El cable eléctrico entre Europa y América: la nueva apuesta para intercambiar energía renovable y reducir precios

  • En el estudio plantean que en los próximos 20 años la mayoría de las redes estarán descarbonizadas

  • Gracias a las diferencias horarias entre ambos continentes, el cable transatlántico optimizaría la generación eléctrica

Electricidad
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Europa ha cerrado el año con un aumento del precio de la luz por dos factores: el fenómeno del "dunkelflaute", que reduce la producción de energía renovable durante el invierno, y el envejecimiento de las redes eléctricas. Esta situación ha provocado una volatibilidad en los precios, que un equipo de estudio ha encontrado revertirlo.

Interconexión atlántica. Un análisis realizado por Ember ha demostrado que un cable eléctrico transatlántico entre Europa y América del Norte representa la mejor opción para una electrificación renovable. La iniciativa busca facilitar el intercambio de energía entre ambos continentes, aprovechando las diferencias horarias y las variaciones climáticas para optimizar la generación eólica y solar, y el consumo de electricidad.

Una necesidad creciente. En el estudio plantean que en los próximos 20 años la mayoría de las redes estarán descarbonizadas. El motivo se debe a la electrificación de sectores como el transporte, la calefacción y la industria, junto con la creciente demanda de electricidad para centros de datos y sistemas de aire acondicionado, hará que la demanda eléctrica aumente considerablemente en ambos continentes. Este incremento en la demanda refuerza la necesidad de una interconexión entre ambas redes eléctricas que optimice el flujo de energía y reduzca la volatilidad de los precios.

Conectar a través de un cable submarino. La propuesta de Ember facilitaría la transmisión de electricidad en un solo sentido y uniría dos de las redes continentales más grandes del mundo, permitiendo un intercambio profundo de energía y mejorando la eficiencia del mercado energético. Además, desde Ember han explicado que el proyecto es totalmente factible y ponen como ejemplo el proyecto en curso entre Marruecos y Reno Unido (3.6 GW, 4,000 km), este sistema permitiría un intercambio eficiente de electricidad entre ambos continentes.

Cabría añadir que gracias a las diferencias horarias entre Europa y América del Norte, el cable transatlántico optimizaría la generación eléctrica. Este intercambio también permitiría una mayor estabilidad en los precios de la electricidad, ya que las fluctuaciones de oferta y demanda se suavizarían entre los dos continentes.

Los desafíos. Aunque el impacto del proyecto proporcionaría seguridad energética en ambas regiones y se cumpliría con los objetivos de descarbonización, el estudio también presenta unos problemas. Por un lado, el alto coste de la infraestructura necesaria y los desafíos técnicos asociados a ello. Por otro lado, la coordinación internacional entre los gobiernos, así como la llegada de Donald Trump a la Casablanca y toda su política dirigida hacia los combustibles fósiles. Además, la situación actual geopolítica también puede provocar sabotajes, como ya ocurrió con el cable de Finlandia y Estonia.

En resumen, la investigación ha concluido acerca de la interconexión entre ambos continentes supone una solución técnica y puede garantizar un futuro energético. A pesar de los desafíos, tanto técnicos como geopolíticos, el concepto de un sistema energético global interconectado constituye una perspectiva valiosa para abordar los problemas energéticos del futuro.

Imagen | Unsplash y Unsplash

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