Un informe de la consultora Trendfocus ha revelado en un informe cómo los fabricantes de equipos podrían estar preparándose para una exigencia de Microsoft para el futuro. El requisito: los futuros PCs y portátiles con Windows 11 deben usar SSDs, no discos duros convencionales.
La medida, que parece que podría entrar en vigor en 2023, es curiosa si tenemos en cuenta que hoy por hoy el requisito es contar con una unidad de almacenamiento mayor de 64 GB, sin más. Aquí Microsoft parece querer dar un salto interesante pero comprometido: sigue habiendo equipos modestos que hacen uso de discos duros como unidades de almacenamiento.
Windows 11 quiere estar solo en SSDs
Cuando Microsoft lanzó Windows 11 lo hizo con unos requisitos que fueron muy criticados. La necesidad del chip TPM hacía que muchos equipos más antiguos se quedaran teóricamente sin opciones, aunque luego la propia empresa acabó relajando los términos.
El objetivo de Microsoft era hasta cierto punto lógico: no seguir anclada al pasado y por ejemplo hacer estos equipos más seguros gracias a las ventajas del citado chip TPM.
Ahora ese informe de Trendfocus quiere hacer un movimiento similar y dejar en segundo plano a los discos duros tradicionales para centrarse totalmente en unidades de estado sólido (SSDs).
Los requisitos actuales de Windows 11 indican que se necesitan por ejemplo 4 GB de RAM y al menos 64 GB o más de almacenamiento disponible, pero no hay mención alguna de que la unidad deba ser un SSD.
La unidad SSD sí es requisito necesario no obstante para dos opciones del sistema operativo: una es DirectStorage, la otra el Windows Subsystem for Android que permite ejecutar aplicaciones Android bajo Windows 11.
Es cierto que las unidades SSD ofrecen unas tasas de transferencia claramente superiores a las de un disco duro y su impacto en el rendimiento del sistema operativo es claro. También lo es que afortunadamente el mercado ha ido haciendo la transición a estas unidades desde hace tiempo, y es cada vez ma´s raro ver portátiles basados en un HDD y no en un SSD.
Sin embargo para equipos más modestos, el uso de unidades SSD es más complicado por el precio de estas unidades: el coste por gigabyte sigue siendo superior al de los discos duros, y eso hace que para presupuestos ajustados los discos duros sean mejor opción. Y esos equipos podrían en un futuro no tener acceso oficial a Windows 11.
Eso es al menos lo que plantea el informe de Trendforce, que indica que esa transición podría tener lugar en la segunda mitad de 2023. John Chen, vicepresidente de Trendfocus, indicaba en Tom's Hardware que los OEMs están tratando de negociar para retrasar algo más ese requisito y que no sea obligatorio hasta 2024 e incluso entonces solo para PCs de sobremesa.
Microsoft no ha hecho comentarios sobre esta opción, así que queda por ver si la empresa acaba confirmando o no una decisión que tiene interés. Sobre todo teniendo en cuenta que la adopción de unidades SSD es cada vez mayor y que estándares como PCIe 4.0, PCIe 5.0 e incluso PCIe 6.0 irán ganando más y más fuerza y ofreciendo mejores prestaciones en PCs y portátiles en los próximos años.
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