No hay día en el que la naturaleza no nos de una sorpresa. Algunas de ellas son agradables, tanto como descubrir que toda una especie ha regresado de entre los muertos. La extinción es algo (por ahora) tan irreversible como la muerte, pero existen algunas especies a las que dimos por muertas antes de tiempo. Son las aves fénix del reino animal.
Cuando hablamos de la extinción de la especie hablamos de la desaparición de todos los especímenes de esta, el concepto está claro. Pero esa es la teoría. En la práctica es difícil saber con exactitud cuándo mueren los últimos ejemplares de una especie, al menos los que habitan en la naturaleza.
La Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza es una asociación que cataloga el estado de conservación de numerosas especies de animales y plantas. Es por ello que muchas veces funcionan como la “autoridad” a la hora de saber si una especie ha abandonado nuestro mundo.
Pero a veces la IUCN no cuenta con datos suficientes de avistamientos o un rápido descenso en el número de ejemplares puede llevar a asumir que una especie ha desaparecido cuando en realidad quedan un puñado de ejemplares. A veces ocurre, por tanto, que una especie que dábamos por extinta reaparece. En Xataka ya hemos hablado de algunos notorios ejemplos como el toki japonés o el takahē neozelandés.
Sin embargo los ejemplos de estas especies son numerosos. Estas son algunas de las especies “reaparecidas” en los últimos años. Algunas después de décadas. Otras después de milenios.
Paloma faisán
La paloma faisán cuelliverde o nunca negra (Otidiphaps insularis) es un ejemplo de ello. Cuando en 2022 unos investigadores grabaron un ejemplar de esta paloma en Papúa Nueva Guinea, los investigadores se dieron cuenta de que habían pasado 140 años desde el último avistamiento.
La paloma no estaba extinta pero ahora es considerada una especie en “peligro crítico” en la lista de la IUCN, que estima que existen entre 50 y 249 ejemplares adultos de la especie.
Jabalí enano
Otro animal que se creyó desaparecido durante décadas es el jabalí enano (Porcula salvania). El nombre de este animal nos permite hacernos una idea de su aspecto: muy similar a un jabalí en aspectos como su pelaje y su morro “achatado”; sin embargo este animal mide unos 25 centímetros.
Este animal, cuyo hábitat se encuentra en un área entre India, Nepal y Bután, fue redescubierto a mediados del siglo pasado, en 1971. La reaparición de este animal es doblemente importante ya que, aunque comparte familia taxonómica con cerdos y jabalís, esta especie es única en su género. IUCN considera que, con unos pocos cientos de ejemplares, este animal debe considerarse “en peligro”.
Cymatioa cooki
La siguiente especie representa un caso extremo. Cymatioa cooki era, hasta hace unos pocos años, un fósil, una especie que se creía extinta hace milenios, hasta 36.000 años según algunas estimaciones. El motivo es que esta especie de almeja solo era conocida por el registro fósil.
El hallazgo de un ejemplar moderno se produjo en 2018 en las aguas del Pacífico, en unas charcas de Santa Bárbara, en California. La especie habría permanecido “escondida” lejos de la costa, pero, según sospechan los responsables del hallazgo, las corrientes marinas asociadas a olas de calor acontecidas entre 2014 y 2016 habrían llevado sus larvas a la costa californiana.
Tigre (o lobo) de Tasmania
La lista de animales redescubiertos sigue, pero podría aún expandirse. El motivo es que algunas especies extintas se han convertido en auténticos críptidos. Es el caso del tilacino (Thylacinus cynocephalus), más conocido como tigre de Tasmania.
Desaparecido hace casi 90 años, este marsupial no solo era el único en su género taxonómico sino también en su familia. Este animal era más grande que los cánidos, con un peso que en la edad adulta rondaría los 25 kg. Su nombre deriva de su pelaje rayado, como el de un tigre y su origen en la isla Australiana de Tasmania.
Durante los últimos años han sido numerosos los relatos de avistamientos de este animal. Sin embargo no se cuenta con pruebas tangibles de que ningún ejemplar sobreviviera pasado el año 1936, cuando murió en el zoológico de Hobart Benjamín, el último tigre de Tasmania.
El tilacino no es el único “tigre” en convertirse en un críptido. En la isla de Java, algo semejante está sucediendo con el llamado tigre de Java. En esta ocasión sí estamos hablando de una subespecie de tigre (Panthera pardus melas), presuntamente extinta en la década de 1980 pero cuyos (también presuntos) avistamientos han perdurado hasta los últimos años.
Una especie puede extinguirse por diversos factores. A veces el factor humano tiene mucho que ver, ya sea por la caza o pesca de estos animales o por la destrucción de su hábitat. A veces la extinción es más “natural”. Animales y plantas no son inmunes a infecciones, como las infecciones víricas, que pueden diezmar su población más allá de la capacidad para recuperarse.
En Xataka | Hemos extinguido cientos de especies: por qué nos hemos obsesionado entonces con resucitar al dodo
Ver 0 comentarios