Las cuentas son claras. La AIReF calcula que para mediados de siglo, cuando la generación del "Baby boom" tenga entre 73 y 93 años, España se acercará a los 16 millones de pensionistas, un volumen más que considerable si se tiene en cuenta que habrá alrededor de 28 millones de personas en edad de trabajar. La pregunta del millón, la que lleva tiempo botando sobre la mesa de los sucesivos Gobiernos, es: ¿Cómo mantener el sistema de pensiones a medida que lleguen esas nuevas tandas de jubilados, cómo mantener una estructura ya de por sí tirante?
Para responder a la pregunta es importante manejar un concepto clave que apunta precisamente al "Baby boom": el del Mecanismo de Equidad Intergeneracional.
Unos cuantos datos, para empezar. La Autoridad Independiente de Responsabilidad Fiscal, que advierte de una previsible aceleración en el gasto de las pensiones ya a partir de 2035, no es la única que maneja datos para la reflexión. Otra referencia son las proyecciones del INE: si atina en sus cálculos, en cuestión de década y media, en 2035, la población mayor de 65 años supondrá el 26% del total, porcentaje que se habrá disparado a un máximo del 30,4% en 2050.
Ambos datos superan de forma considerable al actual, del 20,1%. Más allá de los porcentajes hay otra cifra crucial para el sistema de pensiones y que lleva tiempo sobre la mesa de los sucesivos Ejecutivos: la jubilación de la generación del "Baby boom", la explosión demográfica registrada en España entre 1957 y 1955, lapso durante el que se rozaron los 14 millones de nacimientos.
Objetivo: la sostenibilidad del sistema. Para eso se planteó la Ley de 2021, diseñada con el fin de garantizar el poder adquisitivo de las pensiones y asegurar la sostenibilidad social y financiera del sistema. Con ese telón de fondo y las cifras de la AIReF o INE en el horizonte, en la reforma impulsada por el Gobierno —recién ratificada— se incluye una figura clave para respaldar la hucha de las pensiones: el Mecanismo de Equidad Intergeneracional (MEI). Clave tanto por su aspiración como el impacto que tiene ya en las nóminas de los trabajadores.
¿Qué es exactamente el MEI? En palabras del Ejecutivo, vía BOE, una herramienta que busca "preservar el equilibrio entre generaciones y fortalecer la sostenibilidad del sistema de la Seguridad Social a largo plazo". ¿Cómo? Haciendo colchón para el futuro. La activación del MEI, este mismo ejercicio, ha conllevado una cotización adicional por la que los salarios contribuyen cada mes al pago de las pensiones de los próximos años. Su finalidad —de nuevo citando al Gobierno— es "reactivar" el Fondo de Reserva de la Seguridad Social, la 'hucha' de las pensiones.
De la retórica, a las cifras. No todo es retórica. El MEI se traduce en porcentajes perfectamente definidos y que se dejan sentir en la nómina: una cotización del 0,6% que —como detalla el BOE del 17 de marzo— aumentará una décima anual en lo que resta de década hasta el 1,2%, valor que se mantendrá fijo entre 2030 y 2050. Su peso recaerá sobre empresa y asalariados de una forma que también está prevista. Con la cotización inicial del 0,6%, el 0,5% le corresponde a la empresa y el 0,1% al asalariado. Cuando a finales de esta década se alcance el porcentaje del 1,2% el reparto será, respectivamente, del 1% y 0,2%.
Los trabajadores por cuenta ajena verán reflejada la cotización en la parte de la nómina de contingencias comunes. La aportación también se extiende a quienes trabajen por cuenta propia, que ven aumentada su cotización en las cuotas. Según detalla Maldita.es, para un autónomo el incremento del tipo de cotización del 0,6% se traducirá —en función de su tramo e ingresos— en entre 4,5 y 27 euros.
¿Y cuál es el objetivo? "Activar" el Fondo de Reserva, más conocida como la 'hucha' de las pensiones. Los cálculos del ministro de Inclusión, Seguridad Social y Migraciones, José Luis Escrivá, apuntan a que para inicios de la década de 2040 la recaudación acumulada podría rondar los 130.000 millones de euros. Este año la suma se acercará ya a los 3.000 millones, cifra que seguirá incrementándose de forma progresiva hasta situarse en 2029 en los cerca de 6.000 anuales.
Un calendario (y tope) bien definido. No es la única clave del MEI, descrito ya en 2021. Para empezar a usar la bolsa habrá que esperar una década. Su manejo se hará además con sumas limitadas y —como cotización "finalista" que es— para financiar el incremento en el gasto de pensiones que acompañará a las jubilaciones del "Baby boom". "A partir de 2032 se empezará a desembolsar el dinero, pero entrarán más recursos que el ritmo al que se desembolse”, asegura Escrivá.
La bolsa podrá nutrirse también del excedente de un ejercicio cerrado con superávit por la Seguridad Social. Se deja claro además el tope que podrán sacar los sucesivos Gobiernos del Fondo de Reserva a lo largo de los años comprendidos entre 2033 y 2053. Ese máximo oscila entre el 0,1% y el 0,91% del Producto Interior Bruto, dato este último previsto para la etapa de mayor tensión.
¿Es la única medida adoptada? No. El MEI se complementa con otras medidas, como los incentivos a la demora de la jubilación, la penalización para quienes opten por anticiparla u otras estrategias contempladas en la reforma de las pensiones, como el aumento de la bases máximas o una cuota de solidaridad.
El nuevo mecanismo palia en parte la derogación del factor de sostenibilidad aprobado en 2013 y que asociaba la cuantía de las pensiones a la evolución de la esperanza de vida. En 2021 ya se contemplaba, de hecho, una revisión periódica a partir de 2032 con estudios oficiales para comprobar si el nivel de gasto de 2050 superaría el previsto tras descontar el efecto del factor de sostenibilidad.
Imagen de portada: Philippe Leone (Unsplash)
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