Humane, la interesante start-up fundada por ex-empleados de Apple y Microsoft, presentaba anoche ante el mundo su AI Pin. Un discreto y pequeño dispositivo potenciado por inteligencia artificial y con un claro propósito: liderar la carrera de esos gadgets que quieren remplazar al teléfono móvil.
El problema, quizás, es que hay un número de compañías corriendo una carrera sin saber exactamente dónde está la meta. ¿Cuáles son las limitaciones reales del smartphone? ¿Cuántos de estos productos las solucionan? ¿Cuáles son las problemáticas que solucionan?
El AI Pin y su concepto. Un pin repleto de tecnología, con funciones de teléfono básico y una pequeña proyección virtual para hacer de panel. El concepto es diferente, peculiar e interesante. Este pequeño PIN permite recibir llamadas mediante red móvil, responder mensajes, capturar imágenes y realizar funciones gracias al asistente de voz integrado y potenciado por IA. Casi, casi un teléfono.
Pero no es un teléfono, aunque quiera costar como tal. 699 dólares a los que hay que sumar una suscripción de 24 dólares mensuales (nada menos que 288 dólares anuales). Quizás un alto coste por un dispositivo que no soluciona lo que los teléfonos llevan queriendo resolver durante años: tener todo, absolutamente todo, en el bolsillo.
El AI Pin no tiene una pantalla AMOLED de más de seis pulgadas en la que puedas ver Netflix. Tampoco tiene un sensor Sony IMX con un montón megapíxeles en los que puedes inmortalizar lo que quieras. Ni siquiera puede ajustar la temperatura de color de la proyección para leer cómodamente las noticias o un libro.
No hay inconveniente en ello, pero para vencer al teléfono quizás no baste con proponer un uso radicalmente distinto (y mucho más limitado) respecto al mismo. Quizás el plan pase por lograr no perder funcionalidades y ganar alguna otra.
Hay conceptos más ambiciosos en la carrera de crear ese aparato all-in-one, como las Apple Vision Pro. Unas gafas de altísima resolución, con la potencia de un PC, las aplicaciones y juegos de cualquier teléfono móvil y el gran hándicap de que están pensadas para no sacarlas jamás de casa.
Pese a esta gran limitación que las lleva a ser un inevitable complemento del teléfono y quizás girar más hacia un sustituto del PC, son un producto que a nivel de funcionalidad (multimedia, llamadas, juegos, productividad) hace lo que un rival del móvil debería hacer: lo mismo.
Sin ser tan intrusivo como el concepto de casco de realidad aumentada que tantos fabricantes llevan años explorando (y que Apple ha decidido llevar a otro concepto ahora), siempre ha estado sobre la mesa el asunto de las gafas inteligentes. Google acabó tirando la toalla con las suyas, fabricantes como OPPO no las sacan de China, y otros como TCL prometieron unas NXTWear S en España de las que no sabemos nada.
Por el momento, la única alternativa medianamente realista en el horizonte para remplazar a los teléfonos tradicionales es la dcer flexibles las pantallas para resolver el problema de llevar una bestia de casi siete pulgadas en el bolsillo. Hay muchas formas de hacerlo. Desde enrollar el teléfono en la propia muñeca como propone la última idea de Motorola hasta, simplemente, doblar nuestro móvil por la mitad para que ocupe... la mitad.
Imagen | AI Pin
En Xataka | El futuro del smartphone son los plegables. Tan solo tienen dos problemas que superar
Ver todos los comentarios en https://www.xataka.com
VER 16 Comentarios