El proyecto de Sam Altman ya ha logrado capturar los datos de 3,5 millones de personas
En España el reclamo del "dinero gratis" ha hecho que cientos de adolescentes hagan cola para escanearse el iris
El efecto red ha provocado un crecimiento de casi el 170% del valor del token WLD de la plataforma en apenas una semana
En agosto de 2023, cientos de keniatas se unieron a colas con un reclamo sencillo: déjanos escanearte el iris y te pagaremos unos 50 dólares por ello. Las aglomeraciones fueron de tal calibre que el gobierno del país paralizó la actividad y abrió una investigación.
El fenómeno se ha ido repitiendo por otros países como Argentina, Indonesia, Sudán, México, Japón y ahora España. Aquí la polémica ha llegado especialmente alimentada porque quienes están haciendo esas colas son cientos de jóvenes que buscan esos ingresos rápidos y aparentemente inocuos.
Países como Brasil, Francia e India han prohibido tal actividad tras las sospechas asociadas a la privacidad de los datos recolectados, pero en España de momento estos dispositivos siguen funcionando, especialmente en centros comerciales.
El reclamo es sencillo: esos jóvenes están vendiendo sus datos biométricos para recibir criptomonedas a cambio. En concreto, 10 WLD —aunque pueden ser más si promocionas la idea e invitas a amigos a registrarse—, el token de la plataforma Worldcoin que se está convirtiendo en la última sensación de este mercado.
Dicha criptodivisa valía apenas 3,1 dólares hace una semana, el pasado 15 de febrero, pero el crecimiento de registros y sobre todo el interés inusitado por esta plataforma ha hecho que el valor haya crecido hasta los 8,3 dólares, casi un 170% en estos siete días.
Estamos asistiendo una vez más a la cristalización del efecto de red, también conocido como ley de Metcalfe: cuantos más usuarios hay de un producto 1) más aumenta el valor para los demás usuarios y 2) más motivación hay para que otros usuarios lo adquieran.
Es un concepto que hemos visto una y otra vez repetirse en redes sociales como Facebook —cuantos más usuarios se unían, más interesante era hacerlo y más valor tenía la plataforma—, y que también se hace realidad en el caso de Worldcoin. La empresa hasta menciona la ley de Metcalfe en su sección de ayuda.
Es una peligrosa motivación, sobre todo si como afirman algunos testigos quienes se están registrando son menores de edad. En España la edad del consentimiento para el uso de los datos personales es de 16 años, y aunque en los stands de Worldcoin hay un letrero de "+18", parece que ese requisito no se está observando rigurosamente a juzgar por los comentarios en redes sociales.
Para muchos la teórica amenaza para la privacidad no es (tan) relevante. Es algo que ya comentaban por ejemplo algunos keniatas aquel mes de agosto: Dickson Muli, uno de ellos, indicaba en la BBC que "no me preocupa que se tomen los datos mientras el dinero me llegue". Algunos de las personas que han registrado su iris e España coincidían: como señalaba uno de ellos en El Periódico, "¡Si ya tienen todos nuestros datos con las cuentas de internet!".
Es un argumento peligroso teniendo en cuenta que los ataques por suplantación de identidad (spoofing) son cada vez más frecuentes y se verían aún más reforzados con un dato único como es el iris de una persona.
La promesa de Worldcoin es la de que ese identificador inequívoco plantea una red de identidades digitales (World ID) basada en la "prueba de persona". Una por ejemplo teóricamente resistente a ataques con identidades falsas, y que por ejemplo plantearía un sistema eficiente para poner en marcha esa renta básica universal de la que Sam Altman lleva tiempo hablando.
Sea cierta o no esa promesa, Worldcoin está aprovechando especialmente el efecto red en los últimos días, algo que hemos visto en otras criptomonedas en el pasado —memecoins incluidas—. Y de seguir creciendo el valor, puede que Altman acabe consiguiendo lo que busca: que 2.000 millones de personas acaben registrándose en la plataforma.
Por ahora lleva 3,5 millones. Queda por ver si el efecto red acaba validándose también en este caso.
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