El océano es una fuente casi inagotable de misterios. Y entre los enigmas del mar los sonidos de origen desconocido representan una categoría propia. Misterios que vamos resolviendo poco a poco, como es el caso del extraño sonido que desconcertaba a los oceanógrafos desde hace una década.
Misterio resuelto. Un enigma que por fin ha sido resuelto por un equipo de investigadores de la NOAA (National Oceanic and Atmospheric Administration). Las responsables: las ballenas de Bryde (Balaenoptera brydei), una especie migratoria sobre cuyos hábitos aún sabemos muy poco.
Biotwang. El origen del misterio está en 2014 en las Islas Marianas, un archipiélago estadounidense ubicado en el Pacífico occidental, cerca de la más conocida fosa homónima. A este sonido se lo denominó el biotwang de las Marianas.
Este biotwang era un sonido “extraño, con características de sonido mecánico por encima de ciertas frecuencias”, según explica el equipo responsable de su identificación.
Buscando al culpable. Desde un comienzo las ballenas fueron el principal sospechoso, concretamente las ballenas barbadas o misticetos (Mysticeti). Sin embargo los primeros científicos en estudiar el sonido no llegaron a descifrar cuál era la especie responsable
Ya en 2018, el equipo de la NOAA estrechó el cerco en su investigación. Durante una de sus sondeos, un equipo de la agencia estadounidense se topó con 10 grupos distintos de ballenas de Bryde. Según señalan, en nueve de los 10 lugares donde se avistaron los cetáceos se grabaron también biotwangs.
Para confirmar la hipótesis que se les había presentado delante, el equipo decidió echar mano de las grabaciones oceánicas compiladas por la agencia a través de grabadoras instaladas en el lecho marino. Desde 2005, la NOAA había estado instalando estas grabadoras en 13 localizaciones distintas para grabar los sonidos del océano. Las grabaciones contenían más de 500 TB de datos, el equivalente a 200.000 horas de grabación: unos 23 años de “cinta”.
OK Google. El problema era evidente: procesar la información no iba a ser fácil. Así que ese año la NOAA decidió pedir ayuda a la Google, concretamente a su división dedicada a la inteligencia artificial, Google AI. El equipo de la agencia gubernamental y el de Google trabajaron conjuntamente para diseñar herramientas de aprendizaje automatizado (machine learning) apropiados para el trabajo.
Una vez completado este trabajo, el algoritmo tardó horas en hacer un trabajo que habría requerido años. El equipo publicó los detalles del estudio en un artículo en la revista Frontiers in Marine Science.
La herramienta que diseñaron es open source, por lo que también puede ser utilizada por el público general. Se trata de un modelo de clasificación de vocalización de mamíferos marinos multiespecie basado en aprendizaje automatizado.
Descifrando a la ballena de Bryde. Resolver el misterio del biotwang ha ayudado a conocer un poco mejor las costumbres de la ballenas de Bryde. El estudio de estos sonidos permitió identificar una “consistente presencia estacional” de biotwangs en el archipiélago de las Marianas y al este de la Isla Wake. Una presencia que, explica la NOAA, es exclusiva de este entorno, lo que hace pensar al equipo que se trata de una llamada que las ballenas realizan de forma exclusiva en estas regiones.
El estudio de los sonidos permite ahora al equipo saber que existe una población de ballenas de Bryde en el Pacífico noroccidental con una distribución amplia y con costumbres migratorias. Señalan, eso sí, que los desplazamientos de estos animales son complejos, posiblemente debido a los cambios en las condiciones ocaánicas.
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Imagen | Morningdew, CC BY-SA 3.0
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