Cuando Microsoft lanzó su sistema operativo Windows 10 lo hizo con varias apuestas ambiciosas. Una de ellas fue la introducción de un nuevo navegador llamado Microsoft Edge que sustituiría a un Internet Explorer que no había acabado de adaptarse bien a los tiempos.
Dos años después nos encontramos ante un desarrollo que ha ido creciendo en prestaciones y que de hecho hace año y medio por fin comenzaba a contar con las primeras extensiones, una de las demandas clásicas de los usuarios. Tras ese tiempo, no obstante, el catálogo es limitado, pero en Microsoft argumentan que lo hacen por nuestra seguridad.
La seguridad por bandera puede no ser un argumento tan convincente
Los responsables de Microsoft han querido explicar qué ocurre con esas extensiones en su navegador, y en un post en el blog oficial de Windows indicaban que la demanda de más extensiones ha estado condicionada por un requisito importante para los de Redmond: la seguridad.
De hecho afirman que "antes de poder habilitar un ecosistema más amplio de extensiones para nuestros clientes, necesitamos mejorar las capacidades de nuestra plataforma de extensiones". Eso ha hecho que trabajen en aspectos como la mensajería nativa para aplicaciones UWP (Universal Windows Platform), los marcadores o el soporte de APIs externas.
Sin embargo, destacan, "dado que las extensiones interactúan de forma tan íntima con el navegador, estamos muy centrados en la seguridad, rendimiento y eficiencia de Microsoft Edge con esas extensiones habilitadas". La idea, por tanto, es la de hacer crecer el número de extensiones "de confianza", algo que puede ser un argumento coherente pero que hace que el navegador sea inevitablemente menos atractivo para muchos usuarios.
Puede haber otros argumentos de peso, pero Edge cuenta con unas 70 extensiones en su catálogo. Firefox, Chrome u Opera cuentan con cientos, miles de ellos, y eso hace que la experiencia de usuario sea mucho más atractiva para quienes aprovechan dichos complementos para multitud de pequeñas tareas.
Es cierto que algunas de esas extensiones pueden imponer riesgos para la seguridad o la privacidad (ha pasado en Chrome y en Firefox, desde luego), pero como en muchos otros ámbitos, la potencia y prestaciones que ofrecen hacen que los usuarios tengan muchas más opciones en este sentido. En Microsoft van a tener que trabajar muy duro para competir con esa ventaja tradicional de sus rivales.
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