"La diferencia es que ahora es de 50 km/h y excepcionalmente 30 km/h y ahora cambiamos a un modelo en que todas las calles del centro serán de 30 km/h y excepcionalmente de 50 km/h", explicaba Pere Navarro en Europa Press hablando sobre la última medida que la DGT quiere aprobar antes de las elecciones generales del 28 de abril.
En este momento, la propuesta se encuentra en el Ministerio de Interior y aún debe pasar por varios Ministerios antes de siquiera para por el Consejo de Estado; sin embargo, el reciente cambio de los límites de velocidad de más de 10.000 kilómetros de carretera han puesto a todo el mundo sobre aviso. ¿Tiene sentido esta medida?
"Hacer legal lo que es real"
Cuanto más acelero.... Como recordaba Navarro, la velocidad máxima en vías urbanas y travesías es, en estos momentos y con carácter general, de 50 kilómetros por hora. Y eso, a la hora de gestionar el tráfico de unas ciudades muy congestionadas, se ha vuelto un problema. Por eso, ciudades como Bilbao, Málaga, Valencia, Madrid y L’Hospitalet ya habían pedido a la Dirección General de Tráfico que tomara cartas en el asunto.
El mismo Navarro explicó en noviembre que "que haya un límite de 50 km/h en una calle de un carril es una burrada, te sale un niño o un anciano y te lo llevas por delante. A 30 km/h, en cambio, sólo hay accidentes de chapa. Puedes tener heridos, pero no muertos" y, en diciembre, el ministro Grande-Marlaska ya anunció que la modificación del reglamento de circulación en la que estaban trabajando "incluiría el límite de 30 kilómetros por hora para las vías urbanas de un solo carril".
Un paso más allá Pero lo que ha planteado el director de la DGT va un paso más allá: cambiar la velocidad genérica de 50 km/h a 30 para todas las calles y habilitar a los ayuntamientos a aumentar ese límite solo en los casos en los que lo crean necesario. El argumento es el mismo que en reducciones anteriores: "en seguridad vial lo que mata es la velocidad" porque "agrava las consecuencias de cualquier accidente".
"Hacer legal algo que ya es real" Según la DGT, un análisis realista de lo que ocurre en las calles lo deja meridianamente claro: "a muy pocos se les ocurre" ir a 50 km/h en este tipo de vías y "los pocos que lo hacen, lo hacen imprudentemente". Si se aprueba, estaríamos hablando de un cambio más grande que el de hace solo unos meses. Nuestro compañero Josep Campos, reflexionaba hace unos días precisamente sobre que lo que va a hacer la DGT es ordenar algo que ya se está haciendo (al menos por conductores razonables).
¿Qué dice la ciencia? Lo cierto es que los (aún escasos) datos que tenemos sobre el asunto señalan que la medida podría ayudar a reducir cierta siniestralidad de baja intensidad sobre la que es difícil intervenir de otra manera. En el 24º Fórum Barcelona de Seguridad Viaria que se celebró en octubre de 2018, el Ayuntamiento de la ciudad condal presentó unos datos preliminares que mostraban reducciones de hasta el 40% del número de accidentes de moto con solo reducir la velocidad.
Sin embargo, hay otras cosas a tener en cuenta. Las señalizaciones de velocidad tienen un papel importante en la medida en que son creíbles para los conductores. Les da información útil sobre el estado de la vía. La evidencia muestra que si las limitaciones están desconectadas de la realidad, salvo que haya "medidas coercitivas", los conductores tienden a no seguir las recomendaciones. En muchos lugares del mundo el sistema de señalización de las vías tiene en cuenta la velocidad media de los vehículos que la transitan.
Turno de los municipios. En este sentido, la clave de la medida está en eso que señalaba Navarro, que "haga legar algo que ya es real". En este sentido, poner la pelota en el techo de los municipios parece muy interesante porque, al fin y al cabo, son ellos los mejor indicados para evaluar qué límites son creíbles y, por ello, nos ayudarán a conducir mejor.
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