El primer día del internet del futuro en Europa: cómo la DSA y la DMA afectarán a las Big Tech (y a nosotros)

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DSA y DMA. No son los nombres de dos empresas de coches o de nuevos estándares de conectividad. Son de esos acrónimos que probablemente iremos oyendo más y más, sobre todo porque cambian las reglas del juego para las grandes tecnológicas que operan en Europa. Estas empresas ahora tendrán un poquito menos de poder y un poquito más de responsabilidad.

Qué es la Ley de Servicios Digitales (DSA). Esta legislación quiere regular prácticamente todos los aspectos que afectan al contenido digital, desde los algoritmos —podremos elegir sistemas no basados en nuestros intereses— hasta la desinformación, pasando por la publicidad y las  tiendas de aplicaciones. Las empresas se convierten en mucho más responsables de lo que publican. 

El primer borrador se anunció a finales de 2020, y entre otras cosas prohibe la publicidad online individualizada basada en aspectos como la religión, la orientación sexual o el origen étnico. También se prohiben los patrones oscuros y las plataformas deberán explicar por qué se ha retirado un contenido y proporcionar herramientas para reclamar en esos casos.

Qué es la Ley de Mercados Digitales (DMA). Con esta normativa, "hermana" de la anterior, las Big Tech se convierten en guardianas de nuestros datos. Se centra, eso sí, en empresas de servicios y no de hardware (Sony o Samsung quedarían fuera). Obligará por ejemplo a la interoperabilidad, lo que significa que nos espera un futuro en el que WhatsApp y Telegram estén conectadas.

Sin embargo otro punto especialmente destacable es que afecta a las tiendas de aplicaciones y sistemas de pago: la polémica entre Apple y Epic Games podría desaparecer en Europa, por ejemplo, aunque el concepto abre la puerta a muchas interpretaciones. Se favorece además la innovación para que pequeñas startups puedan competir, y los usuarios podrán instalar otros navegadores o desinstalar aplicaciones y configuraciones preinstaladas en sus dispositivos.

Ganan los usuarios. La DSA y la DMA benefician especialmente a los usuarios de internet, que ganan más libertad y opciones a la hora de utilizar sus dispositivos y el software y servicios asociados a ellos.

Las empresas y plataformas que dominan actualmente el mercado tendrán que ceder algunos de sus viejos privilegios si no quieren enfrentarse a multas millonarias (hasta el 10% del volumen de negocio total anual mundial de la empresa infractora) o incluso si no quieren que se prohiba el uso de esos productos y servicios en el viejo continente.

Contra los monopolios y jardines amurallados. Como indica la propia FAQ de la UE, esta iniciativa de la Unión Europea es una forma más de luchar contra el inmenso poder de las Big Tech. Empresas como Amazon, Apple, Google, Meta o Facebook tendrán que ponerse las pilas y prepararse para cumplir todos los requisitos de la DSA y la DMA.

Es especialmente significativo esa lucha contra los ecosistemas cerrados que ahora son la base del funcionamiento de la mayoría de estas empresas: todas ellas tendrán que habilitar sistemas de transferencia de datos entre unas y otras, algo que probablemente es un gran reto tecnológico en sí mismo. Los gigantes de la tecnología ya están en marcha para cumplir esos requisitos, y además tendrán margen de tiempo para hacerlo,  no obstante.

Ya está en vigor (pero aún tardará en activarse). Las nuevas leyes han entrado en vigor esta semana, el 1 de noviembre, pero se comenzarán a aplicar seis meses después de esa fecha, a partir del 2 de mayo de 2023. A partir de ese momento, en la DMA por ejemplo "los guardianes de acceso potenciales tendrán dos meses para notificar sus servicios básicos de plataforma a la Comisión si alcanzan los umbrales cuantitativos establecidos por dicha Ley".

La notificación tendrá por tanto que tener lugar el 3 de julio de 2023, y a partir de ahí la Comisión tendrá 45 días laborables para evaluar y designar como tal a ese guardián de acceso, algo que se produciría el 6 de septiembre de 2023. Una vez designado, ese guardián tendrá seis meses para ajustarse a los requisitos de la DMA, lo que hará que por fin la legislación —que ciertamente no será fácil de aplicar— se active para ese guardián de acceso a partir del 6 de marzo de 2024.

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