Ya lo tenemos. Los precios de referencia del aceite de oliva virgen extra acaban de batir su récord histórico. Es decir, acaban de superar los precios de la temporada 1996-97. Y estamos aún estamos en mayo.
La historia se repite. No es azaroso que el anterior pico del precio del aceite ocurriera durante la temporada 96-97. Al contrario, esa temporada es la que sigue a uno de los años 'negros' de la historia hídrica española: 1995, "el año de la sequía". De hecho, hasta hace unas semanas, el abril más seco del registro había sido, precisamente, el de 1995.
Y precisamente eso es lo que está disparando los precios. Pese a las lluvias de los últimos días, estamos viviendo la sequía más dura desde hace más de 30 años y, por si fuera poco, venimos de una campaña desastrosa.
Javier Blas
"La peor cosecha del siglo". No hay que olvidar que, fruto de una ola de calor en el momento de la floración, 2022 fue un año nefasto para el olivar español. Las estimaciones más optimistas hablaban de un descenso de la producción del 49,1 por ciento respecto a la producción final de la temporada anterior y un descenso del 47,5 por ciento con respecto a la media de las cinco últimas campañas. A falta de los datos definitivos, la idea de que iba a ser "la peor cosecha del siglo" estaba encima de la mesa.
Y eso se ha notado: en diciembre de 2022 el aceite de oliva valía un 114% más que dos años antes.
2023 no se espera mejor. A todo eso hay que sumarle que en muchas zonas del país las semanas de calor que hemos estado sufriendo han coincidido con el momento de floración del olivo. Es verdad que mayo se está portando mejor de lo esperado en cuanto a lluvias y eso puede contener la debacle, pero a nivel internacional nadie quiere jugársela.
Especulación, especulación y especulación. Todo esto hace que el mercado del aceite de oliva se vuelva más vulnerable a la especulación. En primer lugar, porque el excedente de la campaña anterior (el "enlace") es más pequeño de lo habitual y eso hace que su impacto en la estabilización de los precios del aceite a lo largo de todo el año sea mucho menor de lo normal. Por muy bueno que sea el aforo del aceite de este año (que no lo será), la inestabilidad del mercado va a durar hasta, al menos, octubre de 2024.
En segundo lugar, el mercado se vuelve más inestable porque, a diferencia de 1996/97 el mercado del aceite, está mucho más internacionalizado. Y eso, como llevamos viendo más de un año, nos sitúa en una posición débil... como consumidores. Pasa con casi todos los productos agroalimentarios, pero en el aceite es más visible porque nuestro peso específico es enorme.
¿Qué podemos esperar? Solo en abril, los precios del aceite se incrementaron entre un 6 y un 11%. Esa es la tendencia que esperamos ver conforme vayan pasando los meses: incrementos progresivos mientras se van agotando las reservas y hasta que las estimaciones de la campaña de 2023-2024 obliguen a replantearse las posiciones en el mercado.
Sin embargo, quedan muchos meses hasta el aforo de octubre. Si la meteorología ayuda y las previsiones mejoran, los incrementos puede ir conteniéndose hasta que el olivar ponga las cartas sobre la mesa.
¿Tiene sentido acumular aceite? Eso se preguntaban en DAP hoy mismo y la respuesta es compleja. No sería el primer proceso de acopio que vemos en los últimos años y, por eso, sabemos que no siempre es buena idea. Por un lado, la tendencia alcista nos empuja a comprar cuanto antes (y retroalimenta la subida de precios).
Por el otro, uno nunca sabe cuando va a cambiar la tendencia. Recordemos que en eso no solo intervienen las estimaciones, los movimientos del precio de referencia o los contratos internacionales; el Estado, sin ir más lejos, también tiene mucho que decir. Y con unas elecciones generales a pocos meses, aún más.
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Imagen | Knut Godager en Pixabay
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