Las criptodivisas no están pasando por su mejor momento, pero quienes creen en su futuro lo hacen a pies juntillas. Jack Dorsey, co-creador y actual CEO de Twitter, acaba de afirmar que bitcoin será la única moneda que se utilizará en el futuro.
El apoyo de Dorsey no es extraño ya que este directivo ha realizado inversiones importantes en esta tecnología. Sin embargo hay argumentos de peso que hacen difícil pensar que bitcoin acabe convirtiéndose en esa moneda única que todos usemos a nivel mudial.
La esperanza de convertir a bitcoin en moneda única
Dorsey se entrevistaba con The Times, y entre sus declaraciones destacaba la que dedicaba a esta criptodivisa, que para él acabará sustituyendo el papel dominante del dólar estadounidense en la economía mundial.
Las opiniones sobre el futuro (o la falta de él) de bitcoin son frecuentes entre personalidades de la tecnología y del mundo financiero. Jamie Dimon, CEO de JPMorgan, uno de los muchos que calificaba el fenómeno bitcoin como una burbuja a punto de explotar aunque luego se retractara. Eso no ha ocurrido de momento, y Dorsey cree que de hecho el futuro de bitcoin es brillante:
El mundo acabará usando una única moneda, internet usará una única moneda. Personalmente creo que será bitcoin.
Hay otros muchos tecnócratas e incluso financieros que ven futuro en las criptovisas. Peter Thiel aseguraba por ejemplo que los críticos de bitoin lo estaban subestimando, y que "es más como el oro, un depósito de valor".
Para Mark Cuban, multimillonario e inversor de riesgo, el valor del bitcoin "es una función de la oferta y la demanda" y parecía mucho más interesado en la cadena de bloques, que calificaba como "una gran plataforma para aplicaciones futuras". Sorprendían las declaraciones de Christine Lagarde, directora del International Monetary Fund, que declaraba que "no creo que sea sabio desestimar las criptomonedas", comparando estas críticas con las de aquellos que negaban que los ordenadores fueran a conquistar nuestros hogares.
Hay muchas otras personalidades del mundo de las finanzas que han criticado el papel de las criptodivisas en general o de bitcoin en particular —en Bloomberg tienen una excelente recopilación con algunas de las más relevantes— pero las certezas a favor de bitcoin son pocas.
¿Bitcoin como moneda o como depósito de valor?
Quienes defienden esta criptodivisa y van más allá de la mera especulación creen que al menos en la actualidad bitcoin se parece mucho más al oro como depósito de valor que a las monedas de curso legal con las que realizamos todo tipo de transacciones a diario.
Ese futuro como moneda parece a priori difícil de hacerse realidad: la propia estructura de la plataforma ha causado efectos poco deseables como un crecimiento enorme de las comisiones cuando la fiebre por operar con bitcoins se desató en el último trimestre del año pasado. El valor rondó los 20.000 dólares, pero las comisiones para operar llegaron a los 35 dolares.
Esa fiebre se relajó poco después y actualmente los costes de las operaciones son de nuevo asumibles (normalmente por debajo de un dólar) pero hay otro elemento igualmente preocupante en el papel de bitcoin como moneda: el limitado número de transacciones por segundo que soporta.
En la actualidad bitcoin soporta entre 5 y 7 transacciones por segundo según algunos estudios, mientras que métodos de pago electrónico tradicionales como VISA soportan unas 2.000 transacciones por segundo y PayPal ronda las 150.
Eso es lo que precisamente trata de mejorar el protocolo Lightning que la empresa Lightning Labs está desarrollando para mejorar esa "debilidad" de bitcoin. Dorsey invierte en bitcoin, pero además invirtió 2,5 millones de dólares en Lightning Labs recientemente.
Las desventajas de bitcoin están implícitas en su diseño
Hay otros argumentos en su contra, como la falta de transparencia que desde el principio hizo que bitcoin fuera la alternativa perfecta para ese mercado negro de productos, servicios o sustancias ilegales que tuvo su máximo exponente en Silk Road y en sucesoras como Silk Road 2.0, AlphaBay o Hansa.
Otros analistas añadían más desventajas en ese ámbito y se planteaban un futuro en el que los bancos emitiesen sus propias criptodivisas, algo para lo que no encontraban tampoco demasiados argumentos razonables: en Suecia, recordaban, están tratando de eliminar por completo los pagos con efectivo, algo destinado entre otras cosas a evitar o al menos minimizar la economía sumergida. No ha hecho falta crear criptodivisas para algo así, lo que parece complicar los argumentos futuros de bitcoin como sustituto de las divisas fiat.
La propia filosofía y diseño de bitcoin hace que la cantidad de monedas disponibles esté fijada: aunque esté creciendo de forma asintótica, llegará un punto en que no se podrán producir más monedas, y si se convirtiera en un medio de pago algunos apuntan a que eso provocaría una inflación negativa (deflación permanente). Los precios de los productos y servicios que pagásemos en bitcoin tendrían que bajar para hacer frente a esta realidad, lo que no parece una situación alineada con las políticas sociales y económicas que nos rodean.
En El Blog Salmón | No es utopía, llegan las sociedades sin dinero efectivo: los casos de Escandinavia
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