Los eructos y pedos no son gratis en Nueva Zelanda. No al menos si salen de la garganta o el trasero de una vaca o una oveja. En un gesto pionero, que ha captado la atención de medio planeta, el Gobierno del archipiélago del Pacífico ha decidido impulsar un sistema de impuestos que gravará las flatulencias de su ganado. El Ejecutivo tiene un borrador sobre la mesa que, sin entrar en detalles todavía, plantea que los granjeros deban pagar por las ventosidades de sus reses y un sistema de incentivos para aquellos que, por ejemplo, empleen aditivos que las reduzcan las emisiones.
El objetivo: plantar cara de alguna manera a las emisiones de gases de efecto invernadero que genera el sector primario. No está mal en un país como Nueva Zelanda, donde hay muchos, muchos más animales que personas. Se calcula que por la nación se reparten más de 26 millones de ovejas y 10 millones de vacas. Los humanos no llegan sin embargo ni a los 5,1 millones.
¿Cuál es la situación en Nueva Zelanda? El archipiélago del Pacífico es un gran exportador agrícola y dispone de una amplia cabaña con millones de cabezas de ganado. En 2019 ganadería y agricultura representaban de hecho el 4,5% del PIB del país, porcentaje al que se añadía otro 4% de la industria transformadora. En cuanto a emisiones de gases de efecto invernadero, se calcula que alrededor de la mitad parten de la agricultura, sobre todo en forma de metano (CH4).
Puede que no se escuche hablar tanto de él como del dióxido de carbono (CO2), pero el metano juega un papel clave en el calentamiento global. El Panel Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático (IPCC), por ejemplo, le achaca entre el 30 y 50% del aumento de las temperatura.
Hay múltiples focos que emiten metano, pero uno de los más conocidos es el que genera el ganado durante la digestión. Según los cálculos elaborados por la FAO, aproximadamente el 44% de las emisiones del sector son CH4, seguido de óxido nitroso (29%) y dióxido de carbono (27%).
¿En qué consiste la medida? Lo que buscan las autoridades neozelandesas es precisamente plantar cara a ese reto. La propuesta del Ejecutivo consiste en gravar las flatulencias de las vacas y ovejas a partir de 2025. Aún no se sabe cuánto ni cómo se afrontará la complicada tarea de valorar la cantidad de gases que emite el ganado, pero el objetivo está claro. “Necesitamos reducir la cantidad de metano que ponemos en la atmósfera, y un sistema efectivo de fijación de precios de emisiones para la agricultura jugará un papel clave”, señala James Shaw, ministro de Cambio Climático.
A la hora de valorar las diferentes medidas, el Ejecutivo neozelandés ha contado con las recomendaciones de He Waka Eke Noa, una asociación del sector primario. Además de gravar las flatulencias de las reses, incluye otras medidas, como principios de buenas prácticas e incentivos para aquellos agricultores que consigan reducir sus emisiones. En The Telegraph apuntan al uso de aditivos en la alimentación que minimicen las emisiones o echar mano de la silvicultura. Las tasas variarán en función del gas y el dinero recaudado se usará, entre otros fines, para investigación.

¿Tiene riesgos? Sí. Como señala el diario británico, uno de los mayores riesgos de la medida neozelandesa es que incremente los costes de producción y el alza acabe repercutiendo sobre el precio de la carne y los consumidores. Quizás consciente de ese riesgo, el propio Ejecutivo divulgó un comunicado oficial en el que plantea otro enfoque: cómo su medida, pionera, puede dar a la industria ganadera nacional un valor extra, una fortaleza frente a otros competidores.
"Los clientes de todo el mundo exigen mayores niveles de sostenibilidad en los productos que compran, por lo que existe la posibilidad de obtener una ventaja competitiva real si podemos hacerlo bien y seguir avanzando hacia sistemas agrícolas sostenibles que estén preparados para responder al calentamiento global", explica el ministro de Agricultura, Damien O´Connor, en un comunicado en el que se avanza que las decisiones sobre cómo fijar las tasas se adoptará a finales de año.
¿Es el primer intento? La medida que prepara Nueva Zelanda es pionera y quizás marque el camino para otros países, pero desde luego no es el primer movimiento para reducir las emisiones contaminantes del ganado. A lo largo de los años se han puesto sobre la mesa diferentes opciones para reducir el impacto de las flatulencias de ovejas y vacas. Por ejemplo, se ha planteado el uso de ciertas algas —en concreto la alga roja Asparagopsis— para que las vacas produzcan menos gases o incluso mascarillas inteligentes para reses que filtrarían el metano de sus eructos.
Imágenes | Lomig (Unsplash) y Andrea Lightfoot (Unsplash)
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the_lord
Llevo en el sector de la nutrición animal bastantes años y puedo deciros que esta idea lleva sobrevolando el sector ganadero bastante tiempo. Es más, en USA he visitado alguna granja que ya fue construida de raíz con estas posibles restricciones en mente (buen manejo y gestión de residuos de origen animal). No es una ocurrencia de Nueva Zelanda, pero sí son los primeros en aplicarlo.
Quería comentar dos cosas. La mayoría de gobiernos y ganaderos les gusta pero no por la contaminació, que les preocupa bastante menos, si no porque con estos cargos se quitan de encima las granjas menos profesionales. Para unos es competencia, para otros son nidos de problemas.
Segundo cosa, hace ya tiempo que se trabaja en la reducción de metano sobre todo vía aditivos alimentarios como extractos de planta o malato (sal del ácido málico) principalmente. Una vez más no para evitar contaminación, no seamos ingenuos, sino porque el metano es uno de los residuos de la rumia (fermentación). Al reducir el metano se mejora la eficiencia energética de la rumia. En otras palabras, comen lo mismo y producen más.
La contaminación en esta ecuación es solo una conveniente coincidencia que ayuda a ponerse una medalla de cara al público en general.
pableras
Sorpresa.
Políticos solucionando problemas a base de impuestos.
No se cómo es que no le pusieron un impuesto al COVID para solucionar la pandemia, o cómo no son capaces de poner impuestos en algún sitio para acabar con el hambre en el mundo. ¿Y el conflicto de oriente medio? Que no se ha creado todavía el impuesto correspondiente.
migueeee
Vaya tontería. Una pose más, lo habitual de hipsters y clientes del greenwashing.
ElonMuskIsYourFather
En Países Bajos están pensando en lo mismo, aunque aquí les falta el terreno, así que las medidas no se quedarían ahi.
PS: El que no quiera pagar impuestos, que no tenga vacas. Así de simple, y como el mundo esta lleno de liberales listillos, veras si se reducen emisiones o no.
vodor
Al final van a terminar encerradas en edificios herméticos, con filtrado de aire, y vendiendo el gas generado … a este paso quizás a España.
nicetas
Se piensan que el resto del mundo quiere ser "sostenible" y por eso les compraremos la carne mucho más cara. Cuando la realidad es que los obsesionados por la "sostenibilidad" son minoría (en crecimiento, eso sí) y que una gran mayoría de ciudadanos va a comprar la carne más barata que encuentre, y muchos ni eso.
Se hacen trampas al solitario.
Sr_Truhan
¿Impuestos a los pedos y los eructos de las vacas? El chiste se cuenta solo...
A lo que habría que cobrar impuestos es a los REBUZNOS de nuestros políticos...
Como ya he dicho tantas veces, el calentamiento global, cambio climático, todo trolas fomentadas por los gobiernos para esto mismo, para subir impuestos, ahogar cada vez más al trabajador de a pié, mientras la clase dirigente vive a cuerpo de rey.
Nos cuentan una y otra vez la misma película, todo sustentado por unos informes del IPCC que son, supuestamente, respaldados por el 90% de los científicos a nivel mundial, cuando la verdad es que es un informe promocionado por la ONU y EE.UU., de forma interesada, que han desmentido en numerosas ocasiones muchos expertos (muchos de los cuales han trabajado para el propio IPCC y que no están de acuerdo con las conclusiones que se han sacado de sus trabajos) y que suscriben, si, una enorme cantidad de científicos... pero que poco o nada tienen que ver con el clima.
Lo más bonito, es que luego, afirman, sin sonrojarse que : "Puede que no se escuche hablar tanto de él como del dióxido de carbono (CO2), pero el metano juega un papel clave en el calentamiento global. El Panel Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático (IPCC), por ejemplo, le achaca entre el 30 y 50% del aumento de las temperatura.". Pero, alma de cántaro, como vais a achacar un porcentaje de lo que sea al aumento de temperaturas a nivel global SI NO SABÉIS qué causa el aumento de temperaturas en el planeta, si no sois capaces de explicar porqué se han producido el optimo climático romano, ni el período cálido medieval, no tenéis ni idea de porqué se han producido las distintas glaciaciones que ha sufrido nuestro planeta ni a que se han debido los cambios climáticos anteriores, y lo que es más grave, absolutamente NINGUNA de sus predicciones catastrofistas se han cumplido hasta el momento, ni sus avanzadas simulaciones han sido capaces de reproducir alguno de los cambios ya conocidos y menos de predecir nada de lo que está sucediendo en la actualidad. OJO, todo esto no lo digo yo, lo han firmado hace tres años casi 100 científicos italianos de reconocido prestigio, profesores de universidad, todos ESPECIALISTAS EN GEOLOGÍA Y CLIMA en una carta que se ha dirigido al gobierno italiano y a la ONU y que ha sido no solo ignorado, sino sistemáticamente silenciado.
A ver cuánto tardan en empezar a cobrarnos a nosotros por respirar... y las focas, aplaudiendo....
pos_soy_yo
Este artículo huele a pedo.