Tras analizar a fondo el Xiaomi Mi Mix, ha llegado el momento de contaros cómo rinde este terminal en el día a día. Hemos tenido la posibilidad de sacarle todo el jugo a un teléfono sobre el que teníamos unas expectativas muy altas, y para ello, hemos estado utilizándolo como teléfono principal durante 30 días.
Del Xiaomi Mi Mix se puede destacar a primer golpe de vista su diseño, distinto al que podemos encontrar (por ahora) en el resto de terminales del mercado. ¿Pero es este diseño funcional? Pues vamos a sacaros de dudas contando todo lo que hemos percibido durante este tiempo al lado del Xiaomi Mi Mix.
Diseño diferente, pero incómodo
Como decíamos al comienzo, si hay algo en lo que el Xiaomi Mi Mix destaca por encima de todos los demás terminales del mercado es por su diseño, y especialmente por su pantalla. Un panel casi sin marcos que nos ofrece un experiencia de uso muy agradable a la hora de reproducir contenido multimedia en él. Ver vídeos o fotografías en su pantalla es una sensación que no se puede comparar con otros teléfonos, ni siquiera con aquellos que superan las 5,5 pulgadas.
Los colores se reflejan con fidelidad y el ajuste de brillo automático es más que eficiente. En ese sentido hemos tenido una experiencia de uso muy buena, pudiendo utilizar el teléfono en exteriores sin necesidad de preocuparnos por el ajuste del brillo en ningún momento. Pero una pantalla tan grande tiene sus cosas buenas y sus cosas malas.
Y es que 6,4 pulgadas no son tan fáciles de manejar como parece. De hecho, durante este tiempo utilizándolo hemos tenido que, o bien utilizar las dos manos, o aprovechar la función que nos permite utilizarla con una sola. ¿Qué pasa con esta función? Que la pantalla se reajusta, utilizando solo una tercera parte de la misma, por lo que pierde todo el sentido tener un Mi Mix si tenemos que desaprovechar de esta forma el panel.
Pero dejando a un lado la pantalla y volviendo al diseño en sí del terminal, el Xiaomi Mi Mix tiene un precioso acabado cerámico brillante que, desafortunadamente, tenemos que esconder detrás de una carcasa. De no ser así nos encontraremos en pocas horas con un teléfono lleno de huellas y lo que es peor, arañazos. Es de agradecer que el fabricante lo haya tenido en cuenta y haya incorporado en la caja la funda, que además encaja en el terminal como un guante.
Pero si hay una pega en el diseño, que junto con la imposibilidad de usarlo con las dos manos hace estragos en en la experiencia de uso, es el tamaño. Éste afecta bastante a la hora de utilizarlo para hacer llamadas, pues el Xiaomi Mi Mix es tan grande que parece que al llevarlo con la mano a la cara para hablar por teléfono lo estemos haciendo con una tableta. Quizás unos milímetros de menos hubieran sido de más.
Rendimiento de 10, batería de 11
Sobre el rendimiento de este teléfono ya habíamos hablado positivamente en nuestro análisis a fondo, por lo que esperábamos que los resultados que nos ofreciese tras un mes de uso se mantuviesen acordes. Pues bien, el Mi Mix no nos ha defraudado para nada, y pese a todo el juego que le hemos dado, no nos ha perdido el ritmo en ningún momento.
En todo este tiempo a su lado no hemos percibido lags ni cierres súbitos de aplicaciones y al menos durante este mes, el sistema operativo no se ha degradado en ningún punto. El sensor de huellas dactilares es rápido y preciso y su ubicación, en la parte posterior del teléfono, hace muy fácil el gesto de desbloqueo, algo de agradecer pues su tamaño no permite hacer malabares con él en la mano.
Pero si hay un aspecto que resalta por encima de todos ése es la autonomía. Y es que un teléfono tan grande, solo podría albergar una batería que le hiciera justicia, regalándonos horas y horas de uso sin necesidad de recargar. Y así ha sido, el Mi Mix nos ha dejado darle mucho trabajo y ni por ésas se ha rendido fácilmente. En días de uso muy exhaustivo, con mucho contenido multimedia por medio, redes sociales y edición de fotos, el teléfono llegaba al final del día con un 40% de su carga.
Sin embargo, con uso más comedido (el normal en el día a día) podíamos estar dos, e incluso tres días, sin necesidad de cargarlo. Otro punto a favor en este aspecto es la facilidad con la que el sistema de carga rápida nos devolvía un 70% de carga en tan solo media hora, algo que agradecimos bastante los días de más trabajo cuando no tienes demasiado tiempo que perder.
Tecnologías aún muy verdes
Como vemos Xiaomi quiso pegar un golpe sobre la mesa y demostrarle al mundo tecnológico lo que era capaz de hacer en materia de innovación. Esto quizás se volvió en su contra, ya que si bien es cierto que han sido capaces de ir por delante de muchos gigantes del sector, algunas de las tecnologías que desarrollaron se quedaron a medio pulir.
Es el caso concreto del sistema de audio desarrollado por Xiaomi para este terminal, el Cantilever piezoelectric ceramic acoustic technology. Este sistema transmite el sonido a través del marco del smartphone, sin necesidad de utilizar altavoces corrientes, y a pesar de lo innovador, el sonido no se percibe nada bien.
Esto se nota especialmente cuando realizamos llamadas telefónicas, ahí es cuando el sonido nos llega más distorsionado y si a esto le sumamos lo incómodo que resulta que el teléfono sea tan grande, la experiencia en ese apartado es bastante negativa.
La cámara, su talón de Aquiles
Otro de los puntos flacos en los que desafortunadamente volvemos a coincidir con el análisis tras un mes de uso es el equipo fotográfico. Por un lado la cámara principal no cuenta con estabilizador óptico, y al tratarse de un teléfono tan grande y tan difícil de agarrar, es muy fácil que nos movamos a la hora de tomar una foto, por lo que enseguida obtendremos fotos borrosas.
Los resultados de las fotografías reflejan que el sensor rinde poco y mal en situaciones lumínicas escasas, dando como resultado un ruido más que evidente en cuanto percibimos un mínimo de ausencia de luz. Pero de la pareja de cámaras la frontal es sin duda la que menos nos ha gustado, y no por los resultados, sino por los malabarismos que teníamos que hacer para utilizarla.
Debido (de nuevo) a su diseño, la cámara frontal en este teléfono se ubica en la parte inferior derecha. Como resultado de esto, cada vez que tenemos que hacer una foto con ella nos veíamos obligados a girarlo. La mayoría de las veces se nos olvidaba por la falta de costumbre, y el resto corríamos el riesgo de que el teléfono terminase en el suelo. Además, algunas aplicaciones que utilizan reconocimiento facial mediante la cámara frontal (como Snapchat) no detectaban los rasgos y no nos permitían su uso.
Xiaomi Mi Mix, eres bueno pero podrías ser mejor
Como hemos podido comprobar, coincidimos en casi todos los aspectos que analizamos a fondo por primera vez. Tanto en lo bueno como en lo malo, el teléfono no nos ha sorprendido. Es un terminal fascinante, que te deja ojiplático nada más sacarlo de la caja, tan bonito que te encantaría llevarlo sin funda, pero que como hemos visto no es nada recomendable.
El rendimiento es como él, gigante, y nos ha permitido usarlo hasta límites en los que solo topes de gama como el Galaxy S7 o el iPhone 7 Plus aguantarían el tirón. La batería merece todas nuestras alabanzas pero quizás habríamos necesitado que algunas de las tecnologías incluidas en él estuvieran más maduras.
La experiencia de forma global con este teléfono ha sido muy positiva, aunque esperamos que la compañía china aproveche los fallos que se reporten en él para traernos próximamente un Xiaomi Mi Mix 2 que no tenga rival alguno que le llegue a la altura.
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