Netflix sigue experimentando con 'He-Man y los Masters del Universo', con una nueva versión aún más distinta del original

El polémico recibimiento hacia la excelente serie de animación de 'Masters del Universo' supervisada por Kevin Smith, que ha llevado a una revalorización total de la franquicia, con nuevas líneas de juguetes y un renovado interés de los fans menos exquisitos, no ha detenido a Netflix. La plataforma presenta, apenas un par de meses después, una nueva serie de He-Man, está con una estética más juvenil y que envía a los personajes a un entorno futurista.

La ciencia-ficción nunca ha sido completamente ajena a la saga, ni siquiera desde sus orígenes jugueteros en los ochenta. Aunque el obvio referente de los Masters del Universo era Conan, esa referencia se aderezaba con vehículos, armas láser, armaduras y tecnología futurista, y todo tenía lugar en un planeta extraterrestre, a medio camino entre el régimen feudal y la delicatessen retrotecnológica. Algunos derivados de la serie animada original, como la ahora completamente de culto película de la Cannon de 1987, explotaban esa tecnología alienígena-medieval y abrazaban el concepto de que los Masters del Universo eran seres extraterrestres... aunque parecieran culturistas.

La conexión entre los Masters y la ciencia-ficción se reforzó en 1990 con la serie 'Las nuevas aventuras de He-Man', concebida para relanzar la línea de muñecos, cuya encarnación clásica había finalizado en las jugueterías. En esta interesante nueva versión, de enfoque más juvenil que infantil, un He-Man menos corpulento se enfrentaba a un Skeletor cadavérico en el planeta futuro Primus. La serie, que incluía decenas de nuevos personajes, intentaba mantener cierta continuidad con la serie clásica, pero acabó siendo un fracaso que la relegó al olvido.

La franquicia entraría en un hiato del que saldría ya con el nuevo siglo, pero esta orientación de ciencia-ficción de principios de los noventa no se separaría del todo de la franquicia, aunque es ahora cuando vuelve con inusitada fuerza. Coescrita por Bryan Q. Miller (Smallville) y realizada por el estudio canadiense House of Cool (colaboradores en multitud de series y películas de animación CGI recientes), esta nueva 'He-Man y los Masters del Universo' permite que Netflix continúe experimentando con enfoques diversos y muy libres para esta IP.

Él tiene el poder

Eternia es en esta ocasión Eternos, un reino donde existen tanto la magia ancestral como la tecnología punta, y donde el príncipe Adam es un adolescente que ha perdido la memoria y vive con una tribu fuera de la ciudad. Hasta que una espada de poder le lleva a él y a una serie de aliados (su amiga Krass, su tigre Cringer, el villano arrepentido Duncan, y la ladrona y hechicera Teela) a convertirse en Masters del Universo. Tendrán que proteger el místico Castillo de Grayskull del tío de Adam, Keldor -futuro Skeletor- y de sus secuaces, Evelyn y Kronis, entre otros.

Es decir, tenemos una historia que solo esquemáticamente respeta las líneas de la serie y los juguetes originales, pero donde todo es perfectamente reconocible. A diferencia de la visión de Kevin Smith, más dramática, aquí solo tenemos acción y más acción a un ritmo demencial y muy bien ejecutada: cada episodio de media hora es prácticamente un carrusel de combates y secuencias de riesgo que impide el aburrimiento, por mucho que la ausencia total de violencia la convierta en una serie absolutamente blanca y con un punto descafeinado.

Y con todo, los guiones son lo suficientemente autoconscientes, casi rozando la parodia, como para que cazar guiños sea una actividad sumamente gozosa para el adulto curtido en la mitología de la franquicia. Los detalles que definen cómo serán los personajes que se transformarán en futuros Masters (de la mandíbula de hierro de Kronis al casco de Krass) o multitud de detalles de humor con mala leche (Grayskull parece un solar más que un castillo... y los personajes no dejan de comentarlo) están ahí para tener entretenida a la audiencia más talludita. Eso y también cómo se esquivan convenciones aburridas, de la traición del tío de He-Man -que, por cierto, es canon tradicional de la franquicia- al descubrimiento de los poderes.

Entre lo más cuestionable de la serie queda el rediseño de los personajes, muy afortunado en ocasiones (Skeletor es espectacular, como lo son los villanos en general... y los héroes algo menos) y la decisión de guión de que los Masters conserven su comportamiento juvenil e inocente aún teniendo poderes. Es un detalle menor, ya que sin duda ayudará a que la audiencia más joven se identifique con los personajes. Y el resto, como las polémicas acerca de si son adecuadas una Teela afroamericana o que Ram-Man sea ahora Ram Ma'am (magnífico giro, diríase que con la única intención de tocar las narices), son cosas que solo le importan a los adultos. Cada vez a menos.

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