La temporada de premios que ha dado sus últimos coletazos con la entrega de los Oscar en Los Angeles no ha sido nada clemente con Netflix, lo que nos obliga a replantearnos algunos de los vaticinios y las perspectivas que muchos analistas daban por seguros con el gigante del streaming. Parecía más o menos evidente que la gran apuesta "de calidad" de Netflix de este año, 'El irlandés' de Martin Scorsese, iba a recoger premios allá por donde fuera, pero no ha sido así.
De nada menos que 24 nominaciones, Netflix se ha llevado tan solo las que más o menos se daban por seguras: el Oscar a Mejor Actriz de Reparto por Laura Dern en 'Historia de un Matrimonio', una interpretación que le ha valido una buena cantidad de premios (entre otros, un BAFTA y un Globo de Oro); y por otra parte, 'American Factory' como Mejor Documental, primera película en surgir del acuerdo de producción entre la productora y Barack y Michelle Obama.
A su favor contaba con el precedente de 'Roma' de Alfonso Cuarón, el año pasado, que tuvo una trayectoria envidiable: BAFTA a Mejor Película, Mejor Película de Habla No Inglesa y Mejor Fotografía, además de nominaciones a Mejor Guión, Mejor Montaje, y Mejor Guión. Recibió Globos de Oro a Mejor Director, Mejor Película de Habla No Inglesa y Mejor Guión. Y finalmente, Oscar a Mejor Película en Lengua No Inglesa, Mejor Dirección y Mejor Fotografía, además de siete nominaciones más, entre las que se encontraba Mejor Película, que finalmente se llevó 'Green Book'.
'Roma', además, salió de casi literalmente ningún sitio. Netflix se convirtió en uno de los actores principales del escenario cinematográfico, y no sin polémica, dando lugar a una serie de discusiones acerca de qué era auténtico cine y qué no. Polémicas que parecían haberse convertido en opiniones algo estériles dado lo que parecía una irresistible ascensión de Netflix a convertirse en una productora más, al mismo nivel que el resto de las majors. El resultado de esta noche nos obliga a replantearnos ese status.
Ya había ciertas señales que apuntaban a este resultado desde el arranque de la temporada: 'El irlandés', una apuesta aparentemente segura con Martin Scorsese, había sido vencida sistemáticamente por la virguería técnica de ambientación bélica '1917', de Sam Mendes. Esta producción de Dreamworks ganadora de siete BAFTA y los Globos de Oro a Mejor Drama y Mejor Director partía como una favorita indiscutible también para los Oscar, sumado a otro ganador casi garantizado: la interpretación de Joaquin Phoenix en 'Joker'. Finalmente, se ha dado la relativa sorpresa, y ha barrido con las estatuíllas 'Parásito' de Bong Joon-ho, que se ha llevado Mejor Film Internacional, Mejor Guion Original, Mejor Dirección y Mejor Película.
La carrera a contracorriente de El irlandés
Paradójicamente, este año Netflix había batido su records de nominaciones: 24 en total, convirtiéndose en la productora con más nominaciones del año. No solo las 10 de Scorsese, sino las 6 de 'Historia de un matrimonio', las 3 de 'Los dos papas' y, por supuesto, la de 'Klaus'. Una auténtica entrada triunfal en las apuestas que se fue mitigando según iban conociéndose los demás premios del arranque de 2020. ¿Ha tirado Netflix a la basura los 70 millones de dólares que se calcula que ha invertido en marketing para sus películas de cara a los Oscar, una cantidad elevadísima incluso para los estándares de Hollywood?
Ted Sarandos, responsable de contenido de Netflix ha discutido esta posible reacción del stablishment de Hollywood, perfectamente representado en unos premios como los Oscar, y sus maniobras para cubrir las cuotas mínimas de estrenos que exige la Academia (maniobras que te detallamos en este artrículo), afirmando que nadie puede hablar de un retroceso: "Hemos tenido 24 nominaciones, más que cualquier otro estudio. Hemos sido honrados en todos los ámbitos".
Hay otra circunstancia que puede hacer pensar en una reacción de la Academia a la actitud de Netflix: el paralelismo de sus maniobras de marketing (dejarse una cantidad absurda de dinero en ello, básicamente), con la gran bestia negra actual de la industria, el productor Harvey Weinstein, defenestrado por el movimiento #metoo. De hecho, desde 2018, el paralelismo es obvio: una de las principales estrategas de Netflix para la campaña de los Oscar es Lisa Taback -y su equipo de sesenta personas-, uno de los nombres propios más notables del equipo de Weinstein en los noventa.
¿Algunos de los eventos / trucos publicitarios que se han puesto en marcha este año? La lujosa revista 'Queue', con artículos sobre las nominadas a manos de periodistas especializados de renombre; el alquiler de la sala The Belasco para proyectar 'El irlandés' y cubrir los mínimos de la Academia; y viajes de lujo a Los Angeles con todos los gastos pagados para críticos y académicos, para conocer a las estrellas de sus películas (algo que funcionó especialmente bien con los Critics' Choice Awards).
¿Cuáles son los siguientes pasos de Netflix, echa esto por tierra las aspiraciones de la productora a convertirse en una creadora "seria" de éxitos? Es posible que tenga que replantear** una estrategia que hasta ahora le ha funcionado: exhibición de chequera y primerísimos nombres de la industria.** Ni siquiera Scorsese es infalible en los Oscar, mucho menos cuando la Academia se podría haber formado una imagen de que la plataforma está comprando talento, en vez de invertir dinero en cultivarlo. Son acusaciones a las que Netflix ya ha tenido que enfrentarse y sin duda sus próximos pasos en materia de producción serán importantísimos para desembarazarse de esa fama.
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