El plan de este veterano exingeniero para devolver a Intel a la máxima relevancia parecía razonable
Pero por el camino se ha encontrado con muchos problemas inesperados
Y ha perdido el tren de la IA, lo que le ha acabado costando especialmente caro
En enero de 2021 Intel no estaba precisamente en su mejor momento. Bob Swan, nombrado CEO en 2019, no logró enderezar el camino, y dos años después el testigo lo cogía Pat Gelsinger, uno de los grandes veteranos de la empresa.
La empresa se enfrentaba al mayor reto de su historia: TSMC se había convertido en el líder de la industria de los semiconductores y le había robado la cartera a Intel, pero Gelsinger parecía tener muy claro el camino y puso en marcha la estrategia IDM 2.0.
El foco de este exingeniero parecía prometedor: Intel volvería a a apostar muy fuerte por volver a convertirse en absoluto protagonista de este ámbito. La estrategia IDM 2.0 y la intención de ser un fabricante para todos —y no solo para ella misma— parecían desde luego decisiones acertadas.
Los planes para crear esas nuevas plantas de fabricación en EEUU y Europa —para mitigar la dependencia de Asia— eran también llamativos. El gobierno de EEUU impulsó esos planes haciendo a Intel gran beneficiaria de su CHIPS Act. Gracias a dichas medidas, Intel recibiría 20.000 millones de dólares en préstamos y subvenciones para crear plantas de chips en EEUU.
Perdiendo el tren de la IA
Pero todas esas medidas no acabaron de funcionas. A esos esfuerzos sin resultados se le añadió el hecho de que Intel había perdido el tren de la IA. El auge de ChatGPT convirtió a NVIDIA en la empresa de semiconductores más importante del planeta junto a TSMC: de repente Intel quedaba relegada a un segundo plano.
El auge de TSMC primero y de NVIDIA después ha supuesto un cambio de escenario sorprendente. Intel, dueña y señora del mercado del PC durante más de cuatro décadas, se vio de repente superada por los acontecimientos, y a pesar de los esfuerzos de Gelsinger, nada parecía funcionar.
Llegar tarde a la IA le salió especialmente caro a la empresa, que cayó de forma notable en valoración de mercado y que tomó medidas drásticas. Por ejemplo, el despido de más de 15.000 empleados este pasado verano o el aplazamiento e incluso la cancelación de los planes para construir algunas plantas de chips en Europa.
Pero es que ni siquiera aquello que solía hacer bien salía bien. El avance en nuevos nodos fotolitográficos volvía a dar problemas, y la empresa, a pesar de generar buenas expectativas, no acababa de dar con la tecla. El nodo 20A acabó siendo cancelado para centrar el desarrollo del nodo 18A, y TSMC acabó convirtiéndose en un incómodo aliado.
Es necesario un cambio de timón
Intel ha lanzado sucesivas generaciones de chips durante el liderazgo de Gelsinger, pero los avances han sido menos llamativos de lo que apuntaban dichos chips. Meteor Lake, el que se suponía iba a ser el salto hacia delante más importante de Intel en los últimos 40 años, no ha acabado de cuajar como se esperaba.
Las dificultades también afectaron a las subvenciones del programa 'Chips and Science Act' de Estados Unidos, pero aun así Intel sigue siendo la mayor beneficiada de dichas dotaciones.
Las últimas noticias que han llegado no eran especialmente favorables tampoco. La empresa no fabricará los chips de la PS6 según fuentes cercanas al proyecto, y en estas horas bajas hasta se rumoreó recientemente que Qualcomm podría haber estado valorando comprar directamente Intel, aunque el interés de la empresa parece haberse difuminado.
La dimisión de Pat Gelsinger —que, algunos apuntan, era inevitable— es aparentemente la aceptación de que las medidas elegidas por Gelsinger no estaban funcionando. La empresa ya busca a su sucesor, pero mientras tanto dos de sus altos directivos —David Zinsner y Michelle Johnston Holthaus— ocuparán el cargo de coCEO con Frank Yeary como director ejecutivo del consejo.
A partir de aquí las incógnitas son tan enormes como los retos. TSMC y NVIDIA se han convertido en competidores formidables, pero Intel debería ser capaz de reaccionar y tratar de comenzar a enmendar el camino poco a poco.
¿Qué decisiones tomará Intel tanto en su estrategia IDM 2.0 como en IA? Es evidente que tiene que haber algún cambio: mantener el rumbo que estaban manteniendo con Gelsinger no tendría sentido tras su dimisión, y ahora queda por ver cuáles son las ideas que Intel plantea para su futuro.
Dicen que un problema es una oportunidad de mejora. Si el problema es el mayor de tu historia, estamos también (quizás) ante la mayor oportunidad de mejora de la historia de Intel. ¿Logrará resurgir y volver a lo que un día fue? Lo veremos.
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