la música digital para lograr una sensación de nula compresión

Está claro que el DSEE HX (Digital Sound Enhancement Engine) es un software con rendimiento real.

Su función es hacer un análisis partiendo de patrones y escalar los archivos de la música digital para lograr una sensación de nula compresión, dotando de mayor rango dinámico, de mayor naturalidad a cada pieza. Leído así suena a palabrería catálogo pero es tan real como que después de pasar a los archivos en WAV a un transfer MP3 a 192 kbps de resolución se escuchaba muy parecido. Demasiado parecido. Sí, esto puede justificarse a que, esencialmente, el master ya es una copia digital —aunque a 16 bits/44.100 Hz—, pero es un gran punto a favor.

En cuanto a cifras crudas, el manual indica que ofrecen una respuesta de frecuencia de 4 Hz a 40.000 Hz, que la sensibilidad alcanza los 103 dB / mW (1 kHz) cuando se conecta a través del cable de los auriculares con la unidad encendida, y 98 dB / mW (1 kHz) cuando se conecta a través del cable de los auriculares con la unidad apagada.

Aislamiento acústico de verdad, no del mitológico

Ponerse los MDR 1000X es entrar en otra habitación, una de esas white room de pruebas, no a un nivel anecoico pero capaz de, cuanto menos, dejarte embobado. Las voces exteriores se escuchan como debajo del agua, los tonos agudos se anulan casi por completo y de los graves nos llega el referente de la onda, la distorsión redundante.

Ponerse los MDR 1000X es entrar en otra habitación, capaz de dejarte embobado

Pero, para mi sorpresa, una vez desactivada la cancelación de ruido, se escuchan mejor las voces o el ronroneo de las calles que los motores de los coches y sus pitidos. Es decir: ofrece un filtrado inteligente por frecuencias, para facilitar la comunicación. Para quien padezca problemas de procesamiento auditivo estos auriculares le salvarán la vida, ya que no escuchará todas las reverberaciones exteriores.

Esto se traduce en escuchar limpia una conversación sin quitarnos los auriculares. Considerado el modelo del mercado con mejor cancelación de ruido según JEITA, estos MDR 1000X filtran el ruido ambiental a través de un micrófono dual —interno y externo—, además de una banda superior que actúa para compensar las vibraciones y el ruido ambiental exterior.

Control gestual

Desde el driver derecho, pulsado dos toques pausamos o iniciamos la música. Esto afecta también al software. En un iMac lancé iTunes, la app de escritorio, directamente al pulsar dos toques. Si deslizamos el dedo hacia arriba subimos el volumen, lo bajamos al contrario. Si subimos el volumen como locos hasta el umbral de la distorsión, la misma voz femenina nos avisa del risk (riesgo), pero sin censuras: el sonido no se detiene.

Pulsado dos toques pausamos o iniciamos la música, deslizando el dedo subimos, bajamos o cambiamos de pista

Seguimos: podemos saltar entre canciones deslizando el dedo hacia la derecha o hacia la izquierda. No reconoce el salto al comienzo de la misma canción. Y, como decía, con el botón NC (cancelación de ruido) activado, no escucharemos el menor ruido. Pero, y este pero es importante, manteniendo pulsado dos segundos el botón NC optimizamos el filtrado de ruido ambiental. La música no se atenúa pero los micros se activan.

Por otro lado, si oímos el teléfono, éste se conectará vía Bluetooth y podremos atender la llamada, descolgando y colgando con dos toques. Una de las features más agradables y naturales viene cuando queremos oír a alguien que nos habla: tapamos con la palma de la mano y los micrófonos recogerán y amplificarán ligeramente el sonido exterior, pasando la música a segundo plano y reproduciendo un leve hilo, al mínimo volumen.

Cosas que no me gustan: los MDR 1000X no se silencian ni congelan la canción cuando dejas de usarlos. Sería ideal para ahorrar batería. Imagina que debes quitártelos para atender una llamada analógica, de las de teléfono en mano y tomar alguna notas. Un detalle sin importancia pero que habría agradecido.

Una batería de vuelos altos

En un vuelo sin escalas podríamos ir de Nueva York hasta Sao Paulo sin parar de escuchar música a todo volumen. En los test que realicé abusé de volúmenes y aún así los resultados son generosos: 12 horas a pleno rendimiento.

20 horas de batería con la cancelación de ruido activada

Los máximos marcados de fábrica son 20 horas con la cancelación de ruido activada y 22 con ella desactivada; una estimación algo conservadora he de reconocer.

En cualquier caso, una vez agotada la batería tarda apenas 4 horas en cargarse completamente. Esta cifra es conectándolo a un slot USB de un ordenador; casi media hora menos si la conexión es directamente a la corriente. Dos apuntes: cuando el auricular está cargando no puede reproducir música. Y cuando la batería está baja se dan dos avisos: primero uno visual —luz roja parpadeando— y después la voz femenina avisándonos de low battery.

Y un precio a la altura

La calidad del sonido es fantástica, mágica: las voces se escuchan más profundas y aireadas. Cualquier pista gana en tonos y claridad. Los graves están perfectamente equilibrados, el balance que ofrece es estelar. Pocos auriculares pueden siquiera acercarse a este rendimiento. Además, son muy cómodos. Las almohadillas cierran pero no crean ventosa, no crean esa especie de cámara de vacío peligrosa para el tímpano y agotadora para largas escuchas.

En general ofrece un gran conjunto de características pero el precio se antoja un poco elevado (400 euros de precio oficial aunque en Amazon los han llegado a tener por 304 euros). Y decimos esto porque uno de sus principales competidores (Bose QuietComfort 35) en cuanto a características, aunque más estrechos y con un peor rendimiento en graves tras largas escuchas, cuestan exactamente 50 euros menos.

También podríamos decir que estos MDR 1000X no son caros en absoluto si miramos al pasado: dentro de esta serie tope de gama, los Sony MDR-Z1000 ya costaban 500 euros redondos, hace justo cinco años. Y no cabe comparación.

Conclusiones finales

¿Pueden sonar mejor en esta franja de precios? No quiero ser categórico pero en inalámbricos es rematadamente difícil. En alámbricos sí, ya que estaríamos hablando de otra franja. Pero, por el camino, nos estaríamos perdiendo la cancelación de ruido dinámica y ese “modo de atención rápida” que podemos activar con solo acercar los cuatro dedos sobre el panel exterior.

La música suena muy ligeramente coloreada y llega más llena hacia el oído

En jazz, soul o blues, la música suena muy ligeramente coloreada y llega más llena hacia el oído. Por ejemplo, en un clásico como es el Bebop de Dizzy Gillespie, el bombo suena grueso y los golpes de caja en primer plano, como si estuvieras delante, en directo. Es asombroso porque todo está ahí dentro, no hay más trampa.

En largas escuchas en plena calle, el oído respira mejor y las orejeras no acumulan calor residual. De hecho, se quedan firmemente fijados y podrían ser la opción de un runner sin el menor inconveniente.

En largas escuchas el oído respira, no se agota y las orejeras no acumulan calor residual

También han logrado ser más ligeros que la media —gracias a los diafragma de polímero de cristal líquido termoformado, una lámina finísima recubierta de aluminio para reducir las distorsiones—, aunque el modelo Sennheiser Momentum 2.0 Wireless aún queda unos gramos por debajo.

En resumen: en Sony son muy conscientes de su logro, de haber concebido uno de esos objetos equilibrados que pueden hacerte saltar las meninges de la potencia o tartamudear de la sutilidad, de la arquitectura y firme construcción del modelo. Vaya, que si no han tocado ni un centímetro del diseño anterior en la serie es por algo.

Los auriculares han sido cedido para la prueba por Sony. Puedes consultar nuestra política de relaciones con empresas.

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