Volvemos a las andadas. El séptimo episodio de 'La Casa del dragón' ha desencadenado la misma polémica que vivimos en 2019 después de la emisión de 'La larga noche', el tercer episodio de la octava temporada de 'Juego de Tronos'. Ambos capítulos comparten unas imágenes excesivamente oscuras que han provocado que muchos fans de estas series se quejen por no haber podido disfrutarlos como cabía esperar.
Los responsables de esta producción de HBO Max han alegado que se trata de una decisión creativa que persigue reforzar el tono de esta parte de la historia, y sí, es evidente que deben tener libertad para tomar las decisiones creativas que crean necesarias. Sin embargo, cuando son tantos los aficionados que se quejan por un mismo motivo, algo no va bien. Y los responsables de esta serie, encabezados por Ryan Condal y Miguel Sapochnik, deberían tomar buena nota.
Este problema no ha explotado debido a una única razón. La compresión del vídeo que nos sirve mediante streaming HBO Max, la manifiestamente mejorable calibración de los televisores que tenemos buena parte de los usuarios y la necesidad de enmascarar unos efectos especiales que pueden no ser todo lo refinados que sería deseable explican en cierta medida el origen de este problema, pero hay otra razón que merece la pena que no pasemos por alto: la diferencia de calidad de imagen de los monitores profesionales usados en la postproducción de las películas y las series y nuestros televisores.
El rango de luminancia marca la diferencia (a favor de los monitores de masterización)
Durante los últimos años he sido testigo en varias ocasiones de un enfrentamiento directo entre un monitor de masterización profesional y un televisor de última generación y gama alta. La más reveladora de estas pruebas tuvo lugar durante la primavera de 2019, y pude comparar la calidad de imagen de un televisor GZ2000 de Panasonic equipado con un panel OLED de gran calidad y un procesado de imagen fabuloso con un monitor profesional OLED Trimaster EL 4K BVM-X300 V2 de Sony.
El televisor de Panasonic salió bien parado de este duelo cara a cara, pero, aun así, no igualó la calidad de imagen global de este monitor, que es uno de los más utilizados en la postproducción de las películas a pesar de que ya está descatalogado (ha sido reemplazado por el BVM-HX310). Y eso que la gama 2000 de Panasonic es un portento de la calidad de imagen, especialmente cuando estos televisores deben lidiar con contenido cinematográfico.
La precisión y la riqueza con las que el monitor de referencia reproduce el color son apabullantes, una característica imprescindible si tenemos presente que los coloristas profesionales lo utilizan para llevar a cabo la corrección de la colorimetría. De hecho, lo que más me sorprendió fue que estos monitores de masterización consiguen mantener la consistencia del color en todo el rango de luminancia, y es algo que queda fuera del alcance de la mayor parte de los televisores.
Los monitores de masterización consiguen mantener la consistencia del color en todo el rango de luminancia
Además, estos monitores tienen una capacidad de entrega de brillo espectacular. El BVM-HX310 de Sony en particular puede entregar 1000 nits a pantalla completa manteniendo una relación de contraste nativa de 1 000 000:1. Esta prestación también está fuera del alcance de cualquier televisor, por muy sofisticado y caro que sea. Sin embargo, lo que permite a un monitor de masterización recuperar una gran cantidad de detalle en las regiones en sombra es su rango de luminancia. Esta es, con toda probabilidad, la razón de más peso por la que el último capítulo de 'La casa del dragón' se ve tan oscuro en nuestros televisores.
Una manera sencilla, aunque no del todo rigurosa, de entender qué es la luminancia consiste en interpretarla como la intensidad luminosa o la cantidad de luz que es capaz de proyectar una superficie. Cuando recurrimos al concepto «rango de luminancia» en este contexto estamos describiendo la capacidad que tiene un televisor de entregarnos un conjunto de niveles de diferente intensidad luminosa. O una escala de luminosidad con una gradación concreta.
El rango dinámico de un televisor es mayor a medida que se incrementa la distancia que separa la intensidad de las zonas más oscuras de las imágenes de la intensidad que tienen las zonas más iluminadas. Esto nos permite intuir que la capacidad de entrega mínima y máxima de brillo que tiene un televisor importa mucho en este contexto porque condiciona la habilidad con la que es capaz de reproducir los contenidos HDR.
Pero no solo es importante la capacidad de entrega de brillo que tiene un televisor; también lo es el número de niveles de luminosidad con diferente intensidad que consigue reproducir. Cuantos más niveles con diferente capacidad de entrega de brillo tengamos entre los niveles mínimo y máximo, mejor. Un número mayor de niveles contribuirá a que el televisor sea capaz de recuperar más información tanto en las zonas más oscuras de cada fotograma como en las más iluminadas, conocidas también como altas luces.
Las pistas que nos han dado los responsables de tomar las decisiones creativas de 'La casa del dragón' nos invitan a intuir que en los monitores profesionales en los que han llevado a cabo la postproducción de esta serie las escenas más oscuras nos entregan el suficiente nivel de detalle. Sin embargo, la mayor parte de los televisores no tiene un rango de luminancia ni remotamente similar al de un monitor de masterización profesional que cuesta más de 35 000 euros.
Probablemente la solución a este problema requiere que los responsables de las películas y las series que disfrutamos en nuestras teles tengan presente esta diferencia de calidad y hagan las pruebas pertinentes para comprobar cómo se ven las imágenes en un abanico amplio de televisores, incluidos los modelos de gama de entrada. No deberían conformarse únicamente con evaluar sus preferencias estéticas en los estupendos y carísimos monitores profesionales que emplean en el postprocesado. No creo que esto sea pedir demasiado.
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