Una diminuta criatura encontrada en la frontera con Alaska es el pariente vivo más cercano de todos los animales

Un encuentro fortuito en las aguas salobres del lago Mono podría tener numerosas implicaciones para la ciencia e incluso para la medicina moderna

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Las cosas más pequeñas de nuestro planeta son las más fascinantes. Seguramente habrás escuchado más de una vez sobre el “último ancestro común” a todos los seres vivos al que hemos denominado LUCA, en esencia, el organismo unicelular procariota que guarda el secreto de nuestra existencia. Hace poco descubrimos que el origen de la vida fue mucho antes, y todo gracias a un sedimento en el fondo del mar. Ahora, en la frontera con Alaska, otra diminuta criatura se une a la lista.

El hallazgo. En las profundidades de las aguas salobres del lago Mono, en la Sierra Nevada oriental, un grupo de investigadores ha dado con un descubrimiento histórico: entre las famosas formaciones de toba del lago y la abundante artemia, encontraron una criatura intrigante e inusual oculta en el brazo salado del lago.

En esencia, acababan de dar con una forma de vida unicelular microscópica conocida como coanoflagelado. Pero no una cualquiera. Los estudios posteriores han arrojado otra certeza: se trata del pariente vivo más cercano de todo el reino animal.

Una criatura única. Estos diminutos organismos tienen la capacidad de dividirse y desarrollarse en colonias multicelulares, algo similar al proceso por el cual se forman los embriones animales. Sin embargo, es importante aclarar que no se trata de animales en sí mismos, aunque los coanoflagelados son un modelo clave para comprender la transición de la existencia unicelular a la multicelular.

Sea como fuere, el caso que nos ocupa es insólito, ya que se descubrió que este coanoflagelado en particular, el primero de su tipo conocido por la ciencia, albergaba su propio microbioma, estableciendo una relación física estable con las bacterias. “Se sabe muy poco sobre los coanoflagelados, y hay fenómenos biológicos interesantes que solo podemos comprender si entendemos su ecología”, ha contado Nicole King, profesora de UC Berkeley que estudia estas criaturas.

El estudio. Tal y como han explicado los investigadores de Berkeley, el trabajo nos lleva más de 650 millones de años atrás, intentando desvelar el origen de los animales. A menudo ignorados por los biólogos marinos, los coanoflagelados microscópicas contienen pistas para comprender los océanos antiguos repletos de organismos que anteceden a la evolución de los animales.

Dicho de otra forma, el hallazgo y su estudio debería proporcionar respuestas sobre los orígenes de las interacciones entre animales y bacterias, lo que llevó al desarrollo del microbioma humano. “Los animales evolucionaron en océanos que estaban llenos de bacterias. Si piensas en el árbol de la vida, todos los organismos que están vivos ahora están relacionados entre sí a través del tiempo evolutivo. Así que si estudiamos organismos que están vivos hoy, entonces podemos reconstruir lo que sucedió en el pasado”, subraya King.

Un descubrimiento sorpresa. Al parecer, cuando comenzaron el análisis de la minúscula criatura se encontraron con otro descubrimiento inesperado. Se detectó la presencia de ADN bacteriano dentro de la colonia hueca. Un segundo examen reveló que no se trataba de restos de bacterias consumidas por los coanoflagelados, sino de bacterias que vivían y pastaban dentro de la colonia. Esta relación simbiótica es la primera de su tipo que se documenta dentro de un coanoflagelado.

¿Por qué es importante? Como recuerdan en su trabajo, la comprensión de esta simbiosis única podría ser un paso fundamental para comprender el papel que desempeñan las bacterias al influir en el comportamiento de los coanoflagelados, como el apareamiento y la formación de colonias.

El descubrimiento de este especimen inusual ofrece una nueva perspectiva a través de la cual podemos observar las relaciones entrelazadas entre los microorganismos y su entorno, revelando en última instancia la delicada red de vida que da forma a nuestros ecosistemas y, potencialmente, a nuestra historia evolutiva.

Y mucho más. Como conclusión al estudio, los científicos hacen hincapié en lo que puede suponer a largo plazo para la ciencia o incluso la medicina modernas. Entender cómo los organismos unicelulares interactúan con las bacterias puede proporcionar información sobre las primeras etapas de la multicelularidad y sus ventajas evolutivas.

Además, la investigación podría arrojar luz sobre las interacciones complejas dentro del microbioma humano, lo que podría conducir a avances en el tratamiento de enfermedades vinculadas a desequilibrios microbianos.

Imagen | UC Berkeley

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