Las hierbas altas esconden otros secretos: acabamos de encontrar en la selva las cicatrices del poder de la civilización maya

Estos días se estrena 'En la hierba alta', la adaptación de una novela de Stephen King y su hijo, el también escritor Joe Hill sobre lo que puede ocultarse bajo los frondosos campos y las tupidas selvas. En otro registro completamente distinto, hoy nos hemos enterado de otro secreto que ocultan las copas de los árboles.

Bajo las selvas de Belice, un equipo de investigadores con la ayuda de Lidar han encontrado una enorme red de canales de transporte y campos de cultivo que ocupa más de 14 kilómetros cuadrados.

De lo que fue capaz la civilización maya

Hay unos 1.200 años, al final del periodo clásico, el pueblo maya se extendía por el sur de México, Guatemala y Belice. En unos 300 años, la poderosa civilización colapsaría rápidamente. No sabemos el motivo y no lo sabemos, entre otros motivos, porque los detalles mismos de la civilización eran en sí mismos un misterio.

Por ejemplo, los restos arqueológicos sugerían que las aglomeraciones urbanas eran enormes. Comparables incluso a algunas ciudades actuales. Y, sin embargo, no quedaban pruebas de que hubiera forma humana de alimentar a toda esa gente. Esto último es lo que hoy empezamos a entender gracias a un nuevo trabajo de PNAS.

Según el trabajo, las pruebas estaban ahí, ocultas a la vista. Y es que aunque los canales se han ido llenando de sedimentos, aparecen cristalinos ante Lidar. En el trozo de selva investigado los científicos encontraron 71 kilómetros de canales de tres metros de ancho entrecruzándose constantemente. Según parece, esa tupida red de canales conectaba ríos y facilitaba la conexión con el mar. Eran, por así decirlo, los Países Bajos del Caribe.

Estamos hablando de un complejo agrícola y comercial de un tamaño muy considerable. Tanto que ha llevado a los investigadores a reflexionar sobre el impacto medioambiental de todo esto. Durante años, los científicos han sospechado que la deforestación maya fue clave en su desaparición (su auge, de hecho, coincide con el mayor aumento del metano en épocas preindustriales). Estos datos muestran que esa hipótesis es posible.

Cambiar el clima podría no ser solo una maldición moderna.

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