Firefox Quantum, primeras impresiones: Firefox es más rápido y distinto por fuera y por dentro

Hace tiempo que Chrome lleva siendo el principal referente en el segmento de los navegadores web, pero los ingenieros de Mozilla jamás han tirado la toalla, y de hecho hace meses preparan Firefox Quantum, la versión con la que creen que por fin podrán darle la vuelta a la tortilla.

Este nuevo navegador inicia su andadura con Firefox 57, una versión que por fin está disponible en el canal para desarrolladores y que cualquiera puede probar. Los cambios son importantes por fuera y por dentro, y nosotros llevamos ya probándolo un tiempo gracias a las 'nightly', las versiones preliminares. Estas son nuestras primeras impresiones sobre un Firefox que es, sobre todo, más rápido.

Firefox es más rápido porque trabaja en paralelo

Eso es lo que notarás al abrir nuevas pestañas de navegación, que según los responsables se abren el doble de rápido de lo que lo hacían hace un año, cuando apareció Firefox 52.

Una de las principales razones de esa mejora de velocidad es Servo, el nuevo motor de renderizado desarrollado en el lenguaje de programación Rust que cuenta con una diferencia fundamental con su antecesor: aprovecha todos los núcleos de proceso de tu procesador.

En versiones previas de Firefox el motor de renderizado centraba toda su actividad en un sólo núcleo, pero Servo cambia el enfoque y si tienes más de un núcleo en tu procesador (algo habitual tanto en micros de sobremesa o portátiles como en CPUs para dispositivos móviles), Servo trabajará en paralelo en esos núcleos, distribuyendo la carga para que todos esos núcleos contribuyan al rendimiento.

¿Se nota esa mejora? Sin duda. Las pruebas de la propia Mozilla con Speedometer lo demuestran, y las sensaciones al usar el navegador confirman esa mejora en velocidad. Quizás no sea una mejora tan dramática como apuntan los datos de la propia Mozilla, y sobre todo si uno proviene de Chrome las diferencias son más difíciles de apreciar, pero lo cierto es que todo carga realmente rápido.

Un navegador que se comporta casi como un sistema operativo

Otro de los cambios internos fundamentales en el nuevo diseño interno de Firefox es su gestión de la navegación: hasta ahora la gestión de las distintas pestañas de navegación que íbamos abriendo se trataban como un único proceso, algo que Chrome entendió que ya no debía hacerse así.

En el administrador de tareas Firefox solo muestra las pestañas activas en cada ventana del navegador. La gestión multiproceso y Electrolysis demuestran la eficiencia de un modelo que ahorra recursos del resto de pestañas abiertas.

Los responsables de Google fueron pioneros en convertir cada pestaña (y extensión) en un proceso, lo que permitía separar unos de otros, aislarlos y gestionarlos de forma independiente.

En Firefox llevaban tiempo persiguiendo ese mismo objetivo, pero como explicaban sus responsables adaptarse a este tipo de funcionamiento haría necesario "dejar de soportar extensiones y complementos que precisamente dependían de la arquitectura de proceso único".

Mozilla se resistía a hacer el cambio porque las extensiones eran precisamente una de las fortalezas del navegador, y por eso se dividió el trabajo en dos áreas distintas. La primera, el proyecto Electrolysis, encargado de hacer que Firefox diese soporte al multiproceso. La segunda, una difícil transición desde la arquitectura tradicional de las extensiones a las llamadas WebExtensions.

Electrolysis fue lanzado por primera vez en agosto de 2016, pero con la nueva versión incluida en Firefox Quantum la cosa ha ido a más, y ahora se ha expandido el número de procesos que Firefox utiliza para procesar y proteger el contenido de cada página web, además de mejorar la gestión de esos procesos para mejorar el uso de memoria, el rendimiento y la estabilidad. No solo eso: cada uno de esos procesos puede funcionar en varios núcleos del procesador al mismo tiempo (el paralelismo del que hablábamos), lo que mejora el rendimiento y protege a esas pestañas de navegación frente a posibles "cuelgues" de otras pestañas.

A diferencia de Chrome, eso sí, la gestión de pestañas no crea un proceso por cada pestaña —algo que no ayuda al consumo de memoria precisamente— pero en Firefox se crean cuatro procesos separados para el contenido de las páginas web, pero no se crean más, y a medida que vamos abriendo pestañas se reutilizan esos cuatro procesos, algo que no parece comprometer la velocidad y que sobre todo ayuda a controlar el consumo de memoria.

¿Cuál es el resultado a nivel práctico? El de que efectivamente Firefox tiene una gestión de memoria realmente destacable que destaca frente a Chrome sobre todo con un gran número de pestañas abiertas. La carga en el sistema es menor, lo que implica que podrás abrir más pestañas con igual cantidad de memoria RAM —hay casos extremos como el de esas 1.650 pestañas abiertas del que hablábamos hace poco— y al hacerlo notarás cómo el impacto no es tan grave en Firefox como en Chrome.

Eso puede ser especialmente importante en dispositivos móviles, aunque también es cierto que allí no solemos abrir tantas pestañas como en una sesión de navegación en un PC o portátil.

Un nuevo diseño "cuadradote" con Photon como protagonista

A esos numerosos e importantes cambios internos se suman los cambios externos. La interfaz de usuario de Firefox cambia de forma radical con decisiones que personalmente no me han acabado de convencer. Al menos, todavía.

Para empezar, las pestañas dejan de tener esas elegantes esquinas curvadas para convertirse en rectángulos puros y duros. Más toscos y menos vistosos, la obsesión de Mozilla parece haber estado centrada en ahorrar espacio vertical.

No hay "aire" por encima de esas pestañas, aunque podremos añadirlo activando la barra de título (que no sirve de mucho, la verdad) o bien añadiendo algo de espacio adicional activando la casilla "Drag space" de la opción "Customize" del menú de Firefox.

Otro de los cambios radicales sí recibirá una calurosa bienvenida por parte de los usuarios tradicionales de Chrome. Firefox por fin (¡por fin!) unifica la barra de direcciones y la de búsqueda, copiando así el comportamiento de la gloriosa (al menos, en mi opinión) Omnibar de Chrome.

Los usuarios que lo deseen pueden separar ambas opciones (de nuevo a través del menú Customize), pero poder realizar tanto búsquedas como introducir nuevas URLs desde el mismo sitio —algo de lo que Mozilla habló en junio de 2017— me parece uno de los aciertos más importantes de ese cambio en la interfaz.

También cambia el menú desplegable de Firefox, la iconografía y su posición (el botón de recargar se sitúa al lado de los de ir hacia atrás o hacia delante en la navegación (¡aleluya!) y la organización de las opciones. El icono de biblioteca, al lado del de descargas, permite gestionar tanto ese como otros apartados como los marcadores, el historial o una nueva opción para poder sacar capturas de la navegación fácilmente.

Pero como decimos ese nuevo menú desplegable de la parte derecha deja de mostrar una serie de grandes iconos para pasar a una lista de opciones que va "más al grano" y que está más alineada con lo que otros navegadores y aplicaciones suelen hacer. Es menos visual, pero probablemente ayude a la velocidad con la que accedemos a esas opciones. Personalmente sí creo que la anterior interfaz del menú diferenciaba a Firefox y era un aspecto atractivo de la experiencia de usuario, pero es cierto que este cambio ayuda por esa familiaridad que ya tenemos con menús de opciones desplegables en ese formato.

No acabo de estar a gusto con esa obsesión por ese ahorro de espacio vertical —sobre todo ahora que nuestros monitores tienen más resolución que nunca, también en la vertical—, algo que se nota si usamos una barra de marcadores, como es mi caso.

Esa barra parece estar "apretujada" entre la barra de dirección/búsqueda y el comienzo del contenido: no hay espacios, y esos marcadores permanentes parecen demasiado encajonados. Darles algo de aire no hubiera estado de más. Aquí es probable que haya alivio en el ya tradicional soporte de temas y plantillas que permiten cambiar el aspecto del navegador, aunque aquí tendremos que investigar algo más para comprobar si efectivamente la personalización puede solventar estas pequeñas críticas personales y las que puedan tener otros usuarios.

¿Dónde está mi extensión?

En agosto de 2015 Mozilla explicó cuál era su plan de acción para los complementos (add-ons) o extensiones. Las WebExtensions hacían uso de una nueva API compatible en gran medida con la de Chrome y Opera, lo que haría más fácil desarrollar esos complementos para varios navegadores a la vez.

Entre los requisitos estaba el soporte de la nueva arquitectura multiproceso de Firefox para que esas extensiones pudieran funcionar. Las antiguas (legacy) se han soportado durante cierto tiempo en las versiones anteriores de Firefox, pero eso cambia con Firefox Quantum (Firefox 57), el navegador que da el salto exclusivo a las WebExtensions.

¿Qué significa eso? Pues que los desarrolladores de extensiones tienen la responsabilidad de haber modificado sus complementos para que se conviertan en WebExtensions. El cambio, aun habiendo sido anunciado hace nada menos que dos años, es tan importante que hay aún un buen número de complementos o extensiones que siguen sin estar disponibles salvo en versión legacy.

Eso implica que no podremos usarlas en Firefox Quantum, algo que puede provocar molestias más o menos importantes. En mi caso me encontré con alguna que otra que solía usar en versiones anteriores de Firefox o en Chrome y que no tenía alternativa en Firefox Quantum, y es probable que os suceda lo mismo al dar el salto.

Puede, de hecho, que algunas de esas extensiones "legacy" jamás den el salto a WebExtensions, lo que desde luego acaba siendo bastante decepcionante. Dado que la inmensa mayoría están desarrolladas y gestionadas por desarrolladores independientes que las programaron en el pasado pero ya no se encargan de ellas, lo cierto es que esa situación es lógica y debería ser asumible. Eso no obstante no quita para que uno sienta que efectivamente ese cambio a Firefox Quantum tiene inconvenientes que pueden ser más o menos serios.

Firefox Quantum, conclusiones

Este acercamiento a Firefox Quantum (Firefox 57) en las versiones 'nightly' de desarrollo y en la actual versión del canal de desarrolladores ha servido para comprobar que la revolución que plantean los responsables de Mozilla es desde luego interesante.

Los beneficios parecen ser patentes en el ámbito de la velocidad y fluidez de las sesiones de navegación, algo que se nota especialmente frente a versiones anteriores de Firefox. Las diferencias con Chrome —no he probado con otros navegadores por falta de tiempo— son difícilmente apreciables, y de hecho mi sensación es la de que ciertas páginas siguen cargando más rápido en Chrome, mientras que otras parecen hacerlo mejor en Firefox Quantum.

Lo que sí es cierto es que todas las mejoras internas de Firefox contribuirán a que esa inevitable competencia con el navegador de Google sea mucho más frenética en el ámbito de la velocidad o la gestión de memoria.

Mozilla ha hecho bien en centrarse en esa batalla, porque los usuarios no parecen tener demasiado en cuenta el hecho de que la protección de la privacidad es uno de los valores de Firefox. Aquí las sensaciones no sirven: todo lo que haces en aplicaciones y servicios de Chrome acaba siendo parte de su dantesco negocio de recolección de datos (sean los que sean), mientras que en Mozilla ese apetito por nuestros datos no existe (o al menos no es tan evidente) porque mientras que Google vive de esos datos, Mozilla no.

Ese es otro de los factores fundamentales para los que vivimos algo preocupados por esa constante cesión de la privacidad, y de hecho es la razón de que a pesar de lo bien que funciona Chrome (y otros navegadores), algunos hayamos vuelto a Firefox desde hace tiempo.

Te importe o no la privacidad, una cosa es cierta: Firefox Quantum hace que el salto ya no solo se puede justificar por esa "pureza" de este desarrollo Open Source —uy, casi se me olvidaba, tenéis todo el código en MDN—. Es cierto que Chrome está basado en otro proyecto Open Source, Chromium, pero cuidado porque las diferencias entre uno y otro son patentes.

Así pues, bien por Firefox, un navegador con el que al menos yo me siento mejor navegando por internet, y que ahora es más rápido y eficiente que nunca. Que quizás es lo que efectivamente necesitaban en Mozilla para convencer al mundo entero de que este navegador, desde luego, mola.

En Xataka | Chrome ha ganado la batalla, pero no la (verdadera) guerra

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