Hay una guerra abierta entre los fans de Marvel por las dos caras del personaje de Wanda Maximoff

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Aviso: este post incluye spoilers de 'Doctor Strange en el Multiverso de la Locura' y 'Wandavision'

El fandom se ha dividido. Una película que muchos creían que iba a ser un mero trámite para justificar y afianzar el concepto del Multiverso en Marvel, se ha convertido en un terremoto dentro del MCU. No solo su éxito de taquilla ha sobrepasado todas las expectativas (bueno, todas no, que esto lleva tiempo siendo costumbre) y su calidad ha excedido también lo habitual -certificando la importancia que esta secuela tiene para Marvel-, sino que ha desatado las iras de un cierto sector de fans.

Ya lo comentábamos en nuestra crítica de la película: algo pasaba con la némesis de 'Doctor Strange en el Multiverso de la Locura' que iba a soliviantar a muchos espectadores. Esa némesis es, claro, la Bruja Escarlata, que en todos los trailers la presentaban como una aliada de Strange, pero que se revela, apenas ha aparecido en escena y cuando el Hechicero va a pedirle ayuda, como la villana de la historia. Una villana con matices, por supuesto, pero eso es precisamente lo que ha hecho que muchas dentaduras crujan de furia.

Wanda Maximoff y su duelo

Muchos espectadores del MCU aprecian el retrato de un duelo que se ha llevado a cabo con el personaje interpretado por Elizabeth Olsen, y que alcanza aquí una tercera fase. En las películas de los Vengadores en las que aparecía teníamos a una heroína de poderes inabarcables que se enamoraba de un ser sintético, Visión. Esa criatura, a la que había amado como si fuera un hombre normal, moría sacrificándose por la Humanidad.

El proceso de duelo por esa pérdida lo vivíamos de una forma muy peculiar en la serie de Marvel 'Bruja Escarlata y Visión', donde sometía a todo un pueblo a una extraña fantasía solipsista basada en series de televisión de distintas épocas, un "refugio feliz" en el que se negaba a sí misma la muerte de Visión. Muchos espectadores vieron ahí un retrato especial y con una dimensión trágica del proceso de superación de un trauma... y querían que Wanda siguiera creciendo como personaje.

Pero lo que se han encontrado es con una película a la que le interesa menos hacer evolucionar a un personaje como Wanda y más el despiporre tenebroso marca de la casa Raimi. Para ello el director de 'Darkman' pone en marcha los tenebrosos designios del Darkhold, un libro de magia negra que corrompe su alma. Es decir, un trasunto total del Necronomicon que veíamos en las películas de 'Evil Dead' del propio Raimi y, antes de eso, en los relatos de H.P. Lovecraft que inspiraron parte de su mitología.

La película no abunda en su evolución psicológica con la excusa de que un libro maldito controla el comportamiento del personaje. Que es un tema que ya 'Wandavision' cogía con pinzas, dado que una vez superada la simpática propuesta inicial de la clonación de series y tópicos de la televisión clásica, teníamos una historia en la que Wanda sometía a su voluntad a toda una comunidad... pero seguía siendo la heroína de la función.

En aquel caso, deshacer el mal que había llevado a cabo solo por un desequilibrio emocional no conducía a una redención demasiado compleja, y muchos críticos de la serie así lo hicieron notar. La supuesta "complejidad emocional" de la serie no lo era tanto cuando lo importante era conservarla como heroína del panteón Marvel. 'Doctor Strange 2' es más zafia en ese sentido, pero quizás también más honesta.

Wanda Maximoff como villana

La tradición de Wanda como villana viene de largo en los comics, así que no se puede decir que a ningún fan le haya podido pillar por sorpresa. A finales de los ochenta, después de ser miembro (como la Visión) de pleno derecho de los Vengadores, se enfrentaba al supergrupo para salvar a su familia. Y en la década de los 2000 se convirtió en el núcleo de un par de eventos que marcaron el Universo Marvel de entonces: 'Los Vengadores: Desunidos' y 'Dinastía de M'. Ambos son comics tan clásicos del personaje que influyeron tremendamente en la serie, sobre todo en el concepto de una Bruja Escarlata que manipula la realidad por completo: en la segunda de ellas, por ejemplo, haciendo que los mutantes gobiernen la Tierra, comandados por Magneto.

Con esos precedentes, había posibilidades para convertir a Wanda en una supervillana de ambiciones cósmicas, que aquí se reduce a un muy mastodóntico control total del Multiverso a través del sometimiento de América Chávez... con la más banal de las excusas. Wanda quiere asegurarse de recuperar a sus hijos, que en realidad no existían en su universo, aunque sea dejando un reguero de cadáveres a su paso.

De hecho, la irregularidad del tratamiento del personaje de Wanda en la película no viene de que masacre a sangre fría a los Illuminati (uno de los momentos más deliciosamente iconoclastas del film, y como era de esperar, uno de los que más quejas está generando entre los fans con una mitomanía más enquistada) sino de que se describe su comportamiento con cierta pereza narrativa. Es la pérdida sistemática de sus seres queridos (sus padres, su hermano Pietro, Visión, sus hijos) lo que le da una motivación, y no una agencia propia: depende de la pérdida de otros, siempre hombres, para avanzar. Es una pena para un personaje que pedía cierta complejidad.

Pero por lo demás, todo pasa en una película trepidante y que sabe usar los recursos del cine de horror (el hechicero zombi como canalizador del clímax, el libro maldito como explicación de un comportamiento al que no hay que dar muchas vueltas) para plantarnos un combate de magia de altos vuelos. Para otro día podemos dejar la discusión de si a Marvel se le da mejor la diversión en estado puro o el drama de personajes, pero en este caso la elección de una cosa por encima de otra puede ser duro de tragar para unos cuantos fans con ganas de refunfuñar.

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