La imagen del oso polar desahuciado en un iceberg fue durante un tiempo la imagen del cambio climático. Sin embargo esta visión no era del todo justa con estos osos. La naturaleza a veces se abre camino de maneras curiosas, y el último ejemplo de esto es una nueva especie que ha surgido Canadá y Siberia: los osos híbridos.
La migración es uno de los recursos que animales (e incluso otras especies) tienen para adaptarse a cambios en la meteorología y el clima. Estas migraciones pueden tener consecuencias extrañas como que dos especies que habitaban lugares distintos acaben compartiendo muchos espacios. Es lo que ha ocurrido con osos pardos y osos polares en algunas zonas del norte de Asia y América.
La pérdida de las masas de hielo del océano Ártico ha hecho que los osos polares hayan ido desplazándose hacia tierra firme, hacia zonas como Siberia y el norte de Canadá. Por su parte, los osos pardos euroasiáticos y sus primos los grizzlis americanos son cada vez más presentes en estas zonas del norte continental.
Compartiendo espacios
La cohabitación parece que no es difícil para estas especies. Esto puede deducirse de los primeros avistamientos de osos híbridos entre las dos especies. Estos híbridos no son nuevos. El primer avistamiento de un ejemplar de esta mezcla fue descubierto en 2006. Se trataba de un oso blanco con manchas marrones que fue abatido por cazadores. Un análisis de ADN reveló el por qué de esta apariencia.
En 2010 la historia se repitió. Unos cazadores mataron a uno de estos animales, pero esta vez el análisis de ADN descubrió que se trataba de un híbrido de segunda generación. Es decir, el descendiente de un padre grizzly y una madre híbrida.
Los últimos ancestros comunes entre osos polares y pardos vivieron hace unos 500.000 años. Esto da a las especies cierto margen para generar vástagos fértiles, a diferencia de lo que habitualmente ocurre cuando dos especies cercanamente emparentadas se aparean, como es el caso por ejemplo de los descendientes de los cruces entre especies de équidos.
¿Quiere decir esto que los osos polares no se extinguirán? No. Los osos polares parecen condenados a desaparecer, según algunos estudios recientes, hacia el final de siglo. Sin embargo el proceso de hibridación con los osos pardos puede incluso acelerar este proceso de desaparición.
Los osos pardos por su parte lo tienen más fácil. A diferencia de otros osos, esta especie cuenta con una dieta variada que lo hace más resistente ante posibles cambios en los ecosistemas que habitan. Es posible por tanto que estos híbridos que hoy en día van apareciendo acaben reintegrándose entre los osos pardos, solo que aportando la impronta genética de los polares.
Pero los osos híbridos podrían ser tan solo la punta del iceberg. En las últimas décadas, las hibridaciones habrían sido comunes entre los mamíferos marinos de la región. Belugas, narvales o focénidos habrían sido algunas de las especies involucradas en estos intercambios genéticos. Expertos estadounidenses contabilizaron 34 posibles ejemplos de estas hibridaciones en un comentario en la revista Nature.
Los cruces entre especies de mamíferos marinos del ártico son especialmente frecuentes porque, explican, el número de cromosomas presentes en estas especies ha variado muy poco a lo largo de la historia de estos animales.
Aunque estos cruces no sean algo malo en sí mismos, sí podemos considerar que implican malas noticias. Por dos razones. En primer lugar, puesto que es indicador de la pérdida de hábitats que sufren las especies. Con poblaciones cada vez más aisladas, estas hibridaciones aumentan en frecuencia.
En segundo lugar, las hibridaciones pueden tener un efecto negativo sobre la biodiversidad en los ecosistemas, al implicar la reducción del número de especies presentes en cada región. Por si esto fuera poco, los ejemplos de hibridación no nos permiten hacernos una idea de la escala a la que está ocurriendo este fenómeno.
Los ecosistemas cambian y con ellos las especies que los conforman. Aunque los cambios sean naturales, la posibilidad de una pérdida de la biodiversidad asociada preocupa a algunos expertos. En cualquier caso, los cambios que presenciemos hoy dejarán su sello en los genes de las especies que habiten nuestro mundo mañana.
Imágenes | Anita Ritenour (portada) / Andrey Dvoretskiy (interior)
Ver 9 comentarios