A las acciones de Telefónica se las denomina "matildes" debido a que en 1967 se hizo una campaña para anunciar su ampliación de capital en la que José Luis López Vázquez decía a su mujer "¡Matilde, Matilde, que he comprado telefónicas!". Desde entonces la acción de Telefónica ha sido un buen refugio de valor para muchas familias, basándose siempre en un buen negocio detrás y un dividendo atractivo.
Sin embargo últimamente esto no es así. En los últimos cinco años la progresión de la acción no ha sido muy buena y más recientemente la crisis del coronavirus ha golpeado fuerte a la cotización. Estamos ante un momento delicado para los que mantienen en su cartera las populares acciones.
La historia de las acciones de Telefónica
En 1924 se crea la Compañia Telefónica Nacional de España y solo un año después (el 31 de marzo de 1925, hace nada menos de 95 años), comenzó a cotizar en bolsa. El principal accionista era International Telephone and Telegraph Corporation (ITT) con sede en Nueva York.
Los años 30 fueron muy convulsos, con el crack del 29 afectando todas las cotizaciones, una República muy precaria y la Guerra Civil, que suspendió la bolsa desde 1936 a 1940. Además, al finalizar la contienda Franco decide nacionalizar la compañía y compra a ITT el 79,6% de la empresa.
Por tanto ya no estamos ante una empresa privada sino pública, aunque antes de esta nacionalización ya contaba con una autorización para explotar el servicio telefónico, que era un monopolio público.
Sin embargo, aunque Telefónica pasaba a ser pública, un porcentaje seguía en manos privadas cotizando en bolsa. Y el Estado acometió varias ampliaciones de capital para dotar de fondos a la empresa sin necesidad de usar dinero público. Es por ello el anuncio de 1967 donde se comenzó a llamar a la acción "matilde".
La acción vivió un periodo espectacular hasta 1973, donde la crisis del petróleo afectó duramente a España y los títulos bajaron. Sin embargo mantuvieron jugosos dividendos que mantuvieron el interés popular por la acción.
El siguiente hito importante fue su privatización. En 1995 y 1997 el Estado decidió salirse completamente de la empresa para introducir la competencia en el sector. Las OPVs fueron un éxito y después de ellas la cotización se disparó, alcanzando un tope en marzo de 2000 con una capitalización busátil (es decir, lo que vale la compañía) de 106.370 millones de euros. Después vino la caída de las puntocom, pero volvió a remontar y este récord se superó en 2007, rozando los 107.000 millones de euros.
La oportunidad perdida de 2013
La crisis financiera e inmobiliaria también golpeó con fuerza a Telefónica, sus ingresos bajaron y la cotización también. Y en 2013 sonó un rumor con bastante fuerza: que AT&T estaba interesada en comprar la compañía.
Según las informaciones que se filtraron el Gobierno vetó la operación debido a que consideraron que la compañía era estratégica. La oferta era jugosa: 70.000 millones en efectivo y hacerse cargo de la deuda que tenía en aquellos momentos (52.000 millones de euros), es decir, valoraban la compañía en 122.000 millones de euros.
Vista la trayectoria en bolsa desde entonces, esa aproximación fue una oportunidad perdida por los accionistas. Aunque el problema fue un veto político, que por cierto seguramente fuera ilegal ya que el periodo de acción de oro (vetos a compras extranjeras de empresas privatizadas) había caducado ya.
La cotización en mínimos
Los últimos cinco años han sido para olvidar para Telefónica. En noviembre de 2015 la acción llegó a cotizar a 12 euros por acción y ahora está por debajo de los 3 euros. El último año ha sido el más duro, la crisis del covid-19 ha hecho que en durante 2020 el precio haya caído a menos de la mitad. La capitalización bursátil está por debajo de los 16.000 millones de euros.
Lo increíble de esta cifra es que es inferior al precio de la OPV de 1997, cuando el Estado se desprendió del 20% restante que le quedaba de la compañía. En aquella ocasión el precio de venta del Estado valoraba la compañía en 17.820 millones de euros.
Entonces estábamos hablando de una Telefónica mucho más pequeña, restringida a España, poco internacionalizada y con servicios de telecomunicaciones mucho más básicos. Pero es cierto, también, que con mucha menos competencia.
Y por primera vez en muchos años Telefónica ya no está entre las diez empresas más grandes de España. Es más, ni siquiera es la más grande tecnológica pues Cellnex Telecom y Amadeus son más grandes.
¿Está Telefónica lista para llegue un pez grande y la compre? Realmente no, pues debido a la crisis del Covid el Gobierno de España ha vuelto a crear una acción de oro y cualquier operación tendría que se autorizada. De todas formas ya se vio en 2013 que una operación de este tipo, aunque legalmente fuera posible sin intervención de las autoridades, en la práctica hay vetos políticos que no se pueden evitar.
Imagen | Simon Schellpeper
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