Los responsables de Netflix llevan tiempo compartiendo todo tipo de información sobre su infraestructura técnica, y ayer los ingenieros del servicio explicaron de forma detallada un aspecto crucial de su servicio: la forma en la que comprimen o "codifican" sus contenidos de vídeos, algo que no se hace de forma igual para todos los contenidos.
En ese proceso desarrolla un papel fundamental el análisis de cada título de forma individual para "determinar la receta de compresión óptima en base a su complejidad". En Netflix combinan esa compresión independiente -en realidad preparan varios ficheros para cada capítulo de serie, documental o película disponible- y la adaptan también a cada cliente, ya que en cada dispositivo existen distintos aspectos que determinan la experiencia óptima como el tamaño y resolución de pantalla o el ancho de banda disponible.
De bitrates y codecs
La implantación del codec H.264/AVC a finales de 2010 hizo que en Netflix crearan una serie de perfiles predeterminados en los que para ciertas resoluciones de pantalla se usaban bitrates determinados. En calidad 1080p, por ejemplo, la compresión se realizaba tanto a 4.300 kbps como a 5.800 kbps. Sin embargo estos perfiles generales pronto dejaron de ser óptimos: algunos títulos necesitaban más bitrate, y otros menos.
El ejemplo clásico es el de los dibujos animados, en los que con menores tasas de bit se puede conseguir mucha calidad, mientras que en una película de acción con mucho ruido producido por ejemplo por los movimientos de la cámara, era necesario ir más allá. El análisis de todo tipo de títulos indicó la relación entre el bitrate y el ratio de ruido con respecto a la señal que suele ser una buena forma de determinar la calidad del vídeo.
Esa compresión o "codificación por título" hizo que aparecieran distintos bitrates que se adaptan a los contenidos pero que también mantienen la compatibilidad hacia atrás de forma que se puedan seguir reproduciendo en dispositivos compatibles con Netflix.
El resultado final es notable: en el servicio logran obtener mejor calidad con menos bitrate gracias al ese uso "inteligente" de una codificación que se adapta a cada contenido específico y que luego se nos sirve con distintas versiones según estemos viendo el contenido por ejemplo en nuestro dispositivo móvil con conexión 3G o en nuestra Smart TV conectada a la red de área local.
Vía | Netflix
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