Actualmente el 37% de los 35 proveedores de componentes de Apple que residen en Vietnam son en realidad compañías chinas. Hace diez años esta circunstancia habría requerido un análisis profundo para identificar qué estrategia subyace bajo estas prácticas de las empresas chinas, pero en la coyuntura actual la explicación es evidente. EEUU y sus aliados está intentando expulsar a las compañías chinas de múltiples sectores fuera de la cadena de suministro global, y esta es una de las estrategias que el Gobierno de Xi Jinping ha ideado para evitarlo.
Lo que está sucediendo con la industria de las tierras raras ilustra con claridad esta tendencia. China domina la extracción y el procesado de estos elementos químicos cruciales para la industria tecnológica, la del coche eléctrico o la de las energías renovables. De hecho, en 2019 este país asiático dio respuesta a entre el 85 y el 95% de la demanda de tierras raras de todo el planeta, lo que ha provocado que EEUU y sus aliados estén forjando pactos que les permitan marginar a China sacándola de la cadena de suministro en la que participa la alianza.
Este plan ya está en marcha. A principios de enero de 2023 la empresa minera LKAB, que está administrada por el Estado sueco, identificó un yacimiento de tierras raras en el norte del país, que, según sus cálculos, contiene más de un millón de toneladas de estas materias primas. Si finalmente la explotación de este yacimiento resulta ser viable Europa dará un paso hacia delante muy importante en su independencia de las tierras raras chinas. Lo interesante es que la industria de los semiconductores china está soportando una presión similar.
Las tecnológicas chinas están invirtiendo cantidades millonarias en el Sudeste Asiático
SMIC (Semiconductor Manufacturing International Corporation) es el mayor y más importante fabricante chino de circuitos integrados, y como tal está notando con mucha intensidad la presión de las sanciones de EEUU. El pasado 15 de mayo Joe Biden, el presidente de EEUU, publicó una hoja informativa en la que anunció un incremento muy importante de los aranceles que se aplican a las importaciones de China. En 2025 los aranceles a los que están sometidos los circuitos integrados procedentes de China en particular pasarán del 25 al 50%.
Algunos países del Sudeste Asiático, como Vietnam o Tailandia, reúnen las condiciones necesarias para erigirse como las mejores opciones al alcance de las tecnológicas chinas
Lo curioso es que aunque este aumento todavía no ha entrado en vigor SMIC ya está notando con claridad el golpe de EEUU. Y lo está notando debido a que la Administración estadounidense ha creado el clima propicio para reorganizar la cadena de suministro global asociada a la industria de los circuitos integrados con un propósito: dejar fuera a los fabricantes de chips chinos. Este es el desafío al que se enfrenta China, y, como he mencionado unas líneas más arriba, una de las estrategias que ha implementado para protegerse consiste en llevar sus empresas más allá de sus propias fronteras.
Y en este contexto algunos países del Sudeste Asiático, como Vietnam o Tailandia, reúnen las condiciones necesarias para erigirse como las mejores opciones al alcance de las tecnológicas chinas a la hora de diversificar su propia cadena de producción. La mano de obra en estos países es relativamente económica y a sus Gobiernos les interesa ponérselo fácil a las empresas extranjeras, sean o no chinas, con el propósito de que se instalen dentro de sus fronteras y les ayuden a desarrollar su nivel de industrialización y su economía.
Según Nikkei Asia, China es el país que más ha invertido en Vietnam durante 2023: nada menos que un 25% de la inversión total procedente del extranjero. A cierta distancia, con un 19%, se encuentra Singapur. Japón le pisa los talones con un 18%, y Corea del Sur queda algo rezagada con un 12%. En la coyuntura actual las grandes compañías de tecnología chinas no pueden permitirse quedarse solo dentro de China. Para proteger su negocio tienen que reforzar y diversificar la cadena de suministro en la que participan, y este doble propósito requiere poner a punto nuevas fábricas y plantas de ensamblaje más allá de sus fronteras.
Más información | Nikkei Asia
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