Por tres, los volcanes conocidos de la Antártida se acaban de multiplicar por tres. Un grupo de investigación liderado por la Universidad de Edimburgo ha descubierto 91 volcanes escondidos bajo el hielo de la Antártida (algunos de casi 4000 metros de altura).
Según los geólogos, con este sorprendente descubrimiento, esta inmensa región del oeste de la Antártida acaba de desbancar al Rift de África oriental como la región terrestre con mayor densidad volcánica que conocemos. Algo que teniendo en cuenta el complejo equilibro del Polo Sur podría ser una malísima noticia para el clima del mundo entero.
Lo que el hielo esconde
A lo largo de los siglos, y gracias a las sucesivas expediciones antárticas, se han ido localizando bastantes volcanes. Hasta hace unos días conocíamos solo a 47 de ellos.
La cuestión que se preguntaron los investigadores era otra: por qué conocíamos esos 47. ¿Era porque solo existían medio centenar o era porque se trataban de los más evidentes, los más visibles? ¿Podría haber otros equipos ocultos bajo el hielo que no hubiéramos encontrado aún?
Era una cuestión mucho más fácil de formular que de responder: no es nada sencillo encontrar "evidencias de conos volcánicos ocultos" en kilómetros de nieve. Por eso, los investigadores han usado numerosos estudios geológicos previos, imágenes vía satélite y mediciones efectuadas con radares sobre la profundidad del hielo y su estructura.
Como decíamos, el resultado son 91 volcanes nuevos que oscilan entre los 100 y 3.850 metros. Todos ellos están cubiertos completamente de hielo y se sospecha que bajo el mar haya aún más. Por ahora, y con al menos 138 volcanes en un espacio tan pequeño, la vulcanología tiene que empezar a pensar en la Antártida de una forma completamente nueva.
Un descubrimiento lleno de dudas
Es un descubrimiento alucinante, pero también muy inquietante: ¿Qué efectos podría tener una erupción volcánica en el ecosistema antártico? Para empezar, y como señala en The Guardian Robert Bingham, coautor del estudio, "si uno de esos volcanes entrara en erupción podría desestabilizar todas las placas de hielo del oeste antártico".
Esto es preocupante porque, como hemos comentado en otras ocasiones, el clima de la Antártida empieza a resentirse (y calentarse) año tras año. Por lo que la gran pregunta es: "¿cómo de activos son esos volcanes? ¿Corren peligro las grandes extensiones de hielo polar?". Es algo que debemos determinar lo más rápido posible, si queremos ajustar nuestras previsiones climáticas.
¿Una bomba de relojería?
El problema real en este momento es que no sabemos cómo de activos han sido esos volcanes en el pasado. No tenemos ninguna pista y, por supuesto, no sabemos qué efecto han tenido sobre el hielo de la Antártida ni sobre el nivel del agua en los océanos de todo el mundo.
No obstante, hay un dato a tener en cuenta: hay varias teorías sismológicas que señalan el aumento de la actividad volcánica en zonas que han perdido su cobertura de hielo (como Islandia y Alaska). No está muy claro cuál es el mecanismo que actúa, pero de ser cierto nos podemos encontrar ante otra bomba de relojería.
Si el hielo baja demasiado por el calentamiento del continente, el incremento de actividad volcánica puede acabar desestabilizando totalmente la capa de hielo (y, de paso, el clima de medio mundo). El efecto que podría tener esto sobre el clima es completamente desconocido. Pero como dicen los autores del trabajo, deberíamos de ponernos a investigar sobre ello.
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