Marte es un planeta fascinante. Su relativa proximidad a la Tierra y su parecido con nuestro planeta han provocado que depositemos nuestros ojos sobre él desde la antigüedad. Afortunadamente, la tecnología nos permite explorarlo y conocerlo cada vez con más detalle. Posiblemente nuestro conocimiento acerca del planeta rojo se expandirá al máximo cuando seamos capaces de enviar allí la primera misión tripulada, pero hasta entonces tendremos que conformarnos con dos herramientas muy valiosas: los vehículos rover y los satélites.
Los primeros, los rover, nos permiten explorar la superficie del planeta de una forma minuciosa y tomar muestras, pero tienen una desventaja: su alcance es bastante limitado y su desplazamiento lento, entre otros factores, debido a las irregularidades del terreno. Los satélites orbitan en torno a Marte y nos ofrecen información muy valiosa acerca de la composición de su atmósfera, y también algunos datos de su superficie, pero no pueden acercarse lo suficiente para ofrecernos información muy detallada acerca de esta última. Curiosamente, la NASA parece haber encontrado los dispositivos ideales para solventar las carencias de los rover y los satélites: los drones.
Muy cerca y con gran movilidad
Los drones aúnan una parte de las ventajas de los vehículos rover y los satélites, y resuelven algunas de sus carencias. No pueden acercarse tanto al suelo como los rover, pero vuelan lo suficientemente bajo como para proporcionarnos mucha información acerca de la superficie del planeta. Por otra parte, su movilidad y su alcance son mucho mayores que los de los rover, aunque no tan amplios como los que nos ofrecen los satélites. Por todo esto parecen un complemento perfecto de los vehículos de exploración que ya estamos utilizando.
Sin embargo, los drones tienen que superar varios retos antes de que podamos enviarlos al planeta rojo. La atmósfera marciana es menos densa que la de la Tierra, y, además, la gravedad de Marte es más débil que la terrestre. Estas características provocan que las condiciones de vuelo sean muy diferentes a las de nuestro planeta, por lo que la NASA se ha visto obligada a ingeniárselas para intentar reproducirlas aquí, en la Tierra.
Por el momento lo que están haciendo para simular el vuelo en Marte de su Prandtl-m (Preliminary Research Aerodynamic Design to Land on Mars), que es el nombre del primer prototipo de dron diseñado para operar en el planeta rojo, es permitirle planear a una altura de 100.000 pies (unos 30 Km). A esa altitud nuestra atmósfera tiene una densidad similar a la de Marte. Lo que esperan es poder instalar en el Prandtl-m, o en un dron similar, cámaras y sensores que les permitan obtener muchos más datos interesantes acerca de Marte. Y, de esta forma, preparar con más garantías la primera misión tripulada al planeta vecino.
Vía | Popular Science
Más información | NASA
En Xataka | La NASA tiene un nuevo plan para los drones: que sean sus ojos en Marte
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