El Gobierno de EEUU está decidido a fortalecer la industria de los semiconductores dentro de sus fronteras a cualquier precio. A finales de julio de 2022 el Congreso estadounidense aprobó la asignación de nada menos que 280.000 millones de dólares al desarrollo científico y tecnológico del país. No obstante, una parte importante de este dinero, unos 52.000 millones de dólares, está reservada específicamente a una partida de gran importancia estratégica para el país liderado por Joe Biden: la industria de los circuitos integrados.
Para EEUU es muy importante reducir su dependencia actual de los países asiáticos que dominan el mercado de los semiconductores, reforzar su cadena de suministro local, consolidar el rol que tienen los chips en su economía y proteger su desarrollo tecnológico de la más que probable incertidumbre en la que se sumiría si llegase a producirse un conflicto armado entre China y Taiwán. Estas son las razones más importantes por las que al Gobierno le interesa afrontar las enormes inversiones que ya está destinando a la industria de los chips.
EEUU ha puesto su punto de mira sobre los circuitos integrados de vanguardia
El plan de la Administración estadounidense parece ir bien. En junio de 2023 el Departamento de Comercio aceptó un paquete de solicitud de subvenciones de las empresas vinculadas a la industria de los chips por valor de 39.000 millones de dólares. Durante 2022 los fabricantes de circuitos integrados y dispositivos electrónicos estadounidenses anunciaron que invertirán conjuntamente un total de 166.000 millones de dólares a corto y medio plazo con el propósito de respaldar la estrategia del Gobierno.
Los fabricantes de circuitos integrados y dispositivos electrónicos estadounidenses invertirán conjuntamente un total de 166.000 millones de dólares a corto y medio plazo
Su plan, según Joe Biden, consiste en "conseguir que América recupere su liderazgo en la fabricación de semiconductores y sus cadenas de suministro de dispositivos electrónicos y energías limpias se vuelvan menos dependientes de otros países". No obstante, según Reuters el Gobierno está especialmente interesado en favorecer la fabricación dentro de EEUU de circuitos integrados de vanguardia, y no de cualquier tipo de chips, debido a que los semiconductores de alta integración son los que tienen un impacto más profundo tanto en la economía estadounidense como en su desarrollo tecnológico.
Actualmente la Administración está preparando la entrega de un paquete de subvenciones que irá a parar mayoritariamente a los fabricantes de circuitos integrados que están poniendo a punto plantas de vanguardia en suelo estadounidense. Las fuentes de Reuters no han confirmado el importe exacto de estas subvenciones, pero defienden que ascenderán a varios miles de millones de dólares. No debemos pasar por alto que la construcción y puesta en funcionamiento de una fábrica de chips de vanguardia cuesta entre 10.000 y 40.000 millones de dólares dependiendo de su tamaño y de la sofisticación de los equipos de litografía que va a utilizar.
Actualmente Intel está poniendo a punto varias plantas de chips de diferente envergadura en Arizona, Ohio, Nuevo México y Oregón cuyo coste conjunto es ligeramente superior a los 43.500 millones de dólares. TSMC, por su parte, está equipando su problemática fábrica de Arizona y construyendo una planta adicional en las proximidades de Phoenix. Su coste conjunto asciende a 40.000 millones de dólares. Y Samsung planea construir una planta de 17.300 millones de dólares en Texas.
Otros fabricantes de chips que también han proyectado la construcción de nuevas plantas en EEUU y que, por tanto, también podrán acceder a las subvenciones del Gobierno, son GlobalFoundries, Micron Technology y Texas Instruments. Confiemos en que Europa tome buena nota de los pasos que está dando EEUU y se aplique con más intensidad para desarrollar su industria de los semiconductores local más allá de las plantas de Intel y TSMC que están proyectadas en Alemania y Polonia.
Imagen de portada | ASML
Más información | Reuters
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