Al ser una segunda parte planificada desde su origen para ser emitida a renglón seguido de su precedente, con apenas unos meses de diferencia, podemos esperar de esta segunda parte de 'Masters del Universo: Revelación', conformada por seis escuetos episodios de media hora, una continuidad total con los seis previos. Y así es, salvo leves excepciones: la primera entrega narraba la historia de búsqueda de una identidad y un propósito por parte de Teela, y la segunda, cómo ese viaje épico impacta en los Masters del Universo.
Pero si allí teníamos una historia necesariamente en solitario (o casi, acompañada apenas de un nuevo personaje, algún secundario clásico y una aliada inesperada personificada en Evil-Lyn), aquí pueden entrar en juego muchos secundarios del rico universo de la franquicia. Y por eso esta segunda parte de 'Revelación' es incluso superior a su ya muy notable precedente: la arrolladora presencia de un Skeletor superpoderoso da las primeras notas para una temporada aún más vibrante y movida.
Los espectadores que consideraron que una adaptación de una franquicia de juguetes no tiene interés porque ya no se parece a los dibujos animados de su infancia, posiblemente sigan encontrando las mismas pegas en esta segunda parte. Teela cede algo de protagonismo, pero sin duda el tema vector de la serie es su crecimiento como heroína, y He-Man, aún ganando presencia con respecto a la primera parte, nunca se convierte en centro absoluto de la serie.
Pero para quienes no tengan una sensibilidad especialmente frágil y disfruten con la propuesta en sí de la serie, Netflix sube las apuestas estéticas y temáticas. La gran baza del arranque, como decimos, es el Skeletor de Mark Hammill y su tono casi autoparódico, que canaliza el estilo de su Joker, pero entremezclándolo con el villano animado de los Masters de los ochenta, y en el arranque de la temporada proporciona una auténtica avalancha de carisma, humor y maldad.
Una villana a la altura
Sin duda, las interacciones de Skeletor con Evil-Lyn son las más interesantes de la temporada, posiblemente porque a cargo de ella está nada menos que Lena Headey, que desde luego tampoco anda sobrada de carisma. El momento que casi roza el horror cósmico y abstracto en el capítulo 3 es lo más brillante de la serie, la relación de Evil-Lyn con Beastman es todo un descubrimiento, así como los acontecimientos referentes a la hechicera en los tres últimos episodios. Por supuesto, nada de eso tendría el más mínimo alcance si no partiera de la fabulosa desestructuración de Evil-Lyn que se llevó a cabo en la primera temporada.
Casi como un jocoso desplante a las quejas que ha recibido la primera entrega (cosa altamente improbable, ya que con toda seguridad, la primera y segunda parte se produjeron casi simultáneamente), las apariciones de He-Man en la serie no solo son contadas, sino que aparece presentado como un mostrenco sin cerebro. Contrasta con la inteligencia, gracilidad y estilo de Teela, pero no son más que segundas lecturas: la serie transpira una genuina devoción y respeto por los juguetes originales, por mucho que refunfuñen los review-bombers.
Por ejemplo, la personalidad en el fondo patética de Skeletor y su obsesión con acabar con He-Man hasta el punto de ponerlo todo en peligro por ser, literalmente, un calzonazos, es pura serie de animación de Filmation en clave adulta. Solo un fan con el corazón de piedra no se levantará a aplaudir cuando Skeletor abre un portalito para escapar del peligro con el rabo entre las piernas.
'Masters del Universo: Revelación' es una buena muestra de cómo adaptar de forma libre, consciente, conociendo a fondo el material original, pero sin que esa fuente encorsete la creatividad, sino como simple punto de partida. Queda esperar que la plataforma anuncie una segunda temporada, igual de insultante para los fans inmovilistas, igual de fascinants para quienes 'Masters del Universo' supuso una catapulta a la imaginación, no una camisa de fuerza.
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