SMIC (Semiconductor Manufacturing International Corp) es el mayor fabricante chino de semiconductores. Su cuota en el mercado mundial oscila actualmente alrededor del 5%, lo que lo sitúa lejos del 17% que tienen Intel y Samsung, y mucho más aún del 54% que sostiene la gigantesca empresa taiwanesa TSMC. Aun así, pisa los talones a la estadounidense GlobalFoundries, que tiene una cuota aproximada del 7%. Estas cifras reflejan con claridad su relevancia en el mercado de los circuitos integrados.
Pese a todo tiene en su contra a un rival temible: Estados Unidos. El país dirigido por la Administración de Joe Biden colocó el pasado 7 de octubre de 2022 en su punto de mira toda la industria china de los semiconductores, y lo hizo con un propósito: impedir que este país asiático sea capaz de desarrollar chips de alta integración similares a los que producen actualmente TSMC, Samsung o Intel. SMIC es su punta de lanza, lo que ha colocado a esta empresa al frente de la lista negra de Estados Unidos.
En la práctica lo que persigue el Gobierno estadounidense es evitar que los equipos fotolitográficos que han sido desarrollados utilizando patentes bajo su control caigan en las manos de China. Los dos principales proveedores de máquinas de litografía avanzadas son ASML, que es de Países Bajos, y Tokyo Electron, que es una empresa japonesa, pero ambas utilizan tecnologías estadounidenses y de otras nacionalidades. Sin ir más lejos las máquinas de litografía de ultravioleta extremo de ASML utilizan una fuente de luz estadounidense y ópticas de origen alemán.
SMIC tiene problemas para equipar sus nuevas fábricas de semiconductores
Durante el último trimestre de 2022 la demanda global de circuitos integrados se ha reducido perceptiblemente, y 2023 no ha arrancado mejor para esta industria. Aun así, según TSMC los nubarrones empezarán a disiparse durante el segundo semestre de este año y poco a poco la demanda de chips volverá a crecer. Las expectativas a medio plazo de esta industria son positivas a pesar de que ahora mismo no está atravesando un buen momento, lo que ha provocado que las empresas que están poniendo a punto nuevas fábricas, como TSMC o Intel, estén reforzando sus inversiones.
Actualmente SMIC está enfrascada en la construcción de dos fábricas: la de Lingang, cuyo edificio principal ya está listo, y la de Xiqing, que acaba de empezar. Además, una de sus nuevas plantas de Shenzhen inició la fabricación de semiconductores a gran escala en diciembre de 2022, y la fábrica de Jingcheng, que también es nueva, está lista para arrancar con las pruebas de producción. Sin embargo, no va a poder hacerlo a corto plazo. El motivo es que esta última planta no ha recibido todos los equipos de litografía que necesita para funcionar con normalidad.
El pie de Estados Unidos está detrás de esta zancadilla. De hecho, sus sanciones persiguen expresamente evitar la llegada de nuevas máquinas de fotolitografía a las fábricas chinas que producen chips de 14 nm o menos, circuitos integrados DRAM de 18 nm o menos, o bien chips NAND flash con 128 capas o más. Es evidente que, como hemos anticipado unas líneas más arriba, la Administración estadounidense persigue cercenar la producción en China de chips de alta integración.
La única opción de China dada la coyuntura actual no es otra que independizarse completamente de Estados Unidos y su círculo de influencia en el ámbito de la fabricación de chips. El problema es que desarrollar alternativas a las tecnologías con patente estadounidense no es algo que pueda hacerse con rapidez. Aun así, es muy probable que China ya lleve enfrascada en ello mucho tiempo. Sea como sea no podemos pasar por alto que estas sanciones también están penalizando de forma indirecta a las compañías estadounidenses en cuya cartera de clientes ocupan una posición preeminente algunas empresas chinas. Es lo que tiene la globalización.
Imagen de portada: ASML | SMIC
Más información: SMIC
Ver todos los comentarios en https://www.xataka.com
VER 98 Comentarios