Seguro que nuestros lectores recordarán las inundaciones que en octubre de 2011 afectaron a Tailandia. Las consecuencias fueron dramáticas para los fabricantes de discos duros, muchos de los cuales sufrieron grandes daños en las fábricas de ese país donde se concentra buena parte de la producción mundial de estos dispositivos.
El problema acabó afectando a usuarios y empresas. El coste por gigabyte antes de las inundaciones había pasado a ser de 5 centavos justo antes de esos sucesos, pero la reparación de las fábricas fue larga y costosa, y eso redundó en discos duros mucho más caros e incluso más difíciles de encontrar.
Afortunadamente, el problema parece haber llegado a su fin, y BackBlaze, empresa proveedora de servicios de almacenamiento online de archivos, ha explicado cómo logró que esa crisis de los discos duros no afectara de forma tan notable a su negocio.
El ingenio contra la crisis
En BackBlaze explican cómo tuvieron que recurrir a soluciones muy ingeniosas para poder seguir dando servicio e incrementando el almacenamiento disponible en sus servidores. Los discos duros que usaban en septiembre de 2011 eran Hitachi y les salían a 0,044 dólares por gigabyte. En noviembre de ese mismo año, tras las inundaciones, el coste casi se dobló y los mismos discos hacían que el coste por gigabyte fuera de 0,083 dólares.
Así que en BackBlaze comenzaron a cambiar de estrategia, y en lugar de las unidades de 3 TB que usaban comenzaron a comprar unidades de 4 TB, lo que mejoraba un poco ese coste. Poco después pasaron de unidades de Hitachi a unidades de Seagate y Western Digital, e incluso pasaron de unidades internas a unidades externas, pero incluso esas unidades fueron complicadas de reservar en grandes cantidades.
Fue entonces cuando recurrieron al "Cultivo de discos" (Drive Farming) una práctica que consistía en pedir ayuda a amigos y familiares: ya que ellos no podían adquirir unidades en grandes cantidades a precios ventajosos, pedían a esas personas que les compraran varias unidades para luego reunirlas e instalarlas en sus servidores.
Las tiendas en todo el país estaban limitando la disponibilidad de discos, pero teníamos más "granjeros". Las unidades empezaron a llegar, 2 cada vez. Era más barato comprar unidades externas en una tienda en Iowa y hacer que el padre de Yev, Boris, las enviara a California, que comprar unidades internas a través de nuestros canales convencionales. Casi a diario el cartero nos traía paquetes con unidades de amigos y familiares por todo el país.
Todas esas medidas lograron que BackBlaze se ahorrase más de medio millón de dólares en nuevos discos duros para sus servidores de almacenamiento y que pudieran seguir ofreciendo el servicio con garantías.
Sus responsables proporcionaban entre otras cosas una gráfica en la que se observa el coste "Status Quo" (si hubieran seguido comprado los mismos discos sin importar el precio), el coste real (lo que realmente se gastaron con estas técnicas), y el coste histórico (si los precios hubieran seguido la evolución pre-inundaciones):
Las diferencias son evidentes, y lo demostraron analizando el coste de la inversión en discos duros desde octubre de 2011 a septiembre de 2013:
Status Quo: 2,92 millones de dólares
Real: 2,31 millones de dólares
Histórico: 1,78 millones de dólares
En BackBlaze concluyen indicando que en estos momentos los precios de los discos duros han vuelto a niveles de noviembre de 2011, cuando empezó la crisis del sector. La predicción inicial de recuperación era de entre tres meses y un año, pero nadie pensó que se tardarían 2 años en esa recuperación. Afortunadamente para ellos, se cumplió el famoso refrán. El hambre agudiza el ingenio, dicen.
Vía | BackBlaze En Xataka | La producción de discos duros, amenazada por las inundaciones en oriente
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