El 18 de agosto de 2008 el Kosi, un río nepalí cuatro veces más caudaloso que el Ebro, cambió su cauce de repente. El recuento oficial habla de 42 muertes, cientos de personas arrastradas por la corriente y más de tres millones de personas desplazadas. Es una bestialidad, sí; pero todo parece indicar que es un cálculo conservador porque nadie ha podido cuantificar con precisión lo que conllevó aquel infierno. Se trata de la avulsión reciente más conocida del mundo, pero no es la única y, desde luego, no será la última. Ese es el problema.
Cuando el río cambia su cauce. No ocurre muy a menudo, pero efectivamente a veces un río cambia abruptamente su cauce. El proceso puede durar décadas o incluso siglos, sí; pero también horas o pocos días. El resultado es el mismo: inundaciones devastadoras y daños incalculables. No sé si es casual que, en terminología médica, "avulsión" signifique "extirpación".
Estos fenómenos han sido responsables de algunas de las inundaciones más mortíferas de la historia de la humanidad, incluidas las inundaciones del río Amarillo de 1887 y las inundaciones de China de 1931, que en conjunto se cobraron unas seis millones de vidas. Por ello, en los últimos años, los ingenieros han dedicado enormes esfuerzos para construir canales de derivación y diques que contrarrestar los peligros de la avulsión de un río. El problema es que, según una nueva investigación, esas avulsiones podría ocurrir donde menos lo esperamos.
50 años de ríos salvajes. Sam Brooke y su equipo (de la Universidad de California, Santa Bárbara y Texas en Austin) se dieron cuenta de que sabíamos muy poco sobre cómo funcionaban este tipo de fenómenos repentinos. Por ello, decidieron recopilar 50 años de imágenes vía satélite para estudiar con detalle por qué pasaba esto (y cómo prevenirlo). En total, descubrieron 113 avulsiones de gran magnitud en el último medio siglo.
De forma poco sorprendente, los investigadores descubrieron que la mayoría de ellas ocurría en las zonas cercanas a la desembocadura de los ríos. Digo que es poco sorprendente porque lo "poco" que conocíamos de este proceso estaba relacionado con la creación de deltas. Sin embargo, Brooke y su equipo descubrieron que había otro tipo de avulsiones ("ubicadas más arriba de donde normalmente se esperarían") que sí eran preocupantes.
Un riesgo cada vez mayor. Son avulsiones producidas por la erosión de la Tierra. Por ello, ocurren con mayor frecuencia en ríos escarpados ricos en sedimentos (sobre todo, en ambientes tropicales y, ojo porque esto es importante, desérticos). Esto es un problema enorme. Básicamente, porque lo que predice el modelo es que, a medida que los efectos del cambio climático vayan aumentando, las avulsiones se van a hacer más y más frecuentes.
La desertificación es un problema acuciante desde hace mucho tiempo. El 20% de España ya está desertificada y nada hace pensar que esto vaya a ir a menos. Pero, sin duda, lo más inquietante de todo esto es que las consecuencias de este proceso aún son desconocidas. Esto es solo un ejemplo, pero a la vista de lo que viene... habrá muchos más.
Imagen | NASA
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