El mito de las tormentas de ideas: la ciencia confirma que las mejores ideas surgen en solitario

  • Las tormentas de ideas se enfrentan a dos grandes problemas psicológicos: el Efecto Ringelmann y el miedo individual a la exposición pública

  • Una revisión de 800 estudios ha determinado que las tormentas de ideas no son tan eficaces como las empresas piensan

Tormenta de ideas
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La creatividad y la innovación son el combustible para que las empresas prosperen y superen los retos que encuentran en su camino. Una de las herramientas más habituales para alcanzar esa innovación es poner en común las ideas de los empleados, y darle forma en equipo en una tormenta de ideas. En ella, todos los miembros de un equipo usa su experiencia, habilidades y motivación para aportar una idea que puede convertirse en el germen de un nuevo producto o en parte de la solución para un problema.

Sin embargo, una revisión metaanalítica conjunta de las universidades de California, Rice y Guelph (Canadá), asegura que las tormentas de ideas no serían tan útiles como pensamos.

Principios de la tormenta de ideas. La tormenta de ideas fue un concepto formulado por Alex Faickney Osborn en la década de 1950. Estudios realizados en universidades de Países Bajos aseguran que el método debe seguir cuatro reglas: generar la mayor cantidad de ideas posible, priorizar ideas inusuales u originales, combinar y perfeccionar las ideas y evitar las críticas a esas ideas durante el ejercicio.

Uno de los principios es que la sesión debe incentivar la creatividad. Dado que cada ser humano tiene un proceso creativo distinto, la sesión para la tormenta de ideas debe ser informal y desestructurada.

Mal desde la base. Las tormentas de ideas se basan en dos premisas. La primera de ellas parte del efecto motivador de la presencia de otros miembros del equipo, que estudios de la American Psychological Association habían estudiado.

Por otro lado, la hipótesis basada en investigaciones de la Universidad de San José (California) en la que se argumenta que la cantidad de ideas deriva en un incremento en la calidad de las mismas. Osborn afirmaba que la tormenta de ideas mejoraba el rendimiento creativo de los equipos en casi un 50% en comparación con el trabajo individual. Seis décadas más tarde, la evidencia sugiere algo muy distinto.

El Efecto Ringelmann: el grupo no suma fuerzas. El estudio realizado sobre 800 equipos de trabajo, sugiere que la tormenta de ideas no produce más ni mejores ideas que el trabajo individual. De hecho, se detectó que los miembros del equipo por separado generaban mejores ideas que cuando se exponían al conjunto, demostrando verse afectada por el efecto Ringelmann. Este fenómeno psicológico asegura que la incorporación de más personas a un equipo no incrementa su potencial sino que reparte el esfuerzo entre todos.

Además, se observó que la tormenta de ideas resultaba especialmente contraproducente en equipos grandes, bajo supervisión estricta y cuando la exposición de las ideas era oral en lugar de escrita.

Las tormentas de ideas obvian un detalle. Jeff Bezos reflexionaba en el podcast de Lex Fridman sobre la conveniencia de aportar un memorando por escrito en cada reunión. Es una practica que Jack Dorsey confesó utilizar en sus reuniones utilizando documentos compartidos para dar igualdad de oportunidades para expresarse a aquellas personas más introvertidas que permanecían calladas durante las reuniones presenciales.

Ese es solo uno de los factores psicológicos individuales que no se tienen en cuenta a la hora de valorar la utilidad de las tormentas de ideas. Hay cuatro razones principales por las cuales esta herramienta puede ser ineficaz:

  1. El efecto espectador. Una consecuencia que se ha descubierto del Efecto Ringelmann es que las personas tienden a esforzarse menos en equipo que en solitario, delegando en otros la iniciativa de proponer ideas.
  2. Escrutinio social. Los estudios realizados concluyen que se basa en la preocupación individual por las opiniones de otros miembros sobre sus ideas. Perciben que otros participantes son más experimentados, y reducen su rendimiento al proponer ideas. Especialmente habitual en personas de carácter introvertido e inseguro.
  3. Equiparación al promedio. El rasgo más evidente del efecto Ringelmann en la tormenta de ideas es la equiparación de los miembros más brillantes del equipo con el resto. En lugar de mostrar todas sus ideas, estos miembros evitan destacar y reducen sus aportaciones. Por lo que las ideas brillantes se convierten en mediocres por la exposición al grupo.
  4. Limitación de tiempo efectivo. Cuando la sesión se produce en un grupo grande, las personas tienden a expresar una idea a la vez para dejar tiempo efectivo para que otros compañeros se expresen, coartando y limitando el número de sugerencias vertidas. Al igual que sucedía en las reuniones de Jeff Bezos, los grupos de más de dos pizzas son más improductivos.

Un placebo para el bienestar de las plantillas. A pesar de estos defectos en su ejecución, la tormenta de ideas sigue siendo una práctica común en las empresas, que ya se llevan a cabo solo para generar las mejores ideas posibles. Que un equipo especializado se reúna para debatir sobre un problema o encontrar una nueva forma de hacer algo podría mejorar la experiencia individual de cada uno de ellos y mejorar las soluciones futuras.

Además, el carácter participativo de los empleados contribuye a su implicación en los proyectos mejorando su compromiso y motivación, independientemente de la calidad o cantidad de ideas que aporten.

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Imagen | pexels (Athena Sandrini)

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