Cada día surgen nuevas tiendas online. Independientemente de a qué se dediquen, todas tienen algo en común: necesitan una pasarela de pago para facilitar el intercambio de dinero con los clientes. Y dentro de las pasarelas de pago disponibles en el mercado, Stripe es la solución que está creciendo más rápidamente.
En principio cualquier tienda online podría implementar su propia pasarela de pago. Podría, por ejemplo, poner un número de cuenta para que el cliente realice una transferencia o bien llamar al cliente cuando ponga el pedido para pedirle el número de tarjeta de crédito o ponerse de acuerdo en cómo realizar el pago. Pero lo normal es ofrecer al cliente pagar directamente desde la web y para ello hay que cumplir muchas normativas. Usar una pasarela de pago especializada facilita este proceso enormemente.
Stripe, crecimiento imparable
El crecimiento de Stripe es encomiable. Es una empresa muy techie cuyo negocio principal es facilitar la integración de pagos en páginas web, aunque se ha extendido a ayudar en la facturación e incluso terminales de pago para tiendas físicas.
Stripe permite que sus clientes usen sus API para ofrecer a sus clientes el pago desde la página web. Lo más común es la tarjeta de crédito, pero al tener infraestructura en muchos países permite el pago con monederos y demás sistemas curiosos restringidos a ciertas áreas (por ejemplo, pagos ACH en EEUU, Giropay en Alemania o WeChat en China).
Además Stripe permite integrar completamente el método de pago en la tienda online, sin necesidad de redirigirse a una página de un tercero, que siempre es una experiencia de usuario poco elegante y que genera fricción. También se encargan de cumplir con las reglas de facturación del país del cliente (por ejemplo, el pago del IVA), cumplir con la normativa de seguridad (como PSD2 en la UE) y un largo etcétera de servicios opcionales que facilitan la vida al que simplemente quiere vender algo de forma online.
Y todo esto lo hace a precios bastante competitivos: por ejemplo en España cobra un 1,4% más 0,25 euros por operación si la tarjeta de crédito es europea, sin un mínimo mensual. Esto es menos de lo que pagan algunos negocio offline por tener un TPV de un banco.
Historia de Stripe
Lo curioso del tema es que Stripe es una empresa relativamente nueva. Surgió en 2010 cuando ya existían millones de tiendas online y soluciones maduras para las pasarelas de pago.
En junio de 2010 pasó por Y-Combinator, una de las aceleradoras de startups más importantes del mundo, que pasó a ser socio. Desde entonces ha recibido inversiones por más de 1.000 millones de dólares de inversores importantes como Sequoia Capital o Peter Thiel. La última ronda de financiación valoraba la empresa en 35.000 millones de dólares.
De momento no parece que tengan planes por salir a bolsa, lo cual impide conocer de forma profunda las cifras que manejan. Pero lo cierto es que muchos informes independientes, como el Datanyze o el de SimilarTech señalan que Stripe ya es el segundo del ranking, por detrás de PayPal y creciendo vertiginosamente. Y es que el 80% de los consumidores americanos han usado alguna vez Stripe para pagar (aunque no lo sepan).
Un mercado que parecía maduro
Lo sorprende de todo esto es que cuando surgió Stripe el mercado ya estaba muy maduro. Paypal existía desde hacía más de 10 años y prácticamente monopolizaba el sector. Pero no era el único. Google había lanzado dos años antes su Google Checkout y Amazon su Amazon Payment hacía tres años. ¿Es lógico que un mercado con un gran dominante y con dos empresas tecnológicas omnipresentes entrando fuerte en el mercado deje hueco para un competidor fuerte? No lo parece pero así fue.
En el fondo el mayor inconveniente que tenían los sistemas de Paypal, Google y Amazon era que para realizar el pago se realizaba una redirección. Es decir, las tiendas online perdían momentáneamente de vista a su cliente, no controlaban la experiencia del usuario a la hora de realizar el pago.
Stripe vieno a solucionar eso y pasó a todos por la derecha. Stripe se centró en buscar integraciones totales con las tiendas online y eso, junto con sus tarifas competitivas, hizo que muchas tiendas se pasaran en masa a su sistema. De hecho Paypal ya ofrece integración total, ante la dura competencia de Stripe, pero a unas tarifas inasumibles para las tiendas más pequeñas.
Por tanto Stripe es una solución que vale para todo el mundo, tanto los pequeños como los grandes, que ayuda a cumplir con la regulación financiera y se integra perfectamente en las webs.
Claro que no son los únicos que han llegado para competir con Paypal. De hecho hay una lista de competidores bastante amplia como Square (proviene del mundo de los TPVs), Baintree o Authorize.
Stripe ofrece muchos otros servicios interesantes. El más sonado últimamente es Stripe Atlas, que se sale completamente de las pasarelas de pago y ayuda a formar una startup en EEUU con todos los requisitos legales y financieros.
Competidores nacionales
Aparte de los competidores globales mencionados anteriormente, Stripe tiene competidores nacionales en cada país. Por eso en su expansión intenta cubrir sistemas de pago especiales de cada país, ya que es la única forma de competir en un mercado financiero que sigue muy fragmentado.
En España, concretamente, tenemos dos soluciones nacionales bastante presentes como RedSys y CECA. Suelen operar con redirección, es la típica ventana que aparece del banco y que manda un SMS para confirmar el pago con tarjeta que se puede ver en muchas tiendas online españolas.
El problema de estas soluciones nacionales es que pueden estar muy bien en España, y también si hay un mix entre TPV físico y online, pero si la tienda tiene intención de expandirse es muy conveniente usar una solución global como Stripe, que permite métodos de pago alternativos muy usados en algunos países.
Definitivamente Stripe está creciendo con motivo, pues están proporcionando una solución global a un problema muy concreto que tienen todas las tiendas online, con muchas opciones, flexibilidad y tarifas ultracompetitivas. Todavía está lejos de alcanzar a PayPal pero no dudo que lo hará.
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