Si quieres expresar una idea o hablar de un proyecto, nada mejor que hacerlo con una buena presentación detrás, dicen. Un esquema que te ayude a sintetizar, a ordenar las ideas y a condensar el foco del asunto.
Esa parece la realidad tras las que se esconde el éxito absoluto de PowerPoint en este ámbito, pero ahora los investigadores de Harvard avisan: lo de tener ese apoyo visual no ayuda, sino que empeora las cosas y desvía la atención. Mejor hablar directamente, de tú a tú.
Powerpoint, amores y odios
Es difícil hoy en día plantear una presentación de cualquier tipo y hacerlo sin la ayuda de PowerPoint. La aplicación de Microsoft —que sirve también para crear sorprendentes ilustraciones— se ha convertido en el referente absoluto gracias a su veteranía, pero por supuesto no está solo en este segmento.
De hecho Apple lleva mucho tiempo también impulsando su propia solución, Keynote, y existen decenas de alternativas entre las que destacan Prezi, Impress (parte de la suite de LibreOffice), Google Slides o plataformas muy orientadas a la web como Revealjs.
Todas ellas plantean lo mismo: la posibilidad de aderezar las presentaciones con elementos visuales que teóricamente ayudan a transmitir una idea.
El problema es que no siempre lo logran, y aunque hay toda una legión de usuarios que apoyan esta solución -por no decir toda la industria y trabajos/ingresos generados a partir de PowerPoint- también hay quienes defienden que PowerPoint (y sus alternativas) no ayudan a transmitir las ideas, sino todo lo contrario.
Da igual que ya no hubiera que depender de aquellos grandes proyectores de diapositivas o de las diapositivas de acetato. Las ventajas de PowerPoint eran evidentes para las organizaciones, pero según Matthew Fuller, profesor de estudios culturales en la Universidad de Londres, provocaron otro efecto colateral: hicieron que los directivos medios delataran sus carencias.
Para otros analistas como Sarah Kaplan, de la Universidad de Toronto, "notaba cómo la gente montaba su estrategia alrededor de PowerPoint. La diapositiva se convierte en sí misma en el objetivo final, ya no lo son las ideas o el análisis embebidas en ella". De hecho, Kaplan recordaba como Jeff Bezos, CEO de Amazon, acabó prohibiéndolas porque precisamente distraían de cómo se comunicaba la idea.
Presentaciones sin bits ni bytes
Ya en 2007 la Universidad de Nueva Gales del Sur realizaba un estudio en la que el psicólogo John Sweller descubría que cuando uno le muestra a la audiencia en una pantalla las mismas palabras que está pronunciando no está mejorando la comprensión de ese discurso, sino empeorándolo.
El problema de decir lo mismo que pone un texto que tienes en una pantalla detrás es que la gente no está poniendo la atención en una sola cosa (lo que leen en la pantalla o lo que estás diciéndoles, que al fin y al cabo es lo mismo), sino en las dos: eso no ayuda a que retengan la idea, y de hecho hace que esas palabras se olviden más fácilmente y no se retengan.
La Universidad de Harvard también se ha sumado a ese ataque contra la validez de PowerPoint, una herramienta que según sus conclusiones "fue calificado (por las audiencias on-line) como [una herramienta] peor que las presentaciones verbales sin ayudas visuales".
Cuidado, porque ese mismo estudio no dice que todas las herramientas visuales sean perjudiciales a la hora de presentar una idea. Por ejemplo, las presentaciones realizadas con Prezi -otra conocida alternativa- eran más organizadas, atractivas, persuasivas y efectivas que las presentaciones de PowerPoint y las presentaciones orales.
Hay todo un libro dedicado al tema: lo escribió Franck Frommer en 2012 y se titula 'Cómo PowerPoint te hace estúpido'. En él se desaca cómo las herramientas visuales de Powerpoint "han suplantado las herramientas tradicionales de la persuasión y la argumentación que dan como resultado la corrupción del lenguaje y la humillación de la sociedad".
Son palabras algo fuertes, pero lo cierto es que nos hacen plantearnos la validez de una herramienta que es omnipresente en presentaciones de todo tipo, desde escolares y académicas hasta empresariales. Si usas PowerPoint, quizás deberías plantearte probar a dar tu próxima presentación sin esa ayuda.
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